Pensamientos, sentimientos, reflexiones con sinceridad y profundidad, compartidas abiertamente. Prosa, poesía (a veces) y música selecta, para un encuentro diferente entre quienes quieren participar de mi blog.
Wednesday, December 31, 2008
LA CONSTELACIÓN DE AMIGOS
¡Qué hermoso es mirar el cielo en una noche despejada y ver en su extensión la Vía Láctea!
Y también es agradable saber que uno pertenece a ella.
Nuestro vida va trazando una constelación que se despliega como la Vía Láctea en el cielo.
Es una constelación integrada por los amigos, por seres entrañablemente queridos, por todos los que nos valoran, aprecian y quieren bien y por quienes tenemos sentimientos recíprocos.
Más allá o más acá de circunstanciales discrepancias –tengo que decirlo— que son naturales contingencias por tener cada quien su libertad de pensamiento.
Pero lo importante a subrayar, es que la amistad no se empaña, no se pierde ni se desvanece por esas discrepancias, en tanto les sabemos adjudicar su lugar, y no predominan en absoluto sobre lo que es esencial.
Con motivo de la Navidad y el Año Nuevo, envié a amigos y conocidos más de 110 saludos.
Me cuesta pensar que haya quienes ni siquiera se hayan tomado el pequeño tiempo para responder un saludo, o que ya se hayan convertido en tan insensibles que no les importe quienes les hacen llegar sus mejores deseos, como para al menos corresponderlos.
Otras personas en cambio, me han hecho llegar hasta dos veces sus saludos, por vías y maneras distintas. Y otro tanto he hecho yo.
En total, y al llegar al final del año, he recibido 44 mensajes en respuesta.
O sea que hubo 66 personas que no respondieron.
En términos porcentuales el 6O% permaneció silencioso, en tanto el 40% respondió.
Es posible que en los próximos días, ya entrado el Año Nuevo, algunos del 60% silencioso se hagan presentes con mensajes. Es posible que cuando recibieron el mío estuviesen de vacaciones, y recién al regresar encuentren su correo electrónico extenso, y tendrán que disponerse a verlo en detalle y a responder a cada quien.
Y si el silencio persiste, así quedará.
Pero me siento profundamente conmovido y complacido con el 40% que respondió.
Es una más que alentadora y hermosa constelación de amigas y amigos desparramados por el mundo.
Y cuando pienso que en el escaso tiempo de mi existencia he podido lograrlo, ello me hace feliz.
Empiezo el año junto a todos ellos y ellas. Lo comenzamos y transitaremos juntos, cada vez más en contacto, cada vez más recordándonos y teniéndonos en cuenta mutuamente.
Cada vez intercambiando más pensamiento bueno y creativo.
Y yo intentaré aún que esa constelación de amigos se agrande.
enigma
Saturday, December 13, 2008
LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO
Actualmente, los que abjuran de Jesús imponen que en los negocios y en la sociedad no se pueda desear más “Feliz Navidad”, sino que hay que decir “Felices Fiestas”, ¡no sea que alguien no cristiano se vaya a ofender!!
A este colmo hemos llegado. Y la sociedades otrora consideradas cristianas, se han dejado pisotear y avasallar.
Cada vez, las Fiestas de Fin de Año, con mucho acierto llamadas “Tradicionales”, han ido perdiendo su vigencia en grado creciente.
Es como si el mundo occidental –al menos— dijese: esas son cosas de la tradición, cosas históricas. En otras palabas, son cosas del pasado.
¡Claro! Hay tantos problemas en el mundo que alguien bien puede decir ¿de qué fiestas me hablas? No tengo nada que festejar. Ni ánimo, ni ganas, ni interés.
Porque se supone que nadie ha de festejar por el mero hecho de hacerlo, cumpliendo un compromiso, siguiendo una tradición, que ya no le toca ni le significa algo.
Si no hay fiesta en tu corazón, o espíritu de fiesta, o estás de luto, o has perdido tu empleo, o lo que es peor, tu amor, ciertamente no tienes espíritu para festejar.
Deja que festejen aquellos que tengan razones para estar alegres.
Pero no podemos dejar de lado tan fácilmente el tema, porque hay otros aspectos no menos importantes que rodean a las fiestas, a la Nochebuena y Navidad, y al Fin de Año y Año Nuevo.
Uno de esos aspectos importantes es que las fiestas son una excusa válida, o un motivo adecuado, para que la familia se reúna.
En algunos países eso puede ser muy fácil y hasta innecesario. En una ciudad pequeña, se ven con frecuencia y se reúnen cuando quieren.
Familias existen que han vivido siempre agrupadas, en un barrio, en un sector de una ciudad. Tal vez no necesiten reunirse por causa de las fiestas, pues saben unos de otros permanentemente.
Esto no es así en países grandes en extensión geográfica, donde las familias por las imposiciones prácticas de la vida, se esparcen y distancian. En ese caso, las fiestas son un motivo aglutinante, la razón para un encuentro que toca a lo fundamental: al tronco común que de todos aquellos que pertenecen al mismo hacen al concepto de familia.
Tristemente hay familias divididas, peleadas, que no han aprendido a perdonarse y reconciliarse, y así han perdido uno de los dones más preciados que pueden ejercerse en esta existencia.
Pero en forma abrumadoramente mayoritaria, la gente viaja muchos kilómetros, para reunirse como familia, especialmente en Navidad. Eso de por sí, tiene sentido. Eso es válido como tal, más allá o más acá de la razón primaria de la celebración, el nacimiento de Jesús.
Y aquí voy al segundo aspecto importante. Uno que actualmente se ha relativizado totalmente, y está desvirtuado al punto de haber perdido vigencia.
Si se quiere una causa hermosa y única para festejar –más allá de todos los reveses que el año que se va nos haya deparado— es el nacimiento de Jesús.
Pero realmente sólo lo pueden celebrar quienes tienen fé, aquellos para quienes Jesús no es simplemente un hombre, un guía, sino el Señor, o sea, el dueño de sus vidas, alguien que les inspira a vivir y a morir, con una calidad divina, superando el estadio simplemente humano.
Y entonces vienen a colación entretelones que hoy no se ocultan, sino que se exponen a todo quien indague un poco.
Esos entretelones nos indican que el 25 de diciembre, fue originamente el Día del Sol Invictus, una fecha pagana, que la Iglesia absorbió y transformó en suya.
Toda la historia da cuenta de un nacimiento de Jesús por el mes de abril, y no en pleno invierno boreal.
Luego viene el lugar del nacimiento, que no fue Belén de Judea, al Sur del territorio –como quieren las versiones políticamente interesadas de su tiempo-- sino en Nazareth, al Norte. O sea, no en territorio de Judá, sino de Israel. Y esto no es algo meramente circunstancial o un detalle sin importancia, sino que tiene implicancias de largo alcance.
Pero además, los negadores de Jesús, aquellos a quienes les rechina la sola pronunciación de su nombre, se han esforzado --¡y vaya si lo han conseguido!— en comercializar la fecha, en trivializarla, y en crear sujetos ficticios que remplacen u oculten al principal personaje de la Navidad, que obviamente, es Jesús, y ningún otro.
Entonces aparecen Santa Claus, o Papá Noël, y todo se reduce a una fiebre por comprar, azuzada deliberadamente por una verdadera inundación de mensajes publicitarios por todos los medios posibles. Esto acompañado del famoso árbol…
Y lo más ridiculo, lo más absurdo, es que las iglesias mismas, han caído en esa sutil trampa, y en sus templos arman arbolitos, y ponen regalos, etc.
Jesús queda oculto, ni mencionado. ¿Qué se celebra en Navidad? le preguntaron a un niño, y éste muy inocente respondió: “Que viene Santa Claus!”
Pero las iglesias –católica romana y protestantes históricas—han hecho su cuota parte también, para perder la autoridad que otrora tuvieron en los pueblos.
¿Con qué autoridad y autenticidad, se puede proclamar el Evangelio, cuando tantos sacerdotes han cometido pedofilia?
¿Con qué honestidad intelectual pueden proclamarse valores y desafíos a ser mejor, cuando se transa y adoptan ideologías sustancialmente incompatibles con los principios cristianos (la mal llamada “teología de la liberación”) o se acepta que haya obispos gay y pastoras lesbianas?
Las iglesias pues, originalmente llamadas a vehicular el entendimiento y la compresión cabal de la Navidad, han cavado su propia fosa.
En medio de ese vacío ahora triunfan las que yo llamo corporaciones religiosas, verdaderas industrias que venden un producto llamado Jesús, y llenan sus bolsillos desde el cobro de entradas para escuchar predicar, a las ventas de libros, revistas, CDs, DVDs, adornos, tarjetas, y cuánta cosa pueda imaginarse.
También en medio de ese vacío, han aparecido las tantas y variadas formas de cultos modernos dirigidos a los “hermanos del cosmos”, o la revitalización de antiguas formas religiosas que son un sincretismo de rituales paganos con rituales católico-romanos: la umbanda, el candomblé, el vudú o la diablada, por nombrar algunos.
Por otro lado, están quienes se afanan cada día porque haya un mundo donde Jesús esté oculto, arrinconado, archivado, olvidado.
De ello, obtienen miserables pingües ganancias. Las de las corporaciones trasladándose a países donde hay mano de obra barata, y los trabajadores no están siquiera agremiados, pero son vilmente explotados.
Las de los hacedores de tatuajes, las de la enorme industria pornográfica, las de los traficantes de personas, las de los narcotraficantes, las de los políticos corruptos, las de los zares de las altas finanzas, las de las industrias bélicas, las de los que determinan los destinos del mundo tras bambalinas.
Y así vamos, y así estamos.
Nos falta, desde el acto muy simple y sencillo de reunirnos con los seres queridos, familiares y amigos en torno a una mesa, para compartir algo de comer y de beber, remontar las bajuras del mundo de la inmundicia, y elevarnos al plano de la dignidad.
Entonces, cada celebración, se transforma en un himno de victoria y de esperanza. En un cántico a la vida, superando a la muerte.
¡Siempre es posible cambiar!
Y el cambio ¡tiene que empezar por nosotros!
Queridos todos: ¡Felices Fiestas y que 2009 sea el mejor año por vivir!
enigma
P.D.: Quiero aclarar que tengo amigos que son gay, y es posible que alguna amiga fuese lesbiana, aunque es más difícil determinarlo. También tengo amigos que son partidarios de la llamada "teología de la liberación", y por supuesto otros que se oponen a ella. No le quito a nadie el derecho a creer y a desarrollar su fe. Otro tema es que la iglesia como tal, acepte entre sus miembros o autoridades, a personas que pueden resultar incompatibles con las bases fundamentales de su práctica religiosa. No es mi problema.
A este colmo hemos llegado. Y la sociedades otrora consideradas cristianas, se han dejado pisotear y avasallar.
Cada vez, las Fiestas de Fin de Año, con mucho acierto llamadas “Tradicionales”, han ido perdiendo su vigencia en grado creciente.
Es como si el mundo occidental –al menos— dijese: esas son cosas de la tradición, cosas históricas. En otras palabas, son cosas del pasado.
¡Claro! Hay tantos problemas en el mundo que alguien bien puede decir ¿de qué fiestas me hablas? No tengo nada que festejar. Ni ánimo, ni ganas, ni interés.
Porque se supone que nadie ha de festejar por el mero hecho de hacerlo, cumpliendo un compromiso, siguiendo una tradición, que ya no le toca ni le significa algo.
Si no hay fiesta en tu corazón, o espíritu de fiesta, o estás de luto, o has perdido tu empleo, o lo que es peor, tu amor, ciertamente no tienes espíritu para festejar.
Deja que festejen aquellos que tengan razones para estar alegres.
Pero no podemos dejar de lado tan fácilmente el tema, porque hay otros aspectos no menos importantes que rodean a las fiestas, a la Nochebuena y Navidad, y al Fin de Año y Año Nuevo.
Uno de esos aspectos importantes es que las fiestas son una excusa válida, o un motivo adecuado, para que la familia se reúna.
En algunos países eso puede ser muy fácil y hasta innecesario. En una ciudad pequeña, se ven con frecuencia y se reúnen cuando quieren.
Familias existen que han vivido siempre agrupadas, en un barrio, en un sector de una ciudad. Tal vez no necesiten reunirse por causa de las fiestas, pues saben unos de otros permanentemente.
Esto no es así en países grandes en extensión geográfica, donde las familias por las imposiciones prácticas de la vida, se esparcen y distancian. En ese caso, las fiestas son un motivo aglutinante, la razón para un encuentro que toca a lo fundamental: al tronco común que de todos aquellos que pertenecen al mismo hacen al concepto de familia.
Tristemente hay familias divididas, peleadas, que no han aprendido a perdonarse y reconciliarse, y así han perdido uno de los dones más preciados que pueden ejercerse en esta existencia.
Pero en forma abrumadoramente mayoritaria, la gente viaja muchos kilómetros, para reunirse como familia, especialmente en Navidad. Eso de por sí, tiene sentido. Eso es válido como tal, más allá o más acá de la razón primaria de la celebración, el nacimiento de Jesús.
Y aquí voy al segundo aspecto importante. Uno que actualmente se ha relativizado totalmente, y está desvirtuado al punto de haber perdido vigencia.
Si se quiere una causa hermosa y única para festejar –más allá de todos los reveses que el año que se va nos haya deparado— es el nacimiento de Jesús.
Pero realmente sólo lo pueden celebrar quienes tienen fé, aquellos para quienes Jesús no es simplemente un hombre, un guía, sino el Señor, o sea, el dueño de sus vidas, alguien que les inspira a vivir y a morir, con una calidad divina, superando el estadio simplemente humano.
Y entonces vienen a colación entretelones que hoy no se ocultan, sino que se exponen a todo quien indague un poco.
Esos entretelones nos indican que el 25 de diciembre, fue originamente el Día del Sol Invictus, una fecha pagana, que la Iglesia absorbió y transformó en suya.
Toda la historia da cuenta de un nacimiento de Jesús por el mes de abril, y no en pleno invierno boreal.
Luego viene el lugar del nacimiento, que no fue Belén de Judea, al Sur del territorio –como quieren las versiones políticamente interesadas de su tiempo-- sino en Nazareth, al Norte. O sea, no en territorio de Judá, sino de Israel. Y esto no es algo meramente circunstancial o un detalle sin importancia, sino que tiene implicancias de largo alcance.
Pero además, los negadores de Jesús, aquellos a quienes les rechina la sola pronunciación de su nombre, se han esforzado --¡y vaya si lo han conseguido!— en comercializar la fecha, en trivializarla, y en crear sujetos ficticios que remplacen u oculten al principal personaje de la Navidad, que obviamente, es Jesús, y ningún otro.
Entonces aparecen Santa Claus, o Papá Noël, y todo se reduce a una fiebre por comprar, azuzada deliberadamente por una verdadera inundación de mensajes publicitarios por todos los medios posibles. Esto acompañado del famoso árbol…
Y lo más ridiculo, lo más absurdo, es que las iglesias mismas, han caído en esa sutil trampa, y en sus templos arman arbolitos, y ponen regalos, etc.
Jesús queda oculto, ni mencionado. ¿Qué se celebra en Navidad? le preguntaron a un niño, y éste muy inocente respondió: “Que viene Santa Claus!”
Pero las iglesias –católica romana y protestantes históricas—han hecho su cuota parte también, para perder la autoridad que otrora tuvieron en los pueblos.
¿Con qué autoridad y autenticidad, se puede proclamar el Evangelio, cuando tantos sacerdotes han cometido pedofilia?
¿Con qué honestidad intelectual pueden proclamarse valores y desafíos a ser mejor, cuando se transa y adoptan ideologías sustancialmente incompatibles con los principios cristianos (la mal llamada “teología de la liberación”) o se acepta que haya obispos gay y pastoras lesbianas?
Las iglesias pues, originalmente llamadas a vehicular el entendimiento y la compresión cabal de la Navidad, han cavado su propia fosa.
En medio de ese vacío ahora triunfan las que yo llamo corporaciones religiosas, verdaderas industrias que venden un producto llamado Jesús, y llenan sus bolsillos desde el cobro de entradas para escuchar predicar, a las ventas de libros, revistas, CDs, DVDs, adornos, tarjetas, y cuánta cosa pueda imaginarse.
También en medio de ese vacío, han aparecido las tantas y variadas formas de cultos modernos dirigidos a los “hermanos del cosmos”, o la revitalización de antiguas formas religiosas que son un sincretismo de rituales paganos con rituales católico-romanos: la umbanda, el candomblé, el vudú o la diablada, por nombrar algunos.
Por otro lado, están quienes se afanan cada día porque haya un mundo donde Jesús esté oculto, arrinconado, archivado, olvidado.
De ello, obtienen miserables pingües ganancias. Las de las corporaciones trasladándose a países donde hay mano de obra barata, y los trabajadores no están siquiera agremiados, pero son vilmente explotados.
Las de los hacedores de tatuajes, las de la enorme industria pornográfica, las de los traficantes de personas, las de los narcotraficantes, las de los políticos corruptos, las de los zares de las altas finanzas, las de las industrias bélicas, las de los que determinan los destinos del mundo tras bambalinas.
Y así vamos, y así estamos.
Nos falta, desde el acto muy simple y sencillo de reunirnos con los seres queridos, familiares y amigos en torno a una mesa, para compartir algo de comer y de beber, remontar las bajuras del mundo de la inmundicia, y elevarnos al plano de la dignidad.
Entonces, cada celebración, se transforma en un himno de victoria y de esperanza. En un cántico a la vida, superando a la muerte.
¡Siempre es posible cambiar!
Y el cambio ¡tiene que empezar por nosotros!
Queridos todos: ¡Felices Fiestas y que 2009 sea el mejor año por vivir!
enigma
P.D.: Quiero aclarar que tengo amigos que son gay, y es posible que alguna amiga fuese lesbiana, aunque es más difícil determinarlo. También tengo amigos que son partidarios de la llamada "teología de la liberación", y por supuesto otros que se oponen a ella. No le quito a nadie el derecho a creer y a desarrollar su fe. Otro tema es que la iglesia como tal, acepte entre sus miembros o autoridades, a personas que pueden resultar incompatibles con las bases fundamentales de su práctica religiosa. No es mi problema.
Wednesday, December 10, 2008
AMISTAD ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER
Hay personas –especialmente mujeres— que niegan la posibilidad de que realmente exista una amistad auténtica, seria, y verdadera entre un hombre y una mujer.
Siempre creen que si algo pasa entre personas de ambos sexos, es que debajo de las apariencias debe haber algo más. Que uno de los dos está buscando algo más que amistad. Dicho sea de paso, en un concepto muy superficial o limitado de lo que es la amistad.
Quisiera entonces, personalmente, y desde aquí, negar totalmente que eso sea necesariamente así. Me complazco en tener buenas, leales y sinceras amigas, que son nada menos que eso: amigas.
Y ¿por qué un hombre habría de tener amigas? Pues porque eso es lo normal de la vida, del relacionamiento social y humano a cualquier nivel y en cualquier lado. En el deporte, en el estudio, en el trabajo, en el baile, donde sea, y también claro está, en el relacionamiento entre familias, surgen amistades. Raro sería que una mujer no pueda tener hombres amigos.
Extraño sería que un hombre no pueda tener mujeres amigas.
De modo que quienes piensan que eso no es posible, están atrasados siglos en sus conceptos, y desde el Siglo XXI que vivimos, les digo con paciencia y afecto, que despeguen, que no se queden anquilosados a un pasado totalmente superado.
Negar que un hombre y una mujer puedan ser amigos, es algo retrógrado.
Y ahora, voy a dar un paso más. El paso de la actualidad, el paso de la sociedad y la cultura actuales.
Alguien me preguntaba hace poco: ¿tú concibes que un hombre y una mujer que son amigos, lleguen en un momento a intimar y sigan siendo amigos?
Y mi respuesta directa, inmediata y sincera, fue: sí.
Porque cuando la amistad es verdadera y profunda, hay momentos muy especiales, críticos en la vida de una persona, que necesitan de la comprensión, el cariño y el consuelo de la otra. Y en esos momentos, caricas, besos, abrazos, y lo que pueda venir después, son una vía muy humana de expresar ternura, apoyo, y de ofrecer un refugio de paz y de recuperación.
Y luego…amigos como siempre. No hay nada que reprocharse mutuamente. No hay nada que presumir mutuamente más allá de aquel o aquellos momentos. No hay que hacer planes de futuro que impliquen una unión permanente o cosas semejantes.
Amigos como antes, como entonces, como después.
La intimidad no denigra a nadie, y en todo caso, enaltece a ambos, al confiarse a tal punto, y poderse mirar a los ojos con gratitud y cariño.
Por eso, hace unos años ya, escribí estas palabras, que hoy sigo sosteniendo personalmente como válidas. Titulé a esta serie de afirmaciones:
Para encontrarnos en un pasillo y darnos un “hola!”
Para escuchar tus cuitas y tú las mías
Para consolarnos y alentarnos
Para reir juntos y hacer mejor la vida
Para aconsejarte cuando lo precises
Para recibir tus consejos cuando los necesite.
Para entendernos y confiarnos mutuamente
Para conocernos más y mejor
Para mirarnos a los ojos y sentir fuerte
Para disfrutar de estar juntos
Para tener secretos entre los dos
Para saber que podemos vivir todo cuanto queramos, y seguir siendo amigos
Hubo una amiga que las leyó, y a todas dijo: sí.
A pesar de eso, nadie piense que nuestra amistad se movió al plano de la intimidad. Sí que hemos compartido cosas muy personales y tenemos secretos entre los dos.
Pero como no es la única amiga, puede haber alguna otra o alguna que esté en el futuro, a quien aún no conozco, que también diga sí a todas esas afirmaciones, y lleguemos hasta a intimar.
Sólo cuando se es profundamente humano, cuando se entienden las debilidades y necesidades del alma de forma amplia y comprensiva, es cuando en un momento de soledad, de desesperación, luego de algún acontecimiento trágico, un hombre y una mujer pueden prodigarse indistintamente, el apoyo y aliento que la otra parte necesita.
No entender esto, es no entenderse como humano, uno mismo.
Eso pienso.
enigma
Siempre creen que si algo pasa entre personas de ambos sexos, es que debajo de las apariencias debe haber algo más. Que uno de los dos está buscando algo más que amistad. Dicho sea de paso, en un concepto muy superficial o limitado de lo que es la amistad.
Quisiera entonces, personalmente, y desde aquí, negar totalmente que eso sea necesariamente así. Me complazco en tener buenas, leales y sinceras amigas, que son nada menos que eso: amigas.
Y ¿por qué un hombre habría de tener amigas? Pues porque eso es lo normal de la vida, del relacionamiento social y humano a cualquier nivel y en cualquier lado. En el deporte, en el estudio, en el trabajo, en el baile, donde sea, y también claro está, en el relacionamiento entre familias, surgen amistades. Raro sería que una mujer no pueda tener hombres amigos.
Extraño sería que un hombre no pueda tener mujeres amigas.
De modo que quienes piensan que eso no es posible, están atrasados siglos en sus conceptos, y desde el Siglo XXI que vivimos, les digo con paciencia y afecto, que despeguen, que no se queden anquilosados a un pasado totalmente superado.
Negar que un hombre y una mujer puedan ser amigos, es algo retrógrado.
Y ahora, voy a dar un paso más. El paso de la actualidad, el paso de la sociedad y la cultura actuales.
Alguien me preguntaba hace poco: ¿tú concibes que un hombre y una mujer que son amigos, lleguen en un momento a intimar y sigan siendo amigos?
Y mi respuesta directa, inmediata y sincera, fue: sí.
Porque cuando la amistad es verdadera y profunda, hay momentos muy especiales, críticos en la vida de una persona, que necesitan de la comprensión, el cariño y el consuelo de la otra. Y en esos momentos, caricas, besos, abrazos, y lo que pueda venir después, son una vía muy humana de expresar ternura, apoyo, y de ofrecer un refugio de paz y de recuperación.
Y luego…amigos como siempre. No hay nada que reprocharse mutuamente. No hay nada que presumir mutuamente más allá de aquel o aquellos momentos. No hay que hacer planes de futuro que impliquen una unión permanente o cosas semejantes.
Amigos como antes, como entonces, como después.
La intimidad no denigra a nadie, y en todo caso, enaltece a ambos, al confiarse a tal punto, y poderse mirar a los ojos con gratitud y cariño.
Por eso, hace unos años ya, escribí estas palabras, que hoy sigo sosteniendo personalmente como válidas. Titulé a esta serie de afirmaciones:
Podemos ser amigos
Para encontrarnos en un pasillo y darnos un “hola!”
Para escuchar tus cuitas y tú las mías
Para consolarnos y alentarnos
Para reir juntos y hacer mejor la vida
Para aconsejarte cuando lo precises
Para recibir tus consejos cuando los necesite.
Para entendernos y confiarnos mutuamente
Para conocernos más y mejor
Para mirarnos a los ojos y sentir fuerte
Para disfrutar de estar juntos
Para tener secretos entre los dos
Para saber que podemos vivir todo cuanto queramos, y seguir siendo amigos
Hubo una amiga que las leyó, y a todas dijo: sí.
A pesar de eso, nadie piense que nuestra amistad se movió al plano de la intimidad. Sí que hemos compartido cosas muy personales y tenemos secretos entre los dos.
Pero como no es la única amiga, puede haber alguna otra o alguna que esté en el futuro, a quien aún no conozco, que también diga sí a todas esas afirmaciones, y lleguemos hasta a intimar.
Sólo cuando se es profundamente humano, cuando se entienden las debilidades y necesidades del alma de forma amplia y comprensiva, es cuando en un momento de soledad, de desesperación, luego de algún acontecimiento trágico, un hombre y una mujer pueden prodigarse indistintamente, el apoyo y aliento que la otra parte necesita.
No entender esto, es no entenderse como humano, uno mismo.
Eso pienso.
enigma
Thursday, December 4, 2008
VOLVER A EMPEZAR
Volver a empezar se presenta aparentemente como algo muy dificil, casi un imposible. Y sin embargo, en mi propia vida, he tenido –según me dijeran varias personas-- algo que nunca pensé: “coraje” me expresaron. El coraje de comenzar de nuevo.
Reflexionando sobre eso, debí reconocer que tenían razón. No había pasado siquiera por mi mente, pero visto en perspectiva, sí, tuve coraje, me jugué, me ayudó mi fe, y conocerme a mi mismo, mis capacidades y limitaciones. Me ayudaron mi educación, mi nivel cultural y mis valores.
Es cierto que a veces todo ello no es suficiente. Que entrar en una nueva situación, una nueva cultura, sociedad, costumbres, forma de vida, no es facil, y a veces se hace una cuesta arriba demasiado empinada.
Eso pasó. Y eso logré.
Pero hay muchas otras instancias que implican un volver a empezar.
Por supuesto que con nosotros, como sombra que nos acompaña, va toda una experiencia de vida. Somos quienes somos y como somos, y eso determina respeto y consideración en redor.
Pero volver a empezar, significa no obstante plantearse un nuevo punto cero.
A veces es un borrar y cuenta nueva.
Es dar vuelta la página, es decir adiós a un montón de cosas, y decir bienvenidas a otras que intuimos o percibimos pero que no conoceremos hasta vivenciarlas, y ya estaremos entonces en la nueva relidad.
Cuando el pasado nos pesa mucho, tenemos la tentación y la inercia de dejar pasar los días, meses y hasta años, sin tomar una decisión.
Y cada día que pasa, es una puerta que se cierra o que hemos dejado cerrar.
Entonces sobreviene de pronto la urgencia de volver a empezar. El paso es doloroso, se nos hace dificil tal vez el momento mismo de cerrar definitivamente un presente, para abrirnos a un futuro.
Pero eso es vivir. Vivir es confiar, vivir es arriesgar a equivocarnos, sentir que estamos vivos, es en medio de toda esa experiencia, saber que nuestra mente está ágil y fresca, y que nuestro corazón es capaz de latir a tambor batiente.
El otro aspecto de volver a empezar, es tener la certeza y serenidad de que hemos meditado suficientemente el paso que vamos a dar. No se trata de una decisión al vuelo, irracional, o meramente emocional.
Es una decision con los pies en la tierra.
Pero no dudes amiga, amigo, si debes tomarla. No te cierres un futuro distinto, que puede ser tuyo ¡ya hoy mismo!
Que el pasado y el presente no te pesen como para transformarse en barreras infranqueables. No hay barrera que no podamos superar si nos lo proponemos.
A veces el viento no viene de popa, no corre a nuestro favor, y tenemos que esperar el momento oportuno para un giro del timón. ¡Pero estemos listos para darlo!
Quiero subrayar que tiene que ser una decisión bien medida, bien meditada. Porque lo más probable es que una vez que la hemos tomado ya las circunstancias en torno nuestro cambien de tal manera, que una vuelta atrás, sea imposible.
El que puesto a arar la tierra mira hacia atrás, no puede trazar surcos rectos y paralelos.
No sirve mirar para atrás.
Vivir es mirar para adelante a partir del presente.
Y por eso, siempre es posible partir de un nuevo punto cero, y volver a empezar.
enigma
Thursday, November 27, 2008
EL PODER DE SANAR
Oh, sí. Algunos se sorprenden que soy un hombre de fé. ¿Acaso existe alguna criatura humana que no tenga fé?
El punto clave no es que tengamos fé, sino cuál es el centro de nuestra fe.
Hay quienes tienen fé en el propio ser humano (¡terminan defraudados!), o en su ideología, o en su partido político, o en hipotéticos hermanos del cosmos, o en un árbol o un animal, o en su cuadro deportivo.
Pero yo tengo fe en Dios, o –como prefiero llamarle, siguiendo al gran teólogo suizo Paul Tillich— el Ser en Sí. Un Ser en Sí que esta tras todo cuanto existe, pero que lo supera, pues Él es. Eternamente es. Él es el ser que está detrás de todo cuanto existe, de todo cuanto se transforma, de todo cuanto para nosotros nace y muere.
Él por tanto está en nosotros, y en el mar, las rocas y las estrellas. Hermanos que somos junto a toda la creación que le manifiesta.
Él es la quintaesencia del Ser y del Poder de Ser.
Él es una inteligencia cósmica, que apenas podemos atisbar desde nuestra limitada y efímera tercera dimensión.
A esa inteligencia la describen las leyes que los humanos descubrimos en la naturaleza, la describen ecuaciones, la describen la relatividad y la mecánica cuántica, porque su huella es matemática.
Pero, estamos llamados con nuestra inteligencia a descubrir la suya, a sintonizar con ella, y a obrar con ella. A aumentar su cuota de poder y de acción con nuestros semejantes, en forma conciente.
Y eso que puede surgir, brotar y crecer en nosotros, es la fé en Él.
A Él pues, en diálogo, en ese diálogo íntimo, directo, sin intermediarios, que llamamos plegaria, u oración, le he pedido por muchas y muchos, por terceros, por otras criaturas.
Por mi, sólo le he pedido que me conceda el don de sanar. Y les confieso que lo anhelo.
El don de poder usar mis manos para vehicular su poder, y restaurar cuerpos y espíritus.
Sólo eso, tan sólo eso.
Tal vez el momento se aproxima. Tal vez, cuando menos lo espere se dará.
Porque una cosa sé, El nunca nos deja ni nos abandona.
Él está conmigo, a pesar de no merecerle, y Él ya me dio sobradas muestras de que eso puede ser posible. Porque una vez se dio, y si se dio, puede volver.
Perdonen la digresión, queridos lectores.
Pero es parte de mi compartir con ustedes. A corazón abierto.
enigma
Sunday, November 23, 2008
UN HOMENAJE A MUJERES ESTUPENDAS
A veces hacemos homenajes. Y –muy lamentablemente— los homenajes suelen ser póstumos.
Soy un firme postulante y abogado en favor de los homenajes en vida, que es realmente cuando cuentan, muy especialmente para la persona homenajeada.
Porque entiendo que es ahí cuando el homenaje tiene su efecto. Cuando llega a quien se lo ha merecido.
Los homenajes póstumos huelen a regodeo de los homenajeadores, pero nunca pueden llegar a la persona que los motiva, por ello no me resultan coherentes.
Y hoy quiero homenajear a mujeres. A estupendas mujeres. A mujeres que tienen un mensaje que dar, un conocimiento que compartir, y un espíritu de servicio que las enaltece.
No conocía a ninguna de ellas anteriormente. Las conocí apenas esta tercera semana de noviembre, en que me tocó la suerte de compartir una actividad con ellas.
Sus procedencias son diversas, sus especialidades también, pero su ahinco, su dedicación, su espíritu inquieto, y sobre todo, su talento y sus cualidades personales les pertenecen a pleno.
Para no hacer distingos, pues todas ellas son relevantes, las voy a mencionar por orden alfabético, y me voy a permitir poner sus fotos, para que si alguien se encuentra con alguna de ellas, sepa que está ante un ser humano de calidad, sensible, educado, creativo e inteligente.
Nathalie Applewhite, del Pulitzer Center, estadounidense.
Alessandra Durstine, estadounidense, de la American Cancer Society.
Dra. Elba Estéves, uruguaya, encargada del Programa de Cesasión del Tabaquismo, en su país
Norma Ruiz, puertorriqueña, bibliotecaria de la Commodity Futures Trading Commission, en Washington D.C.
Fué un verdadero privilegio conocerlas, y es para mi un gusto enorme brindarles este pequeño pero sincero homenaje.
¡Se lo merecen!
enigma
Soy un firme postulante y abogado en favor de los homenajes en vida, que es realmente cuando cuentan, muy especialmente para la persona homenajeada.
Porque entiendo que es ahí cuando el homenaje tiene su efecto. Cuando llega a quien se lo ha merecido.
Los homenajes póstumos huelen a regodeo de los homenajeadores, pero nunca pueden llegar a la persona que los motiva, por ello no me resultan coherentes.
Y hoy quiero homenajear a mujeres. A estupendas mujeres. A mujeres que tienen un mensaje que dar, un conocimiento que compartir, y un espíritu de servicio que las enaltece.
No conocía a ninguna de ellas anteriormente. Las conocí apenas esta tercera semana de noviembre, en que me tocó la suerte de compartir una actividad con ellas.
Sus procedencias son diversas, sus especialidades también, pero su ahinco, su dedicación, su espíritu inquieto, y sobre todo, su talento y sus cualidades personales les pertenecen a pleno.
Para no hacer distingos, pues todas ellas son relevantes, las voy a mencionar por orden alfabético, y me voy a permitir poner sus fotos, para que si alguien se encuentra con alguna de ellas, sepa que está ante un ser humano de calidad, sensible, educado, creativo e inteligente.
Nathalie Applewhite, del Pulitzer Center, estadounidense.
Alessandra Durstine, estadounidense, de la American Cancer Society.
Dra. Elba Estéves, uruguaya, encargada del Programa de Cesasión del Tabaquismo, en su país
Norma Ruiz, puertorriqueña, bibliotecaria de la Commodity Futures Trading Commission, en Washington D.C.
Rosa Carolina Sandoval, peruana, Economista, Master en Políticas Públicas, trabajando para la Organización Panamericana de la Salud.
Fué un verdadero privilegio conocerlas, y es para mi un gusto enorme brindarles este pequeño pero sincero homenaje.
¡Se lo merecen!
enigma
Wednesday, November 12, 2008
Hoy quiero escribir del Amor
Hoy quiero escribir del amor.
Del amor que necesitamos y no encontramos. Del amor que sabemos nos devuelve vitalidad, alegría, el sabor de estar, el gusto de compartir.
Es ciertamente lo más hermoso que podemos experimentar, y cuando lo perdemos, se nos van girones de emoción, de momentos preciosos que podríamos vivir, de ver de otro color cuanto nos rodea.
La organización de la sociedad y del núcleo humano básico al cual pertenecemos, nos constriñen, nos comprimen, nos quitan libertad de acción, nos quitan el oxígeno para SER.
Y sin embargo, hay en mí aún esa llama que quiere brotar a pleno, que quiere alumbrar mejor, que quiere quemarse con deleite en una entrega inteligente, conciente, y a la vez con placer, al ser amado.
Y me pregunto, en medio de un abismo de silencio, ¿dónde estás? ¿quién eres? ¿me esperarás aún? ¿te encontraré?
Al punto en que estoy en mi existencia, aún tengo un tiempo, pero el tiempo pasa, y cada día que expira es una posibilidad agotada.
Después de experiencias frustradas y frustrantes, necesito encontrar una vez más unos ojos que me miren y horaden en lo profundo de mi ser cuanto tengo de tibio, de bueno, el montón de caricias que quiero dar y recibir, y descubra en mi el alma compañera por el tiempo que el Ser en Si disponga.
Oh! Los atardeceres junto al mar que podríamos pasar, oh! los silencios en el bosque. Ah! las noches de un baile íntimo a la luz de la luna, con una música suave de fondo, y mi boca encontrando la tuya, y nuestros seres íntegros fundiéndose sublimemente en una acción de gracias al Creador.
A veces temo que alguien me esté queriendo, buscando, amando, y no me dé cuenta. Pero más aún, temo provocar dolor a alguien que sienta por mi lo que yo no siento o no puedo sentir por ese alguien.
Es que el amor necesita de una “química” mutua, de una empatía recíproca. Si ésta no se da, hay un desequilibrio fundamental.
Pido perdón a quien haya podido herir sin querer ni proponérmelo.
Pero lo que nunca haría, es impedir o evitar un diálogo con alguien que me lo pide.
Sé lo horroroso que eso es, porque por dos años lo busqué desesperadamente con alguien por quien mi corazón latió como nunca, de una manera verdaderamente especial y diferente.
Por eso, nunca cerraré los caminos de un posible encuentro.
Ciertamente se aprende en el dolor.
Pero hoy por hoy, estoy sentimentalmente solo, y ¡vaya si cada día es una interrogante abierta a qué podrá pasar! A si encontraré la respuesta que busco….simplemente, alguien que me ame, alguien a quien amar.
El texto que precede me fue enviado por un amigo, y me pareció digno de compartirlo.
enigma
Tuesday, November 11, 2008
LA BELLEZA INTERIOR
Ahora que considero haber respondido con creces a la aclaración sobre belleza y las múltiples características que puede aumir –en términos de la belleza física-- me siento convocado a hablar de la belleza interior.
Pero antes de pasar a este tema, pienso que es bueno que aclare que las actrices que utilicé para ilustrar mi concepto de belleza femenina, y de las características que ésta puede adoptar en distintas etnias, se refiere única y exclusivamente al aspecto exterior.
No conozco detalles de sus vidas, y francamente no me interesa conocerlos.
Pienso que algunas de ellas llevan una vida digna, seria, consagrada a su actividad que no es fácil y por momentos puede ser agotadora. Bien se sabe que otras –tal vez una mayoría—circulan en un ambiente donde una serie de valores están totalmente subvertidos, o disputados. Más de una actriz ha debido posar desnuda, y si supiéramos la lista tal vez nos sorprenderían algunos nombres.
Permítanme que les cuente una anécdota. Hubo un tiempo en que la actriz británica Joan Collins era un poco el epítome de la belleza. Ya tenía su fama, y encontrándome en Europa, fui a ver una película en la que ella era protagonista principal. ¡Cuál no sería mi sorpresa al encontrarme con una producción de pornografía pesada!
De modo pues, que una cosa es lo exterior, y otra cosa lo interior.
Y ahora, voy a referirme a la belleza interior.
Ciertamente que en todo esto, hay un porcentaje inmenso de subjetividad. Lo que para mi es bello para otra persona puede no serlo.
Quisiera pensar no obstante, que hay ciertos parámetros que todos podemos apreciar igualmente.
No voy a categorizarlos por importancia, porque pienso que todos son igualmente importantes al componer una personalidad, que en cierta medida es el resultado o la suma de todos ellos.
Me gustaría empezar por el amor.
Una persona bella interiormente, es una persona que es capaz de amar. Amar aún al enemigo, que puede ser confrontado digna y severamente, pero no odiado. Una persona con amor, busca redimir a su enemigo, y eso significa procurar áreas comunes de entendimiento, significa destruir las barreras de odio y temor que encierran al otro, derrotándolas con una mano tendida a la espera de que la persona cambie, y ayudándole a cambiar. Significa que no se funciona con revanchismo o deseo de venganza, porque todo eso es impureza dentro de uno mismo, y hay que expulsarla, para estar limpio en pensamiento y en propósitos.
Amor por los amigos, por la familia, por la patria. Y claro, amor para dar a aquel ser que ha tocado nuestro corazón.
Si una persona no es capaz de enamorarse, es como un árbol seco.
Y obviamente, aquí entra a jugar el aspecto romántico.
Una de las delicias más maravillosas que nos proporciona esta existencia, es cuando podemos hundirnos en otros ojos, y sentirnos como un niño con un juguete nuevo, tontitos, entusiasmados, enormemente alegres, despiertos, chispeantes.
El amor revivifica, suaviza nuestras aristas más ríspidas, nos provee felicidad, un sentido exultante de la vida, que nos ayuda en todo momento.
Otro aspecto de la belleza interior, es la honestidad intelectual. No venderse, no corromperse, no amoldarse a lo que la sociedad pretende cuando eso nos rechina por dentro, no seguir la corriente, sino ser uno por uno mismo. Como lo canta estupendamente Alejandro Lerner: “qué difícil se me hace, mantenerme con coraje, lejos de la transa y la prostitucion, defender mi ideologia, buena o mala pero mia, tan humana como la contradicción”.
La belleza interior también tiene que estar equipada con la verdad. Tener el coraje de decirla y de vivirla. Ser auténticos, derrotar al cinismo y la hipocresía.
Ser capaces de inspirar y merecer la confianza de otros. Ser depositarios de esa confianza.
Otro elemento de belleza interior es la responsabilidad. Asumir nuestro papel en la sociedad, en el núcleo humano básico que integramos, en el ámbito socio-político-cultural al que pertenecemos, haciendo lo que debemos y haciéndolo bien y a cabalidad. Tener un claro sentido de que por cada derecho hay una obligación.
Y dejo para el final, las notas quizás más personales, pero no menos importantes de un buen nivel intelectual, un gusto en el vestir y –para las mujeres—en el andar. El placer de compartir momentos agradables en reuniones sociales, comidas, paseos, cine, teatro, música, viajes, lectura, y buen humor.
Quizás me he quedado corto, y algunas/os de Uds. deseen agregar más aspectos que entienden componen lo que podemos definir como la belleza interior de una persona. Pero éstos, para mi, son fundamentales.
enigma
Saturday, November 8, 2008
LA AMISTAD
"Es la amistad cual bella flor que nunca morirá y siempre fresca
se abrirá en nuestro corazón....”
se abrirá en nuestro corazón....”
Tanto la valoro, tanto la quiero, tanto la admiro y la necesito, que si no la tuviera, no sería yo.
Pero lo más hermoso de la amistad es que surge de pronto. Nosotros no determinamos las circunstancias. Y una vez surgida, vamos viéndola crecer.
Como fértil planta la abonamos con nuestro cariño, nuestro desinterés, nuestra lealtad, aún nuestro sacrificio, y ella nos devuelve todo cuando damos, multiplicado.
Siempre he dicho que mientras la familia nos viene dada, a los amigos los hacemos nosotros, y ellos nos hacen los suyos. La amistad la elegimos, la seleccionamos, y la perfeccionamos.
Todos tenemos enorme cantidad de conocidos. En el estudio, en el trabajo, en el esparcimiento. Conocidos hay muchos. Amigos, unos pocos.
Ellos y ellas constituyen un núcleo selecto de personas con las cuales tenemos una afinidad especial. Personas con las que podemos contar en las buenas y en las malas. Gente en la cual confiamos. Pero más aún, personas con las que es verdaderamente un gusto compartir la vida, las ideas, inquietudes, sueños, esperanzas y aspiraciones. Las más íntimas cuitas de las que nadie más sabe. Esos son amigos y amigas.
La amistad demanda intrínsecamente reciprocidad. Es el gusto de brindar mutuamente lo mejor de cada uno en bien del otro.
Los amigos gustan de estar juntos, de reunirse, aún sin motivo, simplemente por el placer de la compañía. Los temas vienen solos.
Y ¡cómo se sufre cuando los amigos están lejos! ¡cómo se les extraña!
Para quien ha nacido, crecido y sigue viviendo en su país, del cual tal vez nunca se irá, puede quizás sonarle algo extraño que uno se pueda lamentar tanto no verle, escucharle, tenerle cerca.
Pero para quien ha mudado de lugar, para quien ha dejado para siempre su país, su ciudad, su gente, aquellos amigos que están ahí, siguen siendo un tesoro incalculabe del cual ellos mismos no tienen conciencia.
Como cantaba Alfredo Zitarrosa “cuanti más lejos te vayas más te tenés que acordar”. ¡Vaya si uno se acuerda!
Menos mal que ahora tenemos la Internet. Con esta red maravillosa, nuestra comunicación es frecuente, es al instante, podemos escucharnos, vernos, escribirnos, en fin, estar más cerca.
Pero nada supera al encuentro personal.
Y ni qué hablar del dolor aherrojante que significa la partida definitiva de un amigo.
A mi se me han adelantado algunos de los que ni pensé que se habían ido.
Cuando dejé mi país, perdí a uno de mis mejores y más grandes amigos. Un hombre fuera de serie desde todo punto de vista. Bueno a carta cabal. No conocía la maldad. Acrisoladamente honesto. Estupendamente servicial, compañero de muchísimas horas. Confidente.
Este año volví a mi país, y con motivo de una celebración que finalmente no ocurrió, empecé a tratar de ubicar por teléfono a algunos amigos con los que me había desconectado por varios años. No encontré a mis amigos, pero hallé a dos viudas.
Confieso que fue un golpe muy rudo. Nunca me lo hubiera imaginado. Quedé sin palabras.
Especialmente respecto de uno de ellos, fallecido en enero de este año, con el cual había compartido muchas inquietudes comunes, temas que nos absorbían, diálogos hasta la madrugada, pensamiento creativo.
Quería verle, anhelaba ese reencuentro, y me tuve que conformar con que ya no está. Es cuando surge dentro de uno algo así como una rebeldía, como un grito ahogado que quisiera clamar ¿por qué?, ¿por qué ya?, ¿por qué él?.
Por eso, cultivo la amistad como una flor. Y suelo decir también que hay gente que es como flores adornando esta existencia. Mis amigas y amigos son así.
Así les quiero y querré siempre. Y sé, más allá de todos los impedimentos físico-existenciales, que están en mi corazón, y lo estarán eternamente. Son un valor imperecedero.
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Pero lo más hermoso de la amistad es que surge de pronto. Nosotros no determinamos las circunstancias. Y una vez surgida, vamos viéndola crecer.
Como fértil planta la abonamos con nuestro cariño, nuestro desinterés, nuestra lealtad, aún nuestro sacrificio, y ella nos devuelve todo cuando damos, multiplicado.
Siempre he dicho que mientras la familia nos viene dada, a los amigos los hacemos nosotros, y ellos nos hacen los suyos. La amistad la elegimos, la seleccionamos, y la perfeccionamos.
Todos tenemos enorme cantidad de conocidos. En el estudio, en el trabajo, en el esparcimiento. Conocidos hay muchos. Amigos, unos pocos.
Ellos y ellas constituyen un núcleo selecto de personas con las cuales tenemos una afinidad especial. Personas con las que podemos contar en las buenas y en las malas. Gente en la cual confiamos. Pero más aún, personas con las que es verdaderamente un gusto compartir la vida, las ideas, inquietudes, sueños, esperanzas y aspiraciones. Las más íntimas cuitas de las que nadie más sabe. Esos son amigos y amigas.
La amistad demanda intrínsecamente reciprocidad. Es el gusto de brindar mutuamente lo mejor de cada uno en bien del otro.
Los amigos gustan de estar juntos, de reunirse, aún sin motivo, simplemente por el placer de la compañía. Los temas vienen solos.
Y ¡cómo se sufre cuando los amigos están lejos! ¡cómo se les extraña!
Para quien ha nacido, crecido y sigue viviendo en su país, del cual tal vez nunca se irá, puede quizás sonarle algo extraño que uno se pueda lamentar tanto no verle, escucharle, tenerle cerca.
Pero para quien ha mudado de lugar, para quien ha dejado para siempre su país, su ciudad, su gente, aquellos amigos que están ahí, siguen siendo un tesoro incalculabe del cual ellos mismos no tienen conciencia.
Como cantaba Alfredo Zitarrosa “cuanti más lejos te vayas más te tenés que acordar”. ¡Vaya si uno se acuerda!
Menos mal que ahora tenemos la Internet. Con esta red maravillosa, nuestra comunicación es frecuente, es al instante, podemos escucharnos, vernos, escribirnos, en fin, estar más cerca.
Pero nada supera al encuentro personal.
Y ni qué hablar del dolor aherrojante que significa la partida definitiva de un amigo.
A mi se me han adelantado algunos de los que ni pensé que se habían ido.
Cuando dejé mi país, perdí a uno de mis mejores y más grandes amigos. Un hombre fuera de serie desde todo punto de vista. Bueno a carta cabal. No conocía la maldad. Acrisoladamente honesto. Estupendamente servicial, compañero de muchísimas horas. Confidente.
Este año volví a mi país, y con motivo de una celebración que finalmente no ocurrió, empecé a tratar de ubicar por teléfono a algunos amigos con los que me había desconectado por varios años. No encontré a mis amigos, pero hallé a dos viudas.
Confieso que fue un golpe muy rudo. Nunca me lo hubiera imaginado. Quedé sin palabras.
Especialmente respecto de uno de ellos, fallecido en enero de este año, con el cual había compartido muchas inquietudes comunes, temas que nos absorbían, diálogos hasta la madrugada, pensamiento creativo.
Quería verle, anhelaba ese reencuentro, y me tuve que conformar con que ya no está. Es cuando surge dentro de uno algo así como una rebeldía, como un grito ahogado que quisiera clamar ¿por qué?, ¿por qué ya?, ¿por qué él?.
Por eso, cultivo la amistad como una flor. Y suelo decir también que hay gente que es como flores adornando esta existencia. Mis amigas y amigos son así.
Así les quiero y querré siempre. Y sé, más allá de todos los impedimentos físico-existenciales, que están en mi corazón, y lo estarán eternamente. Son un valor imperecedero.
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Saturday, October 25, 2008
¿Familia o núcleo humano básico?
Tradicionalmente se ha afirmado que la familia es la base de la sociedad.
Y se ha entendido que la familia está constituída por padre, madre e hijos.
En el ámbito religioso, dentro del cristianismo, se ha destacado como modelo, la llamada “sagrada familia”, constituída básicamente por José, María y Jesús.
Pero la “sagrada familia” es un remoto ejemplo de una familia disfuncional, donde José realmente no es el padre, y Jesús no es su hijo, en la cual María –una adolescente embarazada—es dada a José como en custodia, y éste acepta tomarla por esposa.
No obstante, ese modelo básico sirvió durante siglos para definir a la familia.
También ese modelo básico prohijó a lo largo de siglos las advenedizas relaciones extra-matrimoniales, principalmente de hombres –pero crecientemente también de mujeres.
La figura de la amante o el amante, se ha erigido finalmente como parte de lo que rompe lo ojos como una necesidad humana. Algo falla en la familia, que hay que irlo a buscar fuera de ella.
Esto tiene que ver seguramente con muchos tabúes respecto del sexo, con muchos errores en la elección de pareja cometidos durante el noviazgo, y con la gran diferencia que existe entre los encuentros más o menos regulares, y el convivir diariamente.
Pero todo eso se ha revolucionado y ha cambiado.
La vida sexual activa empieza hoy a los 11 o 12 años. Es la realidad. Las niñas y niños se encuentran y se saben físicamente el uno para el otro. Y aunque hay en esas instancias una inmadurez total del punto de vista psíquico, no obstante ocurren relaciones de las cuales los padres no tienen ni la más mínima idea.
Pero además los criterios y valores han cambiado en la sociedad.
La actividad sexual ha alcanzado públicamente otras proporciones. Hoy las antes segregadas rameras, son llamadas oficialmente “trabajadoras sociales del sexo”, con estatus reconocido por la ONU, y con derecho –que me parece muy bien—a seguro de salud, jubilación, y otros beneficios sociales.
Hoy se habla de “metrosexo”, para definir las variadas formas que las relaciones sexuales, sin tapujos ni más tabúes, han asumido en la vida de las grandes ciudades.
Por eso han crecido las prácticas homosexuales, el lesbianismo entre las mujeres, las relaciones “gay” entre hombres, y los transexuales, --mal llamados “travestis”—que en buena medida les han ido ganando terreno a las prostitutas en el ámbito del comercio sexual.
Y alguien me dirá ¿qué tiene que ver todo esto con la familia?
Ocurre que justamente por todos estos vientos que vienen soplando, ya no se puede hablar de la familia tradicionalmente entendida como el núcleo básico de la sociedad.
La “familia” hoy puede estar compuesta de dos mujeres o de dos hombres y niños, hijos de alguna de las mujeres, o adoptados.
La “familia” puede estar compuesta por un hombre y dos mujeres, o viceversa.
Ya no se puede en sentido estricto hablar de familia, y más bien hay que pasar a hablar de núcleo humano básico.
Baste señalar que cada vez es menos la cantidad de personas que se unen en matrimonio, y abundan las uniones libres muchas de las cuales devienen en estables, y a veces, más estables que las hechas en matrimonio.
Por otro lado, y para parejas del mismo sexo, se está recurriendo a la figura legal de “unión civil”, a fin de garantir a quienes así viven, los mismos derechos legales que les asisten a las parejas heterosexuales. Principalmente cuando hay bienes o herencias implicados.
De modo pues que en la actualidad, la “familia” se ha revolucionado de tal forma, que resulta imprescindible legislar para las nuevas realidades, especialmente pensando en las obligaciones que los adultos tienen que contraer respecto de hijos propios o adoptados, para no desamparar en ningún sentido a la niñez, para protegerla en toda su extensión.
Y por otra parte, se hace necesario educar en sexualidad, desde la escuela, para que haya en lo posible un acompasamiento del desarrollo físico con una mayor madurez psíquica, y con un sentido de responsabilidad personal y social.
Resulta necesario principalmente insistir machaconamente en dos conceptos fundamentales: sexo responsable y seguro.
El hecho de que la otra persona importa, y es tan importante como uno.
Se es responsable de no generar embarazos no deseados, y luego difíciles de sobrellevar, y se es responsable de no transmitir enfermedades derivadas de la actividad sexual, todo lo cual se soluciona con el sencillo y simple uso de condón.
Y en esto, hay mucho por hacer y mucho por educar, especialmente desde los once años en adelante.
Pero volviendo al tema principal del que hoy me ocupo, el concepto de familia de alguna manera tenemos que sustituirlo por el de núcleo humano básico, porque éste refleja una realidad contemporánea.
enigma
Thursday, October 23, 2008
Ejemplos de Belleza
Hay quienes han pedido mayores definiciones o ejemplos.
Y por supuesto, siempre está aquello de la belleza exterior y la interior. Pero debemos ser honestos, cuando conocemos a una persona, el primer impacto lo tenemos por su presencia física. Luego viene su personalidad. Y al final, nuestra evaluación.
En la amplia mayoría de los casos, querremos tener al lado nuestro a una persona que nos agrada físicamente. Por supuesto que elegiremos --si se trata de pareja-- a alguien que no sólo nos resulte físicamente aceptable, sino aceptable como personalidad total: su educación, sus valores, su intelecto, sus sentimientos.
Aquí sólo me voy a referir al aspecto externo, aunque en algunos casos, podemos tener una cierta impresión del tipo de personalidad que hay detrás de la belleza física.
Como dije en mi nota anterior, todas las razas tienen su belleza, y saberla descubrir es clave importante.
Los ejemplos que voy a dar se basan en actrices y modelos, por cuanto son más notorios y pueden compartirse.
Primeramente entonces, me voy a referir a dos bellezas caucásicas diferentes. Se trata de dos mujeres maduras, ellas son: Michelle Pfeiffer y Diane Lane.
Entre las bellezas más actuales, y siguiendo con las caucásicas, encontramos a Scarlett Johansson y Jessica Biel.
Como ejemplo de belleza de raza negra, me permito sugerir a Halle Berry.
Como belleza oriental, a la china Gong Li --cuya imagen apareciera en mi nota anterior.
Como bellezas latinas, señalo a la italiana Mónica Bellucci, y a la modelo brasileña Adriana Lima.
Espero vuestros comentarios. Y aguardo haber así satisfecho mejor vuestra curiosidad.
enigma
Monday, October 13, 2008
La Belleza Tiene Múltiples Formas y Colores
Es obvio que cuando me refiero a la belleza, aludo a la femenina. Las mujeres tienen sus criterios para definir la belleza masculina, es su asunto.
Viviendo en Estados Unidos, se tiene la oportunidad de encontrarse y convivir con gentes de casi todas partes del mundo. Cada una con su cultura, sus maneras de ser y de actuar en sociedad, sus formas de relacionarse.
Algunas de ellas con las vestimentas típicas de sus países –como ocurre con las mujeres de la India--, otras guardando las estrictas prácticas de su fe mulsulmana, como las árabes.
Lo más intersante, desde mi experiencia, es que uno aprende a descubrir la belleza según distintas razas.
Hay sin duda una belleza negra, y dentro de las mujeres de esa raza, hay por cierto gran diferencia entre las estadounidenses y las venidas directamente de África.
Y entre las llegadas de África, aquellas de muchos países, y las etíopes y somalíes, de rasgos muy diferentes.
Está la belleza caucásica que encontramos en alemanas, --a mi modo de ver las más bellas de Europa--, pero también en rusas, y holandesas.
Está la belleza asiática, que –por su orden—encuentro en coreanas, chinas y muy atrás y excepcionalmente, japonesas.
Pero es sorprendente a su vez, encontrarse con mujeres muy hermosas de Afganistán y de Irán.
Uno aprende a descubrir dentro de la raza, ese toque especial que hace a una dama, realmente hermosa.
Y no es sólo la belleza física, que por supuesto cuenta, sino también la belleza en la forma de ser, de comunicarse, de vincularse con los demás. La simpatía, la apertura, la sencillez.
Me siento feliz de tener la vista para apreciar la belleza, y los sentimientos y el intelecto para valorarla en todas sus dimensiones.
enigma
Friday, October 10, 2008
"EN EL ESPEJO"......EL AMOR
Es de noche, y en mi escritorio, mientras escribo estas líneas, resuena en mis auriculares una música de Yanni, que se llama "En el Espejo".
Y mientras se desgranan las notas en su piano, mi corazón se acelera. Alguien se preguntará por qué.
Es algo curioso. He sido un individuo bastante enamoradizo, indudablemente romántico, o tal vez, enamorado del amor mismo, porque es lo más humano, bello y sublime que somos capaces de sentir.
Y no ha de extrañarles si les digo que la mayoría de las veces que me enamoré de alguien --las más de las veces sin que la amada lo supiera-- siempre ese sentimiento estuvo asociado a alguna música.
Por cierto a músicas muy distintas, en distintos momentos históricos y lugares.
La última de esas experiencias me ocurrió con alguien que para siempre estará asociada a esta música, cuyo título original en inglés es "In the mirror". Yo les invito a que la escuchen y me digan si de alguna manera no les influye, si no les transporta.
Claro, hay que escucharla en silencio, con tranquilidad alrededor.
Y les voy a contar algo más curioso aún. Algo que el común de las gentes llama "coincidencia". Algo que el gran psicólogo Carl Gustav Jung llamó "sincronicidad".
Pasaron bastantes años desde que yo conociera esa música, y se la dedicara a esa persona, y ella --supongo-- la escuchara. Ella sabe para siempre que esa música ha estado asociada a mis más superiores y sublimes sentimientos hacia ella.
Y un día, revisando discos compactos en una disquería donde se pueden comprar usados, me encuentro con otro de Yanni, titulado "I love you perfect" (Te amo perfecto).
Resultó que ese disco compacto -que incluye "En el Espejo", y variaciones de esta música, fue compuesto para la banda de sonido de una novela emitida por televisión, que llevaba por nombre el mismo del disco compacto. Se trataba obviamente de un romance.
Nunca pude ver dicha novela. Al parecer no está en venta ningún video disco de la misma.
Pero me impactó saber que la música que estaba tan fuertemente vinculada a un extraordinario sentimiento de amor mío, fue elaborada originalmente para utilizarse en una historia romántica.
Hay cosas sin duda muy especiales que nos ocurren durante esta nuestra existencia.
Ésta ha sido, sin duda, una de ellas.
Pero por favor, manténganla en secreto.
enigma
Friday, October 3, 2008
Los Contrastes
La vida tiene contrastes, y a veces enormes. ¡Vaya si los tendrá!
Y de ellos aprendemos, o se espera que aprendamos.
Todas las veces que agradecemos a Dios o simplemente tenemos un sentimiento de placer y bonanza por los buenos años o el buen tiempo que nos toca vivir, nos sentimos casi plenos, la vida es hermosa, todo alrededor se pinta de colores, estamos optimistas, somos felices.
Es justamente en esos mismos momentos, cuando todo parece funcionar casi a la perfección, cuando se nos dan tantas cosas “mágicamente”, que tenemos que preguntarnos ¿qué precio habremos de pagar por todo ello?, o ¿cuál será la contrapartida?, ¿qué mares enbravecidos nos aguardan?
Simplemente para poner en todo y por sobre todo un toque de realismo. Así como “no hay mal que dure cien años”, tampoco hay bonanza que dure cien años.
La vida, --como las cotizaciones en las bolsas de valores-- es como una montaña rusa. Tiene sus altos y sus bajos.
Y cuando vienen las bajuras, debemos afrontarlas preparados psíquica y anímicamente. Para que no nos volteen. Para que no nos destruyan. Para seguir siendo nosotros, en nuestra quintaesencia, a pesar de tener que arrostrar tormentas. Es aquello de “al mal tiempo, buena cara”.
Y no se trata de un simple gesto, de una máscara que oculte la verdad triste o desoladora. Se trata de una actitud esencial de afirmación de la vida, de afirmación de valores, de afirmacion del yo personal, de quienes somos y como somos.
No es facil. Es posible caer. Es posible sucumbir. Pero hay que levantarse y volver a pelear. Porque en esa lucha creceremos, y venceremos.
Y cuando la tormenta se calme, y el sol vuelva a despuntar en el horizonte, seremos más nosotros mismos, más fuertes, más probados. Habremos crecido en estatura humana.
Sí. La vida está llena de contrastes, pero todos ellos pertenecen a una sola realidad que se manifiesta de múltiples formas.
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Y de ellos aprendemos, o se espera que aprendamos.
Todas las veces que agradecemos a Dios o simplemente tenemos un sentimiento de placer y bonanza por los buenos años o el buen tiempo que nos toca vivir, nos sentimos casi plenos, la vida es hermosa, todo alrededor se pinta de colores, estamos optimistas, somos felices.
Es justamente en esos mismos momentos, cuando todo parece funcionar casi a la perfección, cuando se nos dan tantas cosas “mágicamente”, que tenemos que preguntarnos ¿qué precio habremos de pagar por todo ello?, o ¿cuál será la contrapartida?, ¿qué mares enbravecidos nos aguardan?
Simplemente para poner en todo y por sobre todo un toque de realismo. Así como “no hay mal que dure cien años”, tampoco hay bonanza que dure cien años.
La vida, --como las cotizaciones en las bolsas de valores-- es como una montaña rusa. Tiene sus altos y sus bajos.
Y cuando vienen las bajuras, debemos afrontarlas preparados psíquica y anímicamente. Para que no nos volteen. Para que no nos destruyan. Para seguir siendo nosotros, en nuestra quintaesencia, a pesar de tener que arrostrar tormentas. Es aquello de “al mal tiempo, buena cara”.
Y no se trata de un simple gesto, de una máscara que oculte la verdad triste o desoladora. Se trata de una actitud esencial de afirmación de la vida, de afirmación de valores, de afirmacion del yo personal, de quienes somos y como somos.
No es facil. Es posible caer. Es posible sucumbir. Pero hay que levantarse y volver a pelear. Porque en esa lucha creceremos, y venceremos.
Y cuando la tormenta se calme, y el sol vuelva a despuntar en el horizonte, seremos más nosotros mismos, más fuertes, más probados. Habremos crecido en estatura humana.
Sí. La vida está llena de contrastes, pero todos ellos pertenecen a una sola realidad que se manifiesta de múltiples formas.
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Monday, September 8, 2008
LA ESPERANZA: CLAVE DE VIDA
Vaclav Havel, el estupendo escritor y dramaturgo checo, ha escrito:
O tenemos la Esperanza dentro nuestro, o no la tenemos.
Ella es una dimensión del alma y no es esencialmente dependiente de cierta forma particular de ver el mundo.
La Esperanza es una orientación del espíritu, una orientación del corazón. La misma tasciende el mundo que se experimenta inmediatamente y está anclada en algún lugar más allá de sus horizontes.
La Esperanza en este sentido profundo y poderoso no es lo mismo que la alegría de que lascosas están yendo bien o el deseo de invertir en empresas que obviamente van encaminadas a un pronto éxito, sino más bien una capacidad de trabajar en favor de algo porque es bueno, no simplemente porque tiene la posibilidad de lograr éxito.
La Esperanza definitivamente no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo va a ir bien, sino la certeza de que algo tiene sentido no importa cuál sea su resultado.
La Esperanza es, por sobre todo, la que da fortaleza para vivir y probar contínuamente cosas nuevas.
Por su parte, Barack Obama, Senador y candidato presidencial –en un discurso-- especificó algo más. Se trata de la “esperanza ante la dificultad, esperanza ante la incertidumbre, la audacia de tener esperanza.”
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Tal vez, la penúltima vez que escribí alguien puede haber pensado que mi tono era muy lóbrego.
Que al poner a la muerte como la última y más segura certidumbre, estaba echando por la borda todo lo que está antes de la muerte, que es la vida misma, o al menos, la existencia, o sea este nivel de vida en esta frecuencia.
Y si bien se ha de vivir cada día como si fuese el último, eso no quita que hagamos planes, que nos fijemos objetivos, que nos planteemos desafíos.
Porque eso es vivir.
Y vivir siempre implica un sentido de aventura, de riesgo, de apuesta a lo desconocido o a lo no del todo conocido.
¿Quién inicia un negocio sabiendo a ciencia cierta de que le va a ir bien? Nadie, pero igualmente hay millones de personas que en todo el mundo, a cada minuto, están arriesgando, sin saber el resultado final.
Es –como lo señala Havel— “la certeza de que algo tiene sentido no importa cual sea el resultado”.
Si tiene sentido que ayudemos a alguien, si tiene sentido que hagamos un esfuerzo en nuestra vida hogareña, o entre las amistades, en el estudio o el trabajo, entonces, tener esperanza es jugarnos por eso que tiene sentido, aunque no sepamos el resultado final.
Por eso, Obama habla de “esperanza ante la dificultad, esperanza ante la incertidumbre”.
Y tal vez es en la dificultad, cuando más necesitamos tener esperanza, más necesitamos arriesgar a “probar cosas nuevas”, en tanto tenga sentido, sin calcular ni saber cuál va a ser el resultado. Esa, finalmente, es la “audacia de tener esperanza” a la que se refiere Obama.
Sí, se necesita ser audaz, tener “esperanza contra toda esperanza”, como solía decir el Pastor Emilio Castro, ex-Secretario General del Concilio Mundial de Iglesias.
Esa finalmente, deviene en la quintaesencia de nuestro vivir, del por qué y para qué vivir. Ese es el motor que nos anima, nos renueva, nos levanta si caemos, y nos impulsa a seguir, hacia adelante, hacia arriba. Superando metas, superándonos.
enigma
O tenemos la Esperanza dentro nuestro, o no la tenemos.
Ella es una dimensión del alma y no es esencialmente dependiente de cierta forma particular de ver el mundo.
La Esperanza es una orientación del espíritu, una orientación del corazón. La misma tasciende el mundo que se experimenta inmediatamente y está anclada en algún lugar más allá de sus horizontes.
La Esperanza en este sentido profundo y poderoso no es lo mismo que la alegría de que lascosas están yendo bien o el deseo de invertir en empresas que obviamente van encaminadas a un pronto éxito, sino más bien una capacidad de trabajar en favor de algo porque es bueno, no simplemente porque tiene la posibilidad de lograr éxito.
La Esperanza definitivamente no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo va a ir bien, sino la certeza de que algo tiene sentido no importa cuál sea su resultado.
La Esperanza es, por sobre todo, la que da fortaleza para vivir y probar contínuamente cosas nuevas.
Por su parte, Barack Obama, Senador y candidato presidencial –en un discurso-- especificó algo más. Se trata de la “esperanza ante la dificultad, esperanza ante la incertidumbre, la audacia de tener esperanza.”
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Tal vez, la penúltima vez que escribí alguien puede haber pensado que mi tono era muy lóbrego.
Que al poner a la muerte como la última y más segura certidumbre, estaba echando por la borda todo lo que está antes de la muerte, que es la vida misma, o al menos, la existencia, o sea este nivel de vida en esta frecuencia.
Y si bien se ha de vivir cada día como si fuese el último, eso no quita que hagamos planes, que nos fijemos objetivos, que nos planteemos desafíos.
Porque eso es vivir.
Y vivir siempre implica un sentido de aventura, de riesgo, de apuesta a lo desconocido o a lo no del todo conocido.
¿Quién inicia un negocio sabiendo a ciencia cierta de que le va a ir bien? Nadie, pero igualmente hay millones de personas que en todo el mundo, a cada minuto, están arriesgando, sin saber el resultado final.
Es –como lo señala Havel— “la certeza de que algo tiene sentido no importa cual sea el resultado”.
Si tiene sentido que ayudemos a alguien, si tiene sentido que hagamos un esfuerzo en nuestra vida hogareña, o entre las amistades, en el estudio o el trabajo, entonces, tener esperanza es jugarnos por eso que tiene sentido, aunque no sepamos el resultado final.
Por eso, Obama habla de “esperanza ante la dificultad, esperanza ante la incertidumbre”.
Y tal vez es en la dificultad, cuando más necesitamos tener esperanza, más necesitamos arriesgar a “probar cosas nuevas”, en tanto tenga sentido, sin calcular ni saber cuál va a ser el resultado. Esa, finalmente, es la “audacia de tener esperanza” a la que se refiere Obama.
Sí, se necesita ser audaz, tener “esperanza contra toda esperanza”, como solía decir el Pastor Emilio Castro, ex-Secretario General del Concilio Mundial de Iglesias.
Esa finalmente, deviene en la quintaesencia de nuestro vivir, del por qué y para qué vivir. Ese es el motor que nos anima, nos renueva, nos levanta si caemos, y nos impulsa a seguir, hacia adelante, hacia arriba. Superando metas, superándonos.
enigma
Friday, August 29, 2008
¿CUÁL ES TU PROYECTO?
Esta fue una experiencia muy especial, y realmente muy interesante.
Ocurrió una tarde, en una de esas reuniones de balneario, donde varias amigas y amigos nos juntamos para pasar un rato ameno, charlando de mil cosas, y disfrutando más que nada el gusto de estar juntos.
El grupo era un tanto heterogeneo. Había jóvenes en sus veintes, gente en sus treintas y algunos en sus cuarentas. Yo era el más veterano de todos. Estábamos sentados formando prácticamente un círculo.
La conversación se prolongó por varias horas, y llegamos a un momento en que se me ocurrió preguntarle a uno de los presentes: ¿qué proyecto tienes? ¿cuál es tu proyecto?
Y me respondió que estaba considerando cambiar el automóvil que tenía, con ya 15 años de intenso uso, por un cero kilómetro. Una pareja jóven que estaba al lado respondió que pensaban casarse hacia fin de año. Un hombre de 46 años que les seguía en el circulo, dijo que estaba probando pintar cuadros y que la tarea le entusiasmaba así que iba a continuar intentando, y que por lo demás, seguia peleándola con su negocio…..
La rueda continuó más o menos en esos terminos. Alguien pensaba mudarse.
Otra pareja estaba buscando tener una criatura, un muchacho aspiraba entrar a jugar en un club de fútbol de primera división, y finalmente, cuando todos dijeron lo suyo, me tocó el turno.
Entonces les dije: todos han respondido, y se los agradezco. De paso, nos hemos enterado de múltiples ideas, aspiraciones, planes, pero…ninguno de Uds. respondió a mi pregunta…. Ví varios rostros de sorpresa.
Tal vez no fui suficientemente explícito, pero lo hice a propósito, para ver hasta dónde, quién y cuándo, captaba mi pregunta principal: ¿qué proyecto tienes? Que la reforcé con la segunda pregunta apuntando hacia el mismo objetivo: ¿cuál es tu proyecto?
No. Yo no les pregunté ¿qué planes tienen para mañana, o el mes que viene, o dentro de unos meses?, no les pregunté ¿qué van a hacer en el futuro inmediato, o qué se van a comprar? A todo eso respondieron ustedes.
Pero mi pregunta – y en forma bien individual-- fue: ¿qué proyecto tienes?
O sea, ¿cuál es tu proyecto de vida? ¿qué proyecto tienes para ti misma, para ti mismo? ¿qué quieres ser como persona y cómo piensas lograrlo?
Éste es el punto que me interesa destacarles: solemos confundir lo que debería ser nuestro proyecto personal, con una serie de aspiraciones, planes, pensamientos, sobre cosas generalmente materiales, o de acciones a emprender.
La pregunta apunta por el contrario, a la esencia de cada uno de nosotros. A tratar de autodefinirnos. A procurar responder ¿quíen soy, cómo soy, quién quiero llegar a ser, cómo puedo llegar? ¿quién soy para mi, y quién soy para los demás?
O sea, ¿qué proyecto tengo como ser humano para desarrollar mi personalidad y todos mis potenciales?
Esto por un lado nos lleva a inquirir ¿cómo y en qué usamos nuestro tiempo? ¿cuánto del tiempo de vida que tenemos nos lo roba –porque eso es lo que sucede, un robo— el imprescindible trabajo diario, que nos marca el ritmo cotidiano desde que nos levantamos hasta que nos acostamos? ¿cómo podemos entonces crearnos más tiempo para nosotros, cómo podemos aprovechar para nuestro ser propio, los fines de semana?
Hacernos tiempo para nosotros, entonces, parece ser un primer paso a dar.
Lo segundo es preguntarnos ¿qué hacer en y con ese tiempo? ¿cómo usarlo de la forma más inteligente posible para que nos sea del máximo provecho?
¿Cómo ven ustedes el hecho de que usemos apenas la capacidad de nuestro cerebro?, ¿qué diferencia sería que nos educásemos y entrenásemos en utilizar más capacidad, ciertas frecuencias de onda, de modo tal de producir otros resultados provechosos para nosotros y para otros? ¿cuán distinto sería si descubriésemos en nosotros mismos facultades y poderes que han estado adormecidos, esperando que les despertásemos?
Hay dos planos en que podemos encarar nuestra existencia: el plano material y el plano trans-humano.
Si nos quedamos en el mero plano material, probablemente el tiempo libre del fin de semana lo dediquemos a desquitarnos de madrugones, durmiendo más. Luego comiendo tranquilos y en abundancia, haciendo después una siesta, y despertando al atardecer, como para tirarnos sobre la arena y darnos unos chapuzones en el agua en la playa, matizados por mates y charla, para regresar a darnos una ducha, cenar y ver televisión.
Descubrí en el grupo varias sonrisas, que me estaban indicando que más o menos eso era lo que casi todos hacían, menos tres o cuatro.
Por supuesto, el domingo a más tardar hay que hacer las compras de rigor para la semana. La ida al supermercado, después puede que algunos vayan a una iglesia –se me ocurre que cada vez menos— al mediodía pasta, otra siesta, y el resto, como el día anterior, sólo que no va a haber tanta TV porque el lunes (¿quién habrá inventado el lunes, no?) hay que volver al trabajo.
Si en cambio vamos hacia el plano trans-humano, entonces el sábado no nos levantamos tarde, y comenzamos haciendo gimnasia, como para sudar bien y quemar bastantes toxinas. Nos sentimos livianos, elásticos, y bajo el agua tibia de una ducha, nos higienizamos bien.
Luego, fruta, cereales y leche puede ser nuestro desayuno. Sustancioso en vitaminas, pero frugal.
Entonces, en un lugar tranquilo, sin relojes, sin teléfono, a puerta cerrada si es necesario, para que nadie nos interrumpa ni moleste, preparamos nuestro ámbito de crecimiento interior. Encendemos un par de velas, un sahumerio, ponemos una música suave, a un volumen medio, nos relajamos muscularmente, ya sea sentados o acostados, cerramos nuestros ojos, aspiramos hondo una media docena de veces, exhalando lentamente el aire, y luego, dejamos que la música haga volar nuestro pensamiento. Imaginemos formas, colores, un vuelo….y luego concentrémonos en pensar qué queremos realmente ser, quién queremos ser.
No nos importe el tiempo. Podremos estar así una hora, o dos, cuanto lo queramos y nos agrade. Nos hemos desenganchado del mundo. Nos hemos introyectado. Estamos haciendo un viaje dentro de nosotros mismos.
Es bueno que la música esté preparada para que no se detenga en ningún momento. Si es sólo instrumental, mejor.
Finalmente, estiramos nuestros brazos y piernas, como cuando nos desperezamos, respiramos hondo tres o cuatro veces, pero exhalando normalmente el aire, lentamente nos incorporamos, elevamos en nuestra mente un pensamiennto de gratitud por el momento pasado, detenemos la música, apagamos las velas, dejamos que el sahumerio se agote.
Y luego de eso, podemos iniciar el relacionamiento humano con otros, la familia, los amigos, los vecinos, etc. pero seguramente que cada vez, cada día, va a ser distinto, mejor.
El cambio que se va a ir operando en cada uno va a ser imperceptible al principio, pero poco a poco, quienes nos rodean lo van a notar, y nosotros nos vamos a sorprender de nosotros mismos.
Y sin proponérnoslo podrán venir a nosotros ideas creativas, planes nunca antes pensados, se abrirán paso relaciones nuevas, inesperadas, y sentiremos esencialmente una armonía interior y un equilibrio como nunca tuvimos antes.
Y aún más, podremos descubrir que quizás, lleguemos a ser capaces –por ejemplo— de concentrarnos fuertemente en alguien a quien queremos ayudar, y de colocar nuestras manos cerca de esa persona, y de hacer que se sienta mejor, que le pase su dolor de cabeza, o que mejore de la dolencia que le aqueja.
O salvemos la vida de un bebé afectado por diarrea infantil.
Descubriremos entonces, que ha despertado en nosotros un poder latente, que estuvo esperando ser llamado.
Eso es una respuesta concreta a la pregunta inicial ¿qué proyecto tienes?, ¿cuál es tu proyecto de vida? ¿qué y quién quieres llegar a ser?
Recuerden: primero SER, luego HACER. Solemos estar tan tensos, tan apremiados, tan ciegos a nosotros mismos, que nos gatamos en el hacer, y nos perdemos de ser.
enigma
Tuesday, August 26, 2008
MUERTE: La única certidumbre
Alguien, --no recuerdo quién— dijo que en tanto vivimos, la única cosa cierta, es la muerte. Algún día, en algún momento, nos saldrá al paso.
Solemos vivir por fe, --aunque sea inconciente--, con la confianza de que dentro de unos segundos, o minutos, u horas, días, meses y años, seguiremos viviendo. Pero ¿de dónde sacamos tal seguridad, confianza y garantía? De la más vacía nada.
Basta mirar a nuestro alrededor, para constatar a cada paso, que quien salió de su casa a su trabajo como cualquier otro día, y tenia planes para ese día, y el siguiente, y las vacaciones dentro de unos meses, y el regalo para un ser querido, dejó de existir en un choque, o en una maldita rapiña, o en un sorpresivo ataque de presión sanguínea o al corazón.
¡Quién lo iba a suponer! ¿verdad?, nadie, ni la mismísima persona que ha dejado de existir.
Así es nuestra vida, totalmente efímera, aleatoria, sujeta a circunstancias y posibilidades que no manejamos ni controlamos. Solemos llamarles “Dios”, o “el destino”, o “la suerte”, porque no pensamos en universos paralelos y otras extraordinarias teorías físicas que nos hablan de que la realidad tridimensional en la cual nos movemos, es apenas una de múltiples dimensiones.
Cuando de pronto, por un momento tan siquiera, nos ponemos a pensar en que la muerte silenciosamente nos aguarda, y que es la única certidumbre que podemos tener, entonces, no podemos menos que reflexionar: ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos de nuestra vida?, ¿cómo nos relacionamos con los demás?, ¿cuáles son nuestros valores y qué es lo que valoramos?, y, para no filosofar demasiado, no llego a querer preguntar ¿qué sentido tiene nuestra existencia?
No es ya nada original decir que entonces, debemos o deberíamos vivir cada día como si fuese el último. Y para eso, sólo nos basta con imaginar que nuestro médico nos dijera: le quedan 24 horas de vida ¿qué haríamos en esas 24 horas?
Angustiarse o deprimirse de manera paralizante, pensando que cada hora que pasa es una menos y nos vamos, es atormentarnos inútilmente, y torpe, al final.
Entrar en un loco y desquiciante desenfreno donde los demás no nos importan y entonces en un paroxismo de inquietud interna, salir a hacer cualquier cosa, posiblemente reduzca el plazo de 24 horas en varias menos, y lo que quede cuando nos vayamos sea el peor de todos los recuerdos, en quienes nos sobrevivan.
No, aunque nos vayamos, no queremos ser mal recordados sino todo lo contrario, a menos que nos odiemos a nosotros mismos.
¿Entonces?, si tan sólo tenemos 24 horas, ¿a cuántas personas tenemos que pedirles perdón?, ¿a cuántos le debemos pagar deudas pendientes?, ¿cuántas son las caricias, los besos, el amor que debermos derramar con quienes tal vez fuimos parcos, timoratos, o insensibles?, ¿y cuántas verdades de a puño nos animaremos a decir, que antes, el cinismo y la hipocresía vestidos de prudencia, nos frenaron de hacerlo?
Si cada día puede ser el último, lo que quiero decir, es que, esencialmente, debemos vivirlo con autenticidad.
Puede que algunos lo vivan serenamente, otros muy alegremente, que unos busquen escuchar el rumor de aguas en cascada o el romper de las olas en un lugar solitario, y otros busquen el bullicio de una fiesta con todos los amigos y seres queridos, para en medio de música y baile, despedirse.
Lo principal es que en el silencio o en el ruido, en la intimidad del hogar, o a la luz pública en una plaza o un parque, seamos auténticos.
Tal vez así, y sólo así, no sólo descubramos realmente quíénes somos, y nos asombre verificar de qué somos capaces, sino que también encontremos ecos inesperados y resonancias imprevistas, que nos dirán que no estamos solos.
Y aquel último día, que no tiene por qué ser tal, puede que sea un renacer, y descubramos el verdadero sentido de nuestra existencia, y de nuestro relacionamiento con los demás, y con nosotros mismos.
Y entonces sí, enfrentaremos el fin, con coraje, con valentía aún digna de héroes, sin apego a nuestro cuerpo, pero con un apego trascendente a ser, más allá de esta existencia.
Por eso, quisiera terminar con una famosa frase de la gran poetisa y religiosa Santa Teresa de Jesús, que desde la eternidad nos exhorta a:
“Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte.”
enigma
Solemos vivir por fe, --aunque sea inconciente--, con la confianza de que dentro de unos segundos, o minutos, u horas, días, meses y años, seguiremos viviendo. Pero ¿de dónde sacamos tal seguridad, confianza y garantía? De la más vacía nada.
Basta mirar a nuestro alrededor, para constatar a cada paso, que quien salió de su casa a su trabajo como cualquier otro día, y tenia planes para ese día, y el siguiente, y las vacaciones dentro de unos meses, y el regalo para un ser querido, dejó de existir en un choque, o en una maldita rapiña, o en un sorpresivo ataque de presión sanguínea o al corazón.
¡Quién lo iba a suponer! ¿verdad?, nadie, ni la mismísima persona que ha dejado de existir.
Así es nuestra vida, totalmente efímera, aleatoria, sujeta a circunstancias y posibilidades que no manejamos ni controlamos. Solemos llamarles “Dios”, o “el destino”, o “la suerte”, porque no pensamos en universos paralelos y otras extraordinarias teorías físicas que nos hablan de que la realidad tridimensional en la cual nos movemos, es apenas una de múltiples dimensiones.
Cuando de pronto, por un momento tan siquiera, nos ponemos a pensar en que la muerte silenciosamente nos aguarda, y que es la única certidumbre que podemos tener, entonces, no podemos menos que reflexionar: ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos de nuestra vida?, ¿cómo nos relacionamos con los demás?, ¿cuáles son nuestros valores y qué es lo que valoramos?, y, para no filosofar demasiado, no llego a querer preguntar ¿qué sentido tiene nuestra existencia?
No es ya nada original decir que entonces, debemos o deberíamos vivir cada día como si fuese el último. Y para eso, sólo nos basta con imaginar que nuestro médico nos dijera: le quedan 24 horas de vida ¿qué haríamos en esas 24 horas?
Angustiarse o deprimirse de manera paralizante, pensando que cada hora que pasa es una menos y nos vamos, es atormentarnos inútilmente, y torpe, al final.
Entrar en un loco y desquiciante desenfreno donde los demás no nos importan y entonces en un paroxismo de inquietud interna, salir a hacer cualquier cosa, posiblemente reduzca el plazo de 24 horas en varias menos, y lo que quede cuando nos vayamos sea el peor de todos los recuerdos, en quienes nos sobrevivan.
No, aunque nos vayamos, no queremos ser mal recordados sino todo lo contrario, a menos que nos odiemos a nosotros mismos.
¿Entonces?, si tan sólo tenemos 24 horas, ¿a cuántas personas tenemos que pedirles perdón?, ¿a cuántos le debemos pagar deudas pendientes?, ¿cuántas son las caricias, los besos, el amor que debermos derramar con quienes tal vez fuimos parcos, timoratos, o insensibles?, ¿y cuántas verdades de a puño nos animaremos a decir, que antes, el cinismo y la hipocresía vestidos de prudencia, nos frenaron de hacerlo?
Si cada día puede ser el último, lo que quiero decir, es que, esencialmente, debemos vivirlo con autenticidad.
Puede que algunos lo vivan serenamente, otros muy alegremente, que unos busquen escuchar el rumor de aguas en cascada o el romper de las olas en un lugar solitario, y otros busquen el bullicio de una fiesta con todos los amigos y seres queridos, para en medio de música y baile, despedirse.
Lo principal es que en el silencio o en el ruido, en la intimidad del hogar, o a la luz pública en una plaza o un parque, seamos auténticos.
Tal vez así, y sólo así, no sólo descubramos realmente quíénes somos, y nos asombre verificar de qué somos capaces, sino que también encontremos ecos inesperados y resonancias imprevistas, que nos dirán que no estamos solos.
Y aquel último día, que no tiene por qué ser tal, puede que sea un renacer, y descubramos el verdadero sentido de nuestra existencia, y de nuestro relacionamiento con los demás, y con nosotros mismos.
Y entonces sí, enfrentaremos el fin, con coraje, con valentía aún digna de héroes, sin apego a nuestro cuerpo, pero con un apego trascendente a ser, más allá de esta existencia.
Por eso, quisiera terminar con una famosa frase de la gran poetisa y religiosa Santa Teresa de Jesús, que desde la eternidad nos exhorta a:
“Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte.”
enigma
Friday, August 15, 2008
¿QUÉ TE HUBIERA GUSTADO SER?
Esta es una pregunta que a veces periodistas, o simplemente amigos o personas curiosas, les suelen plantear a otras.
Si no fueras quien eres ¿qué te hubiera gustado ser?
No es tan fácil contestar la pregunta, como puede parecer incialmente.
Porque parcialmente, y sólo parcialmente, decidimos quíénes queremos ser.
¿Por qué parcialmente?
Por varias razones. Una de las más fáciles de entender, es que la formación que nos hayan podido proveer nuestros padres va a influir indubitablemente en toda nuestra vida.
La formación en el hogar para ser seres humanos dignos de ser considerados como tales, y la educación formal que hayan podido pagarnos.
Pero a ello se suma en muchos casos, la intención de los padres, que quieren que su hijo o hija sean tal o cual cosa, sigan tal carrera, se dediquen a tal actividad.
Así un empresario o comerciante, procurará que sus descendientes sigan con la compañía o el negocio. ¿cuánta libertad tendrán esos descendientes para desentenderse por completo de lo que hicieron sus progenitores y elegir sus propios caminos de vida, que pueden ser bien diversos?
¿Cuántas familias conocemos, en las que todos han sido médicos, o maestros, o militares, o abogados, o políticos? Ello no es porque sí. Ahí no han decidido los descendientes por sí solos, sino muchas veces bajo serias presiones de los padres, o de la familia, o de la sociedad en que están insertos.
Estamos condicionados sí, pero no constreñidos en forma unívoca.
Se parece en algo a lo que pasa socialmente a cierta edad. Cuando llegamos a determinado momento de nuestra vida, familiares, amigos y entremetidos, comienzan a preguntarnos si estamos o no de novios. Si no lo estamos, nos echan bromas, y nos preguntan ¿y cuándo piensas ennoviarte? o ¿hasta cuándo vas a seguir así? Como si hubiese una obligación ineludible de tenerse que ennoviar, cuando en realidad no es tal.
Si se está de novio, luego de un tiempo empieza otra vez el coro de preguntones: ¿cuándo te vas a casar?, como si ello fuera una obligación dentro de un tiempo determinado, o una obligación, finalmente. Como si no se pudiera elegir ser eternamente novios, o compañeros, sin casarse.
Y cuando se está casado, ¿cuándo piensan tener hijos?.
Lo más interesante de toda esa presión social del entorno, es que ninguna de esas personas hará jamás nada ni por hacer realidad nuestro noviazgo presentándonos a alguien, ni por correr con gastos de una boda si decidimos casarnos, y menos por preocuparse sobre cómo vamos a criar y educar a nuestros descendientes.
Entonces, primera regla general que uno aprende en la vida es: las decisiones tienen que ser estrictamente de uno, y los demás, pues que “cada quien atienda su juego”, como decía el “Antón Pirulero”.
Hay dos principios importantes en juego: 1) la privacidad de uno; 2) el no inmiscuirse en asuntos ajenos.
Al coro de preguntones hay que decirles “a ustedes no les incumbe”, que pienso es una buena traducción del inglés “is not of your business”.
Suponiendo que uno ha llegado a ser quien es por toda una serie de circunstancias que le han rodeado, y por determinantes factores genéticos sobre los cuales nada podemos hacer, siempre está la posibilidad de renovarse, de cambiar de rumbo, de tipo de actividades, de carrera profesional, etc.
¿Cuántos empresarios exitosos lo han dejado todo por irse a vivir en contacto con la naturaleza, llevando una vida frugal en una isla?
¿Cuántos abogados han decidido luego ser biólogos, o escribanos?
Siempre se está a tiempo para introducir cambios sustanciales en la vida. El empleo que tenemos, la actividad que realizamos, o la situación civil en la quenos encontramos, no son lo único ni lo último. Debemos darnos la libertad y flexibilidad que nos merecemos, y tener en nosotros la disposición de cambiar. Pienso que es parte sustancial de sentirnos vivos.
Fundamentalmente, en el acierto o el error, la toma de decisiones tiene que ser propia, y de nadie más.
Finalmente, y para que los preguntones se queden haciendo provechitos, en mi caso personal, si no fuese quien soy, me hubiera gustado ser actor de cine o cantante.
¿Satisfechos?
enigma
Si no fueras quien eres ¿qué te hubiera gustado ser?
No es tan fácil contestar la pregunta, como puede parecer incialmente.
Porque parcialmente, y sólo parcialmente, decidimos quíénes queremos ser.
¿Por qué parcialmente?
Por varias razones. Una de las más fáciles de entender, es que la formación que nos hayan podido proveer nuestros padres va a influir indubitablemente en toda nuestra vida.
La formación en el hogar para ser seres humanos dignos de ser considerados como tales, y la educación formal que hayan podido pagarnos.
Pero a ello se suma en muchos casos, la intención de los padres, que quieren que su hijo o hija sean tal o cual cosa, sigan tal carrera, se dediquen a tal actividad.
Así un empresario o comerciante, procurará que sus descendientes sigan con la compañía o el negocio. ¿cuánta libertad tendrán esos descendientes para desentenderse por completo de lo que hicieron sus progenitores y elegir sus propios caminos de vida, que pueden ser bien diversos?
¿Cuántas familias conocemos, en las que todos han sido médicos, o maestros, o militares, o abogados, o políticos? Ello no es porque sí. Ahí no han decidido los descendientes por sí solos, sino muchas veces bajo serias presiones de los padres, o de la familia, o de la sociedad en que están insertos.
Estamos condicionados sí, pero no constreñidos en forma unívoca.
Se parece en algo a lo que pasa socialmente a cierta edad. Cuando llegamos a determinado momento de nuestra vida, familiares, amigos y entremetidos, comienzan a preguntarnos si estamos o no de novios. Si no lo estamos, nos echan bromas, y nos preguntan ¿y cuándo piensas ennoviarte? o ¿hasta cuándo vas a seguir así? Como si hubiese una obligación ineludible de tenerse que ennoviar, cuando en realidad no es tal.
Si se está de novio, luego de un tiempo empieza otra vez el coro de preguntones: ¿cuándo te vas a casar?, como si ello fuera una obligación dentro de un tiempo determinado, o una obligación, finalmente. Como si no se pudiera elegir ser eternamente novios, o compañeros, sin casarse.
Y cuando se está casado, ¿cuándo piensan tener hijos?.
Lo más interesante de toda esa presión social del entorno, es que ninguna de esas personas hará jamás nada ni por hacer realidad nuestro noviazgo presentándonos a alguien, ni por correr con gastos de una boda si decidimos casarnos, y menos por preocuparse sobre cómo vamos a criar y educar a nuestros descendientes.
Entonces, primera regla general que uno aprende en la vida es: las decisiones tienen que ser estrictamente de uno, y los demás, pues que “cada quien atienda su juego”, como decía el “Antón Pirulero”.
Hay dos principios importantes en juego: 1) la privacidad de uno; 2) el no inmiscuirse en asuntos ajenos.
Al coro de preguntones hay que decirles “a ustedes no les incumbe”, que pienso es una buena traducción del inglés “is not of your business”.
Suponiendo que uno ha llegado a ser quien es por toda una serie de circunstancias que le han rodeado, y por determinantes factores genéticos sobre los cuales nada podemos hacer, siempre está la posibilidad de renovarse, de cambiar de rumbo, de tipo de actividades, de carrera profesional, etc.
¿Cuántos empresarios exitosos lo han dejado todo por irse a vivir en contacto con la naturaleza, llevando una vida frugal en una isla?
¿Cuántos abogados han decidido luego ser biólogos, o escribanos?
Siempre se está a tiempo para introducir cambios sustanciales en la vida. El empleo que tenemos, la actividad que realizamos, o la situación civil en la quenos encontramos, no son lo único ni lo último. Debemos darnos la libertad y flexibilidad que nos merecemos, y tener en nosotros la disposición de cambiar. Pienso que es parte sustancial de sentirnos vivos.
Fundamentalmente, en el acierto o el error, la toma de decisiones tiene que ser propia, y de nadie más.
Finalmente, y para que los preguntones se queden haciendo provechitos, en mi caso personal, si no fuese quien soy, me hubiera gustado ser actor de cine o cantante.
¿Satisfechos?
enigma