Thursday, June 30, 2011

La esencia; o buscando ser quienes somos

Se me ha ocurrido que si hiciésemos una gráfica en un círculo, --como suele hacerse para un presupuesto, por ejemplo— y viésemos en lugar de cuánto dinero empleamos en distintos conceptos, en qué empleamos el tiempo de nuestra existencia, tal vez nos sorprendería el resultado.

Veríamos entonces que el ocio, el entretenimiento, el desarrollo personal, la familia, ocupan pequeños trozos, y el más grande de todos, se lo lleva el trabajo.

Cuando observamos esa gráfica, nos damos cuenta que la mayor parte de nuestra existencia no la empleamos ni aprovechamos en nosotros mismos, sino en hacer cosas para otros. Cosas que pueden ser parte de nuestra profesión y de lo que nos gusta. Pero que otras veces, son hechas por necesidad u obligación, más que porque nos gusten o signifiquen una proyección de nuestra propia personalidad.

Es ahí cuando tenemos que salir al rescate de nuestra esencia, cuando tenemos que buscar quiénes realmente somos, conocernos y reconocernos, y a partir de allí iniciar un replanteo de nuestra existencia, para abandonar cada vez más el que otros nos usen para sus propósitos, y empezar a ser crecientemente nosotros mismos.

Aún en el ejercicio de una profesión que podemos haber abrazado con gusto y con ganas, las condiciones contractuales de un trabajo, pueden ser leoninas, y volver nuestra propia tarea diaria en una pesadilla.

No basta pues hacer lo que a uno le gusta, sino que importa hacerlo como a uno le gusta. O sea, que uno mismo pueda establecer sus objetivos, su plan de cada día, sus horarios, su estilo y manera de abordar la actividad. Que uno no deje de ser el dueño de su tiempo, para administrarlo como mejor parezca y convenga.

Es cierto que hay necesidades que cubrir, y que uno a veces tiene la limitación anímica y mental de pensar que puede ser el dueño de su propia empresa. Que hay que averiguar, asesorarse, conseguir préstamos si es posible, y poner la propia empresa de uno. Donde no haya jefes, sino que el jefe es uno mismo. Donde exista libertad creativa. Donde podamos lograr un producto que nosotros consideremos que vale y que otros apreciarán su valor.

Se me dirá que no es fácil, lo acepto, pero no se puede decir que es imposible.

Lo primero es encontrarnos a nosotros mismos, nuestra esencia, y luego responder a ella, al quiénes realmente somos, en acción.

Muchas personas obtienen un empleo, y se quedan haciendo lo mismo por décadas hasta que se jubilan.

Yo nunca me quedé en un mismo empleo. A lo largo de mi existencia tuve 8 empleos diferentes. Algunos superponiéndose, la mayoría, no.Y dentro de esos empleos, los últimos 4 en el mismo tipo de actividad profesional.

De modo que no soy de quedarme en un lugar, en una institución (privada u oficial) para siempre.

Por otra parte, encontrarse con la esencia de uno mismo al buscar quiénes somos, puede darnos una respuesta que tal vez es sorprendente, y tal vez no tanto.

Una vez, un animador de un programa radial me presentó, y dijo de mi algo que nunca nadie había dicho al aire antes, y nadie dijo después. Señaló que yo era un hombre multifacético.

Y es cierto. Por un lado, soy periodista, investigador, escritor, conferencista, pero por otro lado, me gusta la fotografía, me gusta pintar, y alguna vez he pensado que debería hacer una exposición de trabajos fotográficos y de algunos cuadros. Pero tengo que pintar mucho más.

Es cuestión entonces de cómo administramos nuestro tiempo, de cuánto atendemos y estamos dispuestos a satisfacer nuestra esencia, en último término, a ser nosotros por nosotros mismos.

Porque nuestra existencia es corta, y cuando queremos acordar, nos han “robado” la vida, y no hemos tenido tiempo de ser nosotros mismos.

Pues bien, para que ello no suceda, hay que darse cuenta a tiempo, y con serenidad pero con coraje, tomar las decisiones necesarias para revertir esa tendencia.

Tener muy claro que hay que trabajar para vivir, pero no vivir para trabajar.

Los europeos conocen y practican muy bien, algo de lo que los estadounidenses no tienen ni idea: los italianos lo llaman “il dolce far niente”, la dulzura del no hacer nada. Los franceses lo llaman “savoir faire”, el saber hacer, que se traduce como el saber vivir.

Por esa razón, los estadounidenses viven promedialmente mucho menos que los europeos y otras gentes de otras naciones.

Estar permanentemente estresado, tomando pastillas, yendo a trabajar hasta enfermo, durmiendo 5 horas y media o menos, eso es matarse en vida.

Vivir, extraer lo mejor de esta efímera existencia, es otra cosa.

Tal vez, las vacaciones –cuando las tenemos y sabemos aprovechar—sean los únicos momentos en los cuales realmente vivimos. Cuando nos olvidamos de horarios, y del mismísimo reloj, y el tiempo transcurre lento, y todo es un disfrute, bueno, eso debería darnos una idea de lo que es vivir.

Por supuesto, la existencia no es, no puede ser, una eterna vacación. Pero las vacaciones deberían ser más que el breve período en que dejamos de trabajar.

Deberían ser el período para aprovechar a encontrarnos a nosotros mismos, y al hacerlo, aprender la lección de cómo deberíamos balancear nuestra existencia, para que el trabajo nunca nos llegue a absorber de tal manera que nos enajene.

enigma

Wednesday, June 29, 2011

¿Acaso nadie se da cuenta?

El planeta se está terminando a pasos acelerados.

El ser humano ha perdido la capacidad de ser tal, de razonar, de buscar adquirir cultura, sapiencia, de cultivar valores firmes, de tener dignidad, de cuidar la naturaleza en todas sus manifestaciones, y cuidarse a sí mismo.

El ser humano se ha ido bestializando, agrupándose socialmente en organizaciones de la muerte.

Se ha perdido el concepto mismo del valor intrínseco de cada ser humano como tal y porque es tal.

Ha vuelto la esclavitud en formas más repugnantes que las del pasado, con una explotación como no se viera antiguamente, y desde la niñez.

La miseria moral campea libre a todo nivel, y llega desde el peor barrio marginado, a las altas esferas ejecutivas, y de los gobiernos. La corrupción es la sangre de los políticos (con las excepciones que concedo hay, pero que no hacen sino confirmar lo que es regla).

La violencia campea en las calles. El ser humano mira a su congénere como alguien matable, masacrable, desmembrable. No hay paz, no hay conciencia, no hay remordimiento, nada.

Violencia contra regímenes oprobiosos en las calles del Oriente Medio y Norte de África, violencia en Grecia –otrora cuna de civilización-- hecha añicos por estas generaciones actuales, dispuestas a trabajar poco, a ganar dinero fácil, y a darse la buena vida explotando la ingenuidad de los turistas.

Violencia en el deporte, con el vandalismo brutal de una manada de foragidos dispuestos a destrozarlo todo, a destruirlo todo, como expresión de su rabia porque su equipo de fútbol bajó a segunda división, en Buenos Aires, Argentina.

Volcanes que estallan echando humo y cenizas que dan vuelta al planeta, obligando a cancelar vuelos y complicando la vida de miles de personas.

Incendios forestales casi incontrolables que llegan hasta el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Estados Unidos, donde se trabaja con materiales nucleares, creando el potencial peligro de una liberación radioactiva.

Tremendas inundaciones y tornados nunca vistos en centenar de años, que han destrozado pueblos enteros y diezmado poblaciones, terremotos y tsunamis, y la contaminación de todo el planeta, a partir del desastre ecológico más grande de la historia de la humanidad: el enorme escape radioactivo, imparable, de las plantas nucleares en Fukushima-Daichi, en Japón. El ocultamiento de la verdadera gravedad de la situación por parte de las autoridades japonesas, y el silencio cómplice de una empresa responsable por esas plantas.

Una “chatarra espacial no identificada” que obliga a los tripulantes de la Estación Espacial Internacional, a refugiarse presurosamente en una nave de rescate, amarrada a la Estación, y de la cual chatarra no se han dado a conocer filmación ni fotos…

Y los millones que viven en la hambruna, y los desempleados en tantos lugares, que claman por trabajo y dignidad para sus familias.

Y las guerras, que en lugar de solucionar algo, acrecientan el patrimonio de desastres de la humanidad, sumando cifras de miles de muertos, jóvenes, con vidas promisorias por delante tempranamente tronchadas.

Guerras que no hacen más que dar pie ideológico al enemigo, que no fomentan la paz, y menos la aseguran, sino que el único rédito que arrojan es el de un descomunal déficit como nunca tuvo Estados Unidos, y un temor siempre presente y siempre latente, por cuanto la misma guerra fomenta el odio del adversario, y sustenta su venganza.

Y en medio de todo eso, una niñez mundial desamparada, explotada sexualmente, surgida de la más abyecta miseria.

Y mientras tanto, los mercaderes de la muerte paseándose felices y bailando al son de sus millones.

Las petroleras, los explotadores de minas de carbón, los fabricantes de armas, los promotores de la degeneración moral, los corruptores de menores, los que deliberadamente tergiversan los valores para presentar como bueno lo que es nocivo, y viceversa, los que deliberadamente atacan las bases morales mismas con que se ha construido una sociedad, para provocar el vacío amoral, en el cual pululan sus excrecencias. Satán está de fiesta!

Ahí están, los servidores de Mammón, para quienes sólo cuentan ellos, y todos los demás son usables en su beneficio. Engreídos, pagados de si mismos, torturadores, asesinos, genocidas, expansionistas, sistemáticamente mentirosos, irreverentemente irrespetuosos de cuanta ley, convención internacional, pacto, o tratado exista. Se consideran los dueños del mundo, para ellos no hay fronteras, ni soberanías a respetar. Subyugan, someten y siempre pretenden tener la razón.

La pobreza extrema, es la madre de todos los males, por un lado, y la búsqueda insaciable por enriquecerse de otros que nadan en una opulencia y que es una afrenta en sí misma, se retroalimentan mutuamente para crear el gran caos en el cual poco a poco vamos desapareciendo como especie. No sólo por muertes masivas, sino por degradación, por pérdida de lo humano, por bestialización.

Cuando se unen todos estos factores, cuando se les analiza en conjunto y se cruzan las conexiones entre unos y otros, el panorama que se obtiene es desolador, ya, al presente, y es definitivamente letal, para un futuro más cercano de lo que algunos pueden imaginar.

Frente a toda esta realidad que rompe los ojos, así como destroza nuestra alma sensible por dentro, simplemente hoy me pregunto: ¿acaso nadie se da cuenta?

enigma

Tuesday, June 28, 2011

La mejor definición del Amor

Podrán haberse escrito millones de poemas inspirados por el amor o referidos al amor.

Pero, desde el Siglo I de nuestra Era, --entre los años 54 a 57-- un hombre pequeño, llamado Saulo, que era de Tarso, más conocido luego como Pablo, el Apóstol, escribió estas palabras que para mi son la insuperable definición del Amor.

De un Amor sí con mayúscula, porque se refiere al amor que han de tener entre sí quienes son hermanos en una misma fé, pero por sobre todo, el amor que nos debemos los seres humanos entre nosotros.

Y mucho más aún, el amor que se debe una pareja, en forma mutua y recíproca, cuando ese amor es verdadero, es tal y existe. Cuando no ha sido una quimera que terminó en fracaso, cuando no ha sido un impulso que se transformó en rutina y obligación o esfuerzo denodado y no acompañado. Cuando no ha sido un sueño, negado por la realidad al pasar del tiempo. Cuando no ha terminado deteriorado por incompatibilidad de caracteres.

Define entonces San Pablo el Amor de esta manera:

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia,

el amor no es jactancioso, no se envanece;

No es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

No se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser.



enigma

Monday, June 27, 2011

Como en un espejo de agua...


Hoy me sentí inspirado, y escribí una poesía...

Tal vez --o sin tal vez-- fue la música de Ernesto Cortázar que estaba escuchando en el momento...porque cuando escucho esa música, es cuando algo fluye en mi naturalmente, y la veta poética surge espontánea, diáfana...

Me ha pasado muchas veces. Hoy me volvió a ocurrir.

Y si bien la música es como una invitación, lo sustancial es lo que llevo en la mente y en el corazón, el motivo esencial a quien dirijo mi poesía.

Héla aquí:

Como en un espejo de agua

Quiero que te reflejes en mi

Quiero que aparezca tu imagen

Y también aquello no visible

Tus sentimientos, tus ideas

Tus sueños y desvelos

Quiero verte íntegramente reflejada

Sin cortes, retaceos ni ocultamientos

Para conocerte a profundidad

Para saberte toda, hoy y mañana

Y así entender mi hoy

Y también mi futuro

Porque el hoy sin ti no es hoy

Y el mañana sin ti, no es nada.



Esta fue la música que me llevó a escribir la poesía.

enigma