Sunday, July 31, 2011

Sobre querer tener la última palabra

La imagen agresiva de la chica, simboliza la actitud que asumen algunas personas, para las cuales parece ser importante querer tener siempre la última palabra.

La última palabra en algunos casos, como la de un padre en la familia, dirime un pleito o una situación, y en el acierto o en el error, no se discute, porque está en juego una cuestión de respeto y autoridad.

Pero, en las relaciones humanas comunes y normales con cualquier persona que no tenga o no sea autoridad, nadie tiene la última palabra, y quererla tener no da más razón a quien así elija su actitud.

Alguien dijo: "si no te gustas lo que recibes, presta atención a lo que emites".

Sabia advertencia, cuando a veces no se quiere reconocer lo expresado, se niega rampantemente lo que se ha escrito, o situaciones semejantes.

Como siempre sostengo, el valor de la palabra es muy importante, y una vez emitida, siempre tiene sus consecuencias.

En: “Coaching: Querer tener la razón a toda costa, ¿vale la pena?, Francisco el Vie escribió el 12 de Noviembre de 2009 :

"El lenguaje es muy poderoso. Con las palabras usted puede llevar a otra persona desde la felicidad extrema hasta la más profunda de las desesperaciones."

Por eso, cada vez que se habla, y especialmente si se escribe, hay que cuidar muy bien lo qué se dice y cómo se dice.

Hay personas que pretenden tener razón a toda costa, aunque no la tengan, aunque estén intrínsecamente llenas de contradicciones ellas mismas, de incoherencias esenciales, de falta de continuidad de un pensamiento lógico, firme, convincente.

Y es entonces cuando --como buscando reafirmar sus posturas-- procuran tener siempre la última palabra, aunque ya nadie la escuche o la lea.

Como si eso les diera más razón, o simplemente, razón.

Fue Federico Nietzche quien dijo una frase que en lo personal me gusta mucho, y la he hecho mía muchas veces en la práctica: "Dí tu verdad y rómpete". O sea, dí lo que tienes que decir, y desaparece, basta, es suficiente. Dicha la verdad, no hay más nada que agregar.

En lo personal, aunque puedo ser un buen polemista, no me gusta polemizar. Soy respetuoso de la opinión ajena aunque discrepe totalmente con ella. Pero no me gusta polemizar. Prefiero decir mi verdad y nada más.

Sí me gusta el intercambio de ideas, pero eso es otra cosa. Esa es una actividad creativa, positiva, que se desarrolla con mutuo respeto, y que se nutre de los variados aportes en torno a un tema.

La polémica, por el contrario, las más de las veces me resulta anodina, inconducente.

Yo entonces, digo lo mío y ahí la termino. Si alguien la quiere seguir por su cuenta, allá esa persona.

Pero emitir la última palabra, no significa que quien lo hace tenga la razón. Y finalmente, me parece una actitud un tanto pueril. Una actitud que revela inseguridad propia, flaqueza.

La última palabra, no asegura que sea la mejor. Más bien parece la manifestación de un capricho, una búsqueda de autocompensación personal en algo sobre lo cual la persona sabe que no tiene razón.

enigma

Saturday, July 30, 2011

SOY COMO ME VEN

Alguien, que me ha podido conocer como pocas personas en el mundo, me escribió una de las tantas veces en que lo hizo, y me dijo algo muy especial, algo que pocas veces había escuchado en mi vida: “eres tierno”.

Según el diccionario manual de la lengua española, Larousse, la ternura es definida como:

s. f. 1 Cualidad de la persona que muestra fácilmente sus sentimientos, especialmente de afecto, dulzura y simpatía. 2 Muestra de afecto, cariño y dulzura

De modo pues que cuando me han dicho que soy tierno, significa que han apreciado en mi esas cualidades de afecto, cariño, dulzura, simpatía. Pero también, que soy una persona que “muestra fácilmente sus sentimientos”.

Y es cierto, soy así. Me reconozco en esas definiciones.

Tanto en las que significan sentir afecto, cariño, dulzura, simpatía, como en el hecho de que muestro fácilmente mis sentimientos.

Cualquiera se da cuenta si un día estoy feliz o triste. Tanto que más de una persona me ha dicho, “tus ojos hablan más que tus palabras”.

Es que cuando tengo una gran felicidad, una alegría profunda que envuelve por completo mi ser, es más fuerte que yo, no lo puedo ocultar. Y aunque no esté revelando la causa de esa alegría, sin embargo, es imposible disimularla.

Por otra parte, soy espontáneo, extrovertido. Sí puedo guardar celosamente secretos, lo he hecho y lo seguiré haciendo. Tengo entrenamiento para eso. Pero…--por aquello de quiénes tienen derecho a saber— hay contadas personas que a veces, por su vínculo conmigo (especialmente el vínculo filial, por ejemplo) en determinado momento tienen derecho a saber, y se hace imprescindible que sepan algo.

Y entonces comparto, comparto mesuradamente, comparto lo que considero adecuado que sepan, y no voy más allá de eso. Sé establecer mis propias limitaciones, especialmente si terceras personas están involucradas, por respeto a las mismas.

Nunca voy a dejar mal a nadie, y menos si se trata de alguien que cuenta con mi más alta estima, mi mayor aprecio, mi consideración más distinguida, mi cariño, o mi amor…

En mi juventud en Uruguay, tuve el privilegio de que el Rev. Emilio Castro Pombo fuese mi Pastor. Y siempre recuerdo un mensaje en el cual decía: “nunca te arrepientas de ser bueno”.

Porque finalmente ser bueno da más rédito que ser malo. Porque proceder bien nos trae gozo y paz al corazón.

Porque odio, venganza, revancha, pelea, discusión, rencor, echar en cara, no hacen sino daño a nuestro propio ser, además del daño a terceros. Eso no edifica, eso destruye.

En cambio, ternura, compasión, perdón, superación de errores, dar aliento, empujar para adelante, mirar hacia el futuro, ayuda al prójimo y nos ayuda a nosotros mismos. Sentir al ser que nos importa, nos interesa, o es nuestro interlocutor/a válido con ternura (según la definición arriba dada) ¡es realmente hermoso, es constructivo, y cuesta tan poco!

Y así es como se crece en calidad humana. No hay otra fórmula, no hay otro camino.

Claro que no hay que confundir ternura, paciencia, capacidad de perdonar, comprensión, con ser tonto.Y quienes me conocen bien saben que no lo soy, aunque sea inocente para algunas cosas, y aunque en principio pueda confiar sin reparos en algo que se me diga.

Pero sí, me siento orgulloso de ser tierno, y también de ser bueno, de no buscar otra cosa que el bien y la felicidad de los demás. Y así pienso seguir hasta el último hálito de mi existencia, según me lo conceda el Ser en Sí.

Tal vez por eso, puedo recibir mensajes como estos:

Entré a tu Blog, me gustó lo que escribes, porque eres honesto en todo lo que pones y compartes lo que sientes.”

“Posiblemente usted no me recuerde pero yo sí y con mucho afecto por cuanto su forma de ser, su carisma y personalidad nos dejó una profunda huella a quienes éramos jóvenes estudiantes del liceo en el Instituto Crandon hace 30 años atrás en Montevideo.”

enigma

Thursday, July 28, 2011

Cibernética y libertad

Desde hace década y media, el planeta vive la más tremenda revolucion, nunca anticipada por nadie: la revolución cibernética.

Los viejos ideólogos de las revoluciones sociales del Siglo XIX y XX han quedado superados, perimidos y obsoletos por esta auténtica revolución, que es tecnológico-cultural, que llega a todos los estratos de la sociedad, a nivel mundial, en forma instantánea, y que nos ha unificado aceleradamente en el planeta.

Mediante la cibernética, las conexiones satelitales (sin las cuales nada funcionaría, de ahí la importancia de la actividad espacial) podemos comunicarnos en tiempo real con cualquier persona en cualquier parte del mundo. Podemos entrar en las bibliotecas de las universidades más famosas, podemos enviar y recibir información en sonido, palabras e imágenes.

Todo esto es formidable, y todo esto demanda crecientemente de los legisladores, crear normas a fin de vehicular adecuadamente medios tan poderosos puestos en manos de cualquiera.

Lo cierto es que la internet se usa para cometer crímenes, robos de identidad, esquemas fraudulentos de negocios, apropiación indebida de cuentas bancarias, penetración de sistemas ajenos para robar ideas, espionaje industrial, y espionaje internacional, especialmente de defensa.

Y en medio de todo, el ciudadano común y simple, el usuario como tú y como yo, expuestos (aún ignorándolo) a ser vigilados, investigados, fichados, registrados en cuanto documento recibimos o escribimos y enviamos, trazando un perfil de nuestros gustos, ideas, inclinaciones, etc.

Hemos perdido la libertad. Se nos espía y conoce al instante y no tenemos el respeto a la privacidad para comunicarnos con alguien abiertamente, en los términos que queramos, sin que nadie se entere.

La violación de la correspondencia siempre fue considerada un delito. Pero los gobiernos, sus agencias de inteligencia y policiales, los piratas de internet (hackers) y otros, todos pueden entrar a nuestras PCs, laptops, notebooks, y teléfonos celulares, para obtener de nosotros toda la inforamción que quieran.

No tenemos privacidad, no tenemos derecho a pensar y decir libremente, sin que alguien, si quiere, si lo desea, o si hay una orden judicial que lo permite formalmente, no nos esté mirando y sepa todo de nosotros.

La sensación que a uno le queda luego de eso, es ¡¡ horrible!! Es como andar desnudo en público.
Pero es aún peor. Porque si estuviésemos desnudos en público, revelamos nuestro físico, pero no nuestras ideas, inclinaciones, gustos y disgustos, contactos con otros congéneres, temas, etc.

Aquí estamos vistos internamente, porque se han desarrollado los mecanismos de seguimiento para uso y explotación comercial, en primera instancia, pero también para investigacion, vigilancia y control de las personas.

Y esto es horrible!

Esto me lleva a pensar que si queremos mantener la privacidad de nuestras comunicaciones, que si no queremos ser objetos permanentes de este agravio para el cual ni siquiera se nos informa previamente o se nos solicita nuestro permiso. Si queremos evitar esta invasión a nuestra persona y a nuestra intimidad, en resumen: si queremos mantener nuestra libertad, la mejor forma de comunicarnos, es volver al viejo método de la carta escrita en papel, y enviada en un sobre por correo.

Demorará más, nos llevará más tiempo escribirla, pero eso no lo puede interferir nadie, a menos que la mismísima correspondencia fuese violada, lo cual es facil de constatar.

Y luego el encuentro y la conversacion personal. Ya no somos un nombre, un número o una contraseña, somos quienes somos y tenemos la dicha de conocer como somos, nuestro decir, la inflexión de nuestra voz, nuestros gestos, etc. Esa impronta personal, que jamás es accesible por Internet.

¡Libertad! precioso don por el cual se han librado innúmeras batallas y han dado su vida tantos valientes y patriotas.

No la perdamos al precio de la comunicación inmediata, y todos los adornos con que se nos vende el producto.

Tal vez sea hora de volver a usar papel, y máquinas de escribir (mecánicas o eléctricas), sobres, y el correo postal --que desfallece por la competencia desleal del correo electrónico-- y de encontrarse más personalmente, de reunirse, ¡de volver a mirarnos como humanos, de establecer la mejor de las comunicaciones!

De paso consumimos menos energía eléctrica, contaminamos menos, y si ocurre una catástrofe, un desastre o una simple interrupción del fluido eléctrico, no nos vamos a quedar sin recursos para continuar comunicándonos.

Cuando más dependemos de la electrónica, más esclavos nos hacemos a ella, y más esclavos somos de quienes nos investigan, y tratan de manipular y controlar.

Recomiendo leer la exposición inaugural hecha por el Dr. Manuel Castells en la Universidad Abierta de Cataluña, titulada: "
Internet: ¿una arquitectura de libertad? Libre comunicación y control del poder."
Ver: http://www.uoc.edu/inaugural01/esp/internet_arq.html



enigma

Wednesday, July 27, 2011

El viaje frustrado

Amigos: tenía planeado un viaje para Septiembre.

El boleto lo había comprado el 16 de Junio, y una semana después había reservado el hotel.

Mis valijas estaban aguardándome, mi ropa ya elegida para el viaje, y hasta algún obsequio adquirido, porque no se puede ir con las manos vacías.

Todo estaba listo, y ayer de mañana, cancelé el boleto aéreo y la reserva del hotel.

¿Qué hizo variar mi decisión entusiasta de viajar, esta vez?

Pues que éste no era un viaje más ni un viaje cualquiera. Éste era un viaje donde iba a procurar definir mi vida futura. Tanto como decir que podía implicar la venta o no de mi casa, mi traslado de Estados Unidos a otro país, o la venida de gente al mío.

Tanto como que de este viaje esperaba venir con una respuesta que podía darle un giro de 180 grados a mi vida actual.

Un giro que he estado esperando largamente, sobre el cual dialogué múltiples veces. Había mucho para conversar, análisis de realidades, formas de vida, detalles importantes, en fin.

Ese viaje mío aparecía en el horizonte complementado por el viaje de alguien aquí a Estados Unidos.

Eran pasos encaminados a un nuevo futuro.

Pero luego de tanto tiempo, de tanto esperar, de aguardar que algo se concretara, la incertidumbre total, la imprecisión, la falta de decisión y definición de la persona con quien iba a dialogar, determinaron que --como lo más importante y la razón esencial del viaje era esa-- al no cumplirse esos parámetros (lo cual me resultó obvio luego de un intercambio cibernético) decidiera cancelar todo.

¿Decisión apresurada? No, en manera alguna. Decisión justa, correcta, coherente.

Éste no era un viaje turístico o de placer. Era un viaje para tratar asuntos de vida. Entre medio claro está, podía haber todo el gusto de compartir gratos momentos. Pero lo esencial no eran esos momentos, sino el tema de fondo a abordar.

Yo soy un hombre de principios, y uno de mis principios básicos es la verdad, y el ser coherente.
No soy un tipo veleta, --como la rosa de los vientos-- que ahora apunta a un lado, y dentro de un rato, si el viento cambió, apunta a otro.

En la vida hay que marcarse un derrotero, tener ciertas ideas guías fundamentales, y tener principios señeros sobre los cuales actuar.

En una relación personal, importa quién es la otra parte, cómo es, cómo actúa. Y cuando la otra parte está llena de dubitaciones, de inconsistencias, de un día es sí, y al otro es no, entonces finalmente uno no sabe y no puede saber a ciencia cierta a qué atenerse.

Cuando a la otra parte se le recuerdan sus dichos, --porque siempre he opinado y sigo opinando que las palabras comprometen-- y la persona considera que recordarle lo que ha dicho es "recriminación", significa que no es capaz siquiera de sustentar sus propias palabras, y eso es una flojera muy grande. Y bajo esas circunstancias, toda plática se vuelve anodina, por lo incierta.

Eso determinó finalmente que mi viaje se frustrara.

No sólo se ha frustrado mi viaje (que eso sería lo de menos) porque puedo volver a comprar un ticket y a reservar el hotel, ¡se ha frustrado un proyecto de vida! y eso sí cuenta y duele.

Soy hombre de sentimientos intensos, profundos, que cuando se anidan en mi corazón, me alientan, animan, transforman, y son mi razón de ser.

No es nada facil ni agradable, tener que decir adiós a todo eso. Pero a veces, aunque el trago sea muy amargo, es preferible decir adiós, que caer en un error que más adelante se lamentaría para siempre.

Creo que el viaje se ha frustrado, pero no se frustra mi vida.

Y alguien de ustedes me podrá decir: ¿y ahora qué?

Ahora seguiré en la búsqueda de reconstruir mi vida personal.

Pero, me dirán, y si tanta fuerza y tanta profundidad tienen tus sentimientos, ¿cómo los vas a borrar de golpe? esos no se cancelan como un pasaje aéreo. Cierto, pero si han decidido cancelar mi vida futura, yo no puedo hacer nada contra eso. Busqué todas las opciones, la aperturas posibles, dispuesto a darme el todo por el todo.

Entonces ahora....sólo queda un milagro. Sólo un milagro podría cambiar la situacion.

¿A qué le llamo milagro? a que la otra parte cometa un acto audaz, corajudo, decisivo, por el cual me muestre finalmente que es verdad todo cuanto me ha dicho, que son ciertos y fuertes sus sentimientos por mi, y que está dispuesta a hacer lo necesario para que haya un futuro juntos.

Pero ese "milagro", es eso....Y en este caso, no creo que vaya a ocurrir.



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Tuesday, July 26, 2011

Con enorme gratitud

"Dad gracias en todo; porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."

I Tesalonicenses 5:18

Ser agradecidos debería considerarse después de todo, una virtud teologal.

Porque no se trata simplemente de ser agradecidos por todo lo bueno, lo hermoso, lo agradable, lo positivo que nos puede ocurrir.

Se trata de ser agradecidos siempre, aún en medio de la tormenda y el vendaval, aún en medio de momentos aciagos en la vida, aún frente a la enfermedad grave, la pérdida de un ser querido, o la misma muerte.

Porque hay que tener la capacidad de descubrir motivos por los cuales estar agradecido, de encontrar las razones para estar agradecido.

El Apóstol San Pablo, refiere en ese pequeño versículo de su I Epístola a los Tesalonicenses, de la gratitud que debemos al Ser en Si (Dios).

Pero también tenemos que saber ser agradecidos a nuestros congéneres humanos. Porque de sus aciertos y de sus errores aprendemos cada día. De su trato o destrato también aprendemos, maduramos, nos fortalecemos, nos perfeccionamos.

Con esto como "telón de fondo", hoy quiero compartir con ustedes que me siendo agradecido.

En primer lugar claro está, al Ser en Sí, porque me ha dado a vivir una experiencia única, fantástica, formidable, irreproducible en todas sus aristas, alturas, bajuras. Irreproducible por lo de profundamente humana que ha tenido esa experiencia, pletórica de pináculos de hermosura, y de pronto, de abismos de frustración y dolor.

¡Pero qué experiencia al fin! Y por esa experiencia doy gracias al Ser en Sí que me permitió vivirla intensamente, y que hoy me permite haberla superado, como quien pasa un muy dificil examen. En este caso, un examen de vida.

Pero también, y por supuesto, agradezco al ser humano que fue parte de esa experiencia conmigo.

A ese ser humano único en todo el planeta, que seguramente está ahora leyendo estas mismas líneas. A ese ser humano muy especial, que me hizo sentir cúspides de amor, de bondad, de comprension, de compañerismo, de estar ahi en el momento oportuno con la ayuda justa, de ser capaz de lanzarme con arrojo y valentía a una realidad totalmente diferente a todas las que he vivido, y de estar dispuesto a dar todo cuanto me queda de vida y todo cuanto soy. A ese ser humano también le agradezco.

Porque fue capaz de extraer de mi lo mejor que tengo, y ponerlo a su disposición.

Tal vez eso mismo en el fondo le arredró. Le ofrecí mucho, y le apabullé. No pudo creerlo, no pudo confiar, no llegó tal vez a entenderme o conocerme del todo. No sé.

Ese ser humano, confundido, partido en dos, atado por viejas esclavitudes, dispuesto a sacrificar su propia felicidad por la felicidad de otros, está hoy ahí, sin tener gozo ni una verdadera paz interior.

Mirando su presente como una desdicha a sobrellevar, y un futuro incierto, realmente incierto, porque no tiene prácticamente nada suyo....pero persiste y sigue en terreno conocido, porque espera que el sacrificio que está haciendo valga la pena y rinda, en dos hermosos pequeños que son suyos, más que de nadie.

Yo respeto e inclino me cabeza en reconocimiento a ese sacrificio.

Sólo que tal vez, ese ser humano olvidó el segundo mandamiento que Emmanuel (Jesús) nos enseñó: "amarás a tu prójimo, como a tí mismo/a."

Si uno no empieza por amarse a uno mismo, no puede amar bien a su prójimo. Y si uno se ama a uno mismo, entonces tiene que buscar por derecho inherente, propio, irremplazable, el bien personal, la felicidad, el disfrute de la vida, la paz interior, el equilibrio. Y si eso se encuentra, y si se abre una ventana de esperanza, y si hay la posibilidad de un futuro que haga salir del pozo en que se está, pues ¡adelante! con coraje, y con fé.

Porque ese paso adelante, también a la postre significará un paso gigantesco para esos pequeños que están dependiendo del mismo.

La persona a que me refiero tuvo esa oportunidad. Le fue reiteradamente ofrecida, y finalmente, se la perdió...

Esto me hizo acordar a las sabias palabras de un doctor en filosofía, que dirigió a la sazón un lugar donde yo trabajaba, cuando se me planteó la posibilidad cierta de venir a Estados Unidos.

Me llamó a su escritorio, y pausadamente me dijo: no sé cuál será su decisión, pero piense que hay oportunidades que se dan una sola vez en la vida...y me miró fijo, como esperando una respuesta mia, y agregó: mi amigo, ¡más vale pájaro en mano que cien volando!.

Recuerdo que le agradecí sus palabras, y bueno, ¡aquí estoy!.

Si me hubiera quedado mirando a lo que tenía allá como seguro, si me hubiera quedado en lo que estaba acostumbrado, habituado, a lo que había sido mi hábitat por más de 40 años, si no hubiera arriesgado, con fe, no estaría aquí en Estados Unidos.

Pero...bien dijo Emmanuel, que
"Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62).

No. Siempre hay que mirar para adelante, hacia el presente que gesta el futuro, hacia ese futuro que está viniendo a nosotros.

Estas son las lecciones de vida que se aprenden de la experiencia, y por las que también hay que saber dar gracias.

Pero además es cierto, hay oportunidades que no se repiten en la vida. Que se dan una sola vez, y las hacemos nuestras o se pierden para siempre.

Esto me hace acordar a aquella canción de Jaime Roos, en que se quedó solo en la estación, porque el tren pasaba a determinada hora...y nadie le había dicho nada. Se lo perdió...

Hay una frase que se me ocurrió a raíz de una tarea cumplida, en la que se hizo una revisión de la misma. Frase que me parece se aplica a la situación de esa persona, y de la de todos quienes podemos pasar por lo mismo.

"El camino hacia la perfección está jalonado de errores. El camino de la virtud consiste en reconocerlos, para no volverlos a repetir".

Yo por mi parte, reconozco haber caído en un error que habría sido serio, que habría podido traerme serios inconvenientes, y haber trastornado mi vida.

Una vez más doy gracias al Ser en Si, que me sacó del error, que me puso aparte de la equivocación, y que hoy me abre --en total libertad-- una perpectiva nueva, para un mañana nuevo.

Todo esto pues, lo digo con enorme gratitud. Para con el Ser en Si, y para ese ser humano tan especial, que hasta anoche, paso la aventura de vivir de una manera muy particular, en relación conmigo.

Que también a esa persona le sirva la lección, para dar gracias al Ser en Sí --si la aprende-- y para no volver a repetir el error de perderse una oportunidad única en su vida.



enigma