Friday, June 29, 2012

NANOTECNOLOGÍA: no nos olvidemos que existe

En los laboratorios de diversas univesidades e institutos científicos, se viene trabajando febrilmente con lo que se ha dado en llamar: Nanotecnología.

La mejor definición que he encontrado es esta: "La nanotecnologia es el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a nano escala, y la explotación de fenómenos y propiedades de la materia a nano escala.
"

En otras palabras, es un trabajo a escala microspópica, o nano escala. "Nano" es el prefijo que significa la mil millonésima parte de algo.

Así se habla de motores más pequeños que el grosor de un cabello humano.

Y se está a la puerta de una verdadera revolución que marcará el destino de la humanidad por los próximos siglos, a partir de este Siglo XXI.

La creación por ejemplo, de materiales y compuestos con características totalmente diferentes a lo que habitualmente conocemos, es una de las tantas aplicaciones. Poder contar con un material mucho más fuerte que el acero pero asimismo 10 veces más liviano, parece algo mágico, pero es algo realizable.

Pensar en células artificiales que van a combatir directamente, dentro del cuerpo, enfermedades que hoy nos llevan a la muerte, como el cáncer, o sensores que van a detectar dentro del cuerpo la falta o exceso de una sustancia, y van a actuar conforme sea necesario, todo ello está previsto que comience a ser realidad dentro de muy poco tiempo (un par de años).

Pero a ello, se puede agregar la reparación de tejidos, el control de la evolución de enfermedades mediante la obtención de imágenes, la prevención y alivio del dolor,etc. etc.

En el campo de la informática, el funcionamiento de procesadores de datos a nivel nano, implicaría ahorro enorme de energía, una velocidad altísima, y un manejo de información en grados superlativos.

Tal vez porque se trata de algo aún en experimentación y desarrollo en esos ámbitos tan exclusivos donde de genera ciencia y tecnología, esta novísima rama nos pasa desapercibida en el diario acontecer. Pero, no olvidemos que existe y que crecientemente ocupará un lugar en nuestra vida cotidiana.



enigma

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Saturday, June 23, 2012

Lo que nunca pude hacer...

Hay circunstancias y momentos en la vida, que quisiéramos transformarlos en memorables, en únicos, para que su recuerdo perdure para siempre con nosotros con un sabor dulce y hermoso.

Yo quise vivir unos de esos momentos con alguien, y no pude.

Algo que me hubiese gustado hacer, hubiese sido tenerle muy junto a mí, abrazada. Hundir mi mirada en sus hermosos ojazos negros, y no hablar una palabra, pero sumergirnos ambos en una especie de éxtasis, mientras la música de Ernesto Cortázar desgranara las notas de “Two candles for two hearts”, y con mis ojos entablar un diálogo silencioso donde pudiese transferirle todos mis sentimientos.

Estoy seguro que los hubiera captado.

La segunda cosa que me hubiese gustado hacer, habría sido poder ir a cenar a un lugar muy especial. Un lugar donde de fondo hubiese música suave, y las mesas estuviesen iluminadas con candelabros. Y allí poder hacer un brindis por los dos, teniendo a los pies la vista de la ciudad. Chocaríamos nuestras copas en celebración de lo que nos llevó hasta allí, y como sello de una amistad única, especial, imperecedera.

Son dos cosas que nunca pude hacer con quien hubiese querido vivirlas.

Sólo el Ser en Si sabe si tal vez, en algún momento de mi existencia eso será posible.

Mirado desde el hoy, diría que no ocurrirá nunca.

Pero no tengo derecho a pensar así.

Prudentemente, sólo puedo decir: no lo sé, ¡pero quisiera que ocurriera!

Y lo digo honestamente. No hay ninguna maldad en ello. No. Sólo que mirado desde fuera, puede parecer lo que no es.

Pero ella y yo lo entenderíamos muy bien. Porque es algo especial, una amistad diferente, fuera de lo común, pero amistad al fin, nada más que eso.

Una amistad en la que hemos intercambiado trabajos literarios, una amistad en la cual yo llegué a sentir amor, pero nunca transgredí el compromiso de honor de ella de no llevar nuestra vinculación más allá de la amistad.

Entre tanto, comparto las dulces notas de este tema que me emociona cada vez que lo escucho, y que se titula “Two candles for two hearts” (Dos velas para dos corazones).

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Friday, June 22, 2012

SINCERIDAD ANTE TODO

La sinceridad es uno de los valores esenciales del ser humano.

Cuando se pierde, se pierde la confianza, y esto deteriora las relaciones interpersonales al punto de ponerles fin.

La sinceridad es una exigencia propia que cada quien tiene que plantearse.

Es fácil deslizarse por la mentira. Pero como siempre he dicho: "la mentira tiene patas cortas", no puede andar por mucho tiempo, la verdad salta a la luz y rompe con los esquemas ficticios, con las máscaras, con los ocultamientos.

Ser sincero/a tiene su costo. ¡vaya si lo sabré en carne propia!. A veces puede costar el empleo, otras, una relación sentimental, otras, la pérdida de alguien considerado amigo/a.

Pero hay algo que es más fuerte que uno, cuando se es bien, cuando se tienen valores que han ido formando nuestra personalidad desde la misma niñez. Así como no puedo cometer un acto criminal, tampoco puedo mentir.

¿He mentido alguna vez en mi vida? Sí, más de una vez. ¿Por qué?, por razones humanitarias, en un caso. Y porque me dio vergüenza confesar que yo había escrito ciertas cosas. Aunque en esta circunstancia culminé admitiendo que había sido yo el autor, y finalmente dije la verdad, y estuve en paz con mi conciencia.

Fuera de ello, quienes me conocen y me conocen bien, saben que no miento. Y eso me ha acarreado más de un problema. Pero la cuestión no es estar bien con otros, sino primero que nada, estar bien con el Ser en Si, y conmigo mismo.

Siendo así, me siento con la autoridad para exigir de otras personas, que digan la verdad, que no mientan. Que no prometan ni juren lo que es mentira, o lo que saben que nunca van a cumplir. ¡Es tan desagradable constatar una mentira tras otra, una palabra empeñada que no se cumple, tras otra! Cuánto más daría por una verdad dura, aunque duela, pero verdad al fin.

A veces hay personas que no quieren escuchar la verdad o prefieren que se les mienta.

Tal vez ustedes han oído como yo, de personas que prefieren que el médico no les diga realmente cuál es su diagnóstico, para no conocer la realidad de su enfermedad. O que --lo cual es aún peor-- eligen no ir al médico, para no saber qué es lo que realmente les tiene enfermos.

Está la mentira piadosa. La mentira para no crear en alguien un dolor innecesario. A esa confieso he apelado yo en otras ocasiones. Porque no hay que hacer sufrir a alguien diciendo una verdad que no va a tener otra consecuencia que ese sufrimiento.

Pero en este caso, en realidad no se trata de tejer una mentira, sino más bien, de no proporcionar una información actualizada. Nada más que de eso.

Por lo demás, soy un amante de la verdad, transparente, clara, diáfana. Porque es lo que vale.
Y no le temo a la verdad que me digan, ni temo decir la verdad ante quien sea.

Considero que diciendo la verdad, dignifico a quien me escucha o lee.

Por supuesto que también sé ser prudente, y callar cuando debo. Porque no es necesario que todo se revele, o todo salga a luz. Hay verdades que uno lleva a la tumba, nunca compartidas.

También eso es un valor: la discreción.

¿He fallado en ser discreto? Si, en una circunstancia (una sola en mi vida) he fallado. ¿por qué?, por entusiasmo, por sentir alegría, por estar feliz, con una felicidad desbordante.

Más de una persona --entre gente que me ha conocido por años--- me ha dicho: "aunque no lo digas con palabras, tus ojos hablan por ti." Y debo admitir que es cierto. No puedo ocultar mis sentimientos, ya sean de tristeza o felicidad.

Esto me trae a mi mente una canción del gran artista mexicano Vicente Fernández que en una parte de su letra dice: "yo te pido me perdones, si emocionado el silencio rompo".

Pero es cierto, hay circunstancias en que corresponde guardar un silencio absoluto, a pesar de las fuertes emociones.

Si errar es humano, pues he errado en eso, pero he aprendido mi lección. ¡Nunca más!, como nunca lo fue antes.

Claro, es más facil guardar absoluto secreto --y así lo he hecho-- sobre cuestiones que no implican para nada sentimientos, sino simplemente un sentido del deber. Cuando las emociones entran a tallar, es cuando mantener los labios apretados a veces se torna dificil. Especialmente, si a uno le dicen: "te veo muy contento estos días: ¿qué es lo que te está pasando?". Si uno responde "nada", uno está mintiendo, y la persona que preguntó intuye que esa respuesta no es la verdad. Si uno crea en el momento algo como para explicar la alegría que se tiene....ummmm ¿cuán auténtico puede sonar?. Finalmente uno opta por decir la verdad, no en detalles que a nadie le incumben, pero la verdad esencial: "estoy contento por....".

Pero entonces, se rompe la barrera de la discreción. Y a veces, --aunque no se desee, aunque lo que menos se quiera es eso-- trae consecuencias que jamás se pensaron y que a la postre, no resultan positivas. Como digo, he aprendido la lección.

Pueden estar seguras con absoluta certeza todas las personas que se relacionan conmigo, que siempre voy a decir la verdad, pero también, que sabré guardar con total discreción, lo que tiene que ser un secreto. Porque no tengo derecho a perturbar la vida de terceros.

Y como la cuestion no es simplemente hablar o decir, sino hacer u obrar en consecuencia, aquí me he sincerado totalmente con ustedes.

Como se dice en inglés, "not only talk the talk but walk the walk".

Por eso, siento paz en mi corazón.



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Thursday, June 21, 2012

Revisando las estadísticas...

De tanto en tanto, reviso las estadísticas de este mi blog. Me gusta saber cual fue el material que más lecturas atrajo, cuántas personas me leen.

Porque al no recibir comentarios, puedo tener la sensación de que estoy escribiendo para mi mismo, de que nadie me lee.

Y afortunadamente no es así. Por ejemplo, en este mes, el pico más alto de lectura hasta ahora, se dio el 19 de Junio, fecha en que recordé la figura emblemática del gestor de la Liga Federal en el Sur de América, del Protector de los Pueblos Libres, del héroe de los Orientales, o sea los habitantes de la República Oriental del Uruguay: el Gral. José Artigas.

Pero luego la estadística vuelve a crecer cuando escribí: "Que la música te acompañe", y esto me dio la pauta de que la música evidentemente tiene un atractivo importante entre mis lectores.

También de entre lo mucho escrito, la mayor cantidad de lectores (1.862) la tuvo la página que redacté el 26 de enero de este año, titulada "El valor de la honestidad".

Eso me lleva a pensar que hay avidez por el encuentro o reencuentro con valores que la sociedad va perdiendo a raudales, casi inconscientemente, al socaire de lo que los medios --especialmente el cine y la TV-- transmiten a sus audiencias: sensacionalismo, sexo mercantilizado, violencia extrema.

Alguien podrá decir: pero también hay analistas, y expertos en política, y economistas....sí, formadores --y algunos, manipuladores hábiles-- de la opinión pública. Pero luego de verles casi a diario, resultan aburridos, pues de un canal a otro, se repiten las mismas palabas, las mismas ideas, no hay nada original, nada diferente.

A los lectores en Estados Unidos, que pueden ver las cadenas ABC, CNN o Fox News, les pido que cuenten cuántas personas a lo largo de una jornada, repiten la frase "at the end of the day", que se ha hecho de hace un mes a esta parte, una amuletilla generalizada. ¿Por qué no dicen "bottom line" (pasando raya), o "summing up" (epilogando), expresiones que siempre se han usado?...

¿Cuántas veces se puede pasar de un canal a otro y ver las mismas noticias, exactamente dadas en el mismo orden, con las mismas imágenes?....y uno reflexiona: ¿hay una central de distribución de noticias que --por sobre la aparente competencia de las cadenas-- las agrupa a todas en una, e indica "esto es lo que hay que poner al aire hoy y en este orden"? Francamente, esto lo he constatado muchas veces, y me ha hecho pensar no justamente en la libertad de prensa, sino todo lo contrario.

Menos aún en una prensa que tiende a fomentar conciencias libres, sino en una que trata de controlar, manipular y determinar la forma de pensar de la gente. O sea, cuanto menos elementos tengan las personas para analizar por sí mismas y llegar a sus propias conclusiones, mejor.
Lo que hay que evitar a toda costa es que la gente piense por sí misma. Lo que hay que lograr es adocenar mentes, y alinearlas según la conveniencia de quienes gobiernan el mundo tras bambalinas.

A la gente se le da un puré de noticias, facil de digerir, ya todo preparado, que no exige una mente más desarrollada y cultivada que la de un niño en sexto grado de escuela.

Eso pasa en Estados Unidos.

Cuando veo la televisión en español, ¡es un horror!. Escasísimos programas tienen contenido, y análisis, o información válida sobre economía, salud, medio ambiente etc. Los hay, y aún los informativos presentan noticias que no se ven en las cadenas estadounidenses.

Pero el grueso de la programación, es tan grosera en su contenido, tan poco educativa, que da hasta vergüenza.

Así pues, saco mis propias conclusiones acerca de lo que mis lectores quieren y gustan, y lo tomo en cuenta para futuras entregas.

En esta ya estoy nuevamente manejando valores, y diciendo cosas que suelen no decirse por ahí.

Así soy, y para eso escribo y tengo el gusto de compartir con ustedes lo que siento y lo que pienso.

Como dijo Artigas: "Con libertad ni ofendo ni temo".



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Wednesday, June 20, 2012

EL MILAGRO DE LAS LLAVES

Hoy me ocurrió algo insólito, y por ello mismo, extraordinario.

Yo no hesito en titularlo "el milagro de las llaves".

Les cuento brevemente: tenía que hacer un trámite en el centro de Washington D.C., y para ello nada mejor que ir con mi automóvil hasta la estación de Metro West Falls Church, que sirve a mi área, y de allí tomar el tren hasta la estación Ferragut West. El tren pertenece a la línea Naranja, ya que aquí cada línea de subterráneo se distingue por un color.

Descendi en esa estación, hice el trámite para el cual había viajado, regresé a la estación con el fin de tomar un tren que me regresara a Virginia, a la estación West Falls Church, donde me aguardaba mi auto en un garaje.

Como debí esperar 9 minutos a que llegara el tren en Ferragut West, me senté en la estación a esperarlo. Conmigo llevaba el llavero de la foto, donde está la llave electrónica y la mecánica del auto, y la llave de mi casa.

Suelo colocar las llaves en mis bolsillos de tal manera que la parte electrónica queda colgando hacia afuera, y las llaves propiamente dichas, dentro del bolsillo.

Al llegar el tren, me levanté del asiento, y emprendí mi viaje.

Menuda sería mi sorpresa cuando al aprestar a bajarme noto que me faltan las llaves. Revisé mi asiento en el tren, por si se me hubiesen caído allí, pero no había nada, y concluí que las tendría que haber perdido en la estación donde inicié el viaje, o sea en Ferragut West.

La situación que se me planteaba era harto complicada. No tenía llave para sacar de la estación mi auto e ir a mi casa. Pero inclusive una vez llegado, --si acaso teóricamente podía pedir auxilio para abrir el auto-- tampoco tenia llave para entrar a mi casa, y aún peor, había dejado mi Blackberry en la guantera del auto.

Razoné que la culpa de todo ello era mía. Porque de haber llevado conmigo una pequeña cartera que a veces llevo, las llaves y el Blackberry hubiesen estado allí seguros y conmigo todo el tiempo.

Al no hacerlo, no quise que el BlackBerry o las llaves pudiesen desmagnetizar las tarjetas que me sirven para entrar y salir de las estaciones del Metro, por lo cual puse las llaves en el bolsillo donde llevaba la billetera, pero no las introduje del todo para que no hicieran bulto y me molestaran al caminar.

Así las cosas, y --algo que a mi mismo me asombró-- no perdí la calma. Me dirigí al manager de la estación de West Falls Church donde había llegado, y le expliqué la situación. Éste inmediatamente llamó por teléfono a la estación donde había extraviado las llaves, y de ahí le informaron que las llaves estaban en la estación Pentagon.

Luego de unas cinco llamadas consiguió comunicarse con Pentagon donde le confirmaron que ahí había unas llaves, aclaró conmigo de qué tipo y cuántas eran y confirmando que de ellas se trataba, fui hasta la estación Pentagon, combinando dos trenes, el de la línea Naranja y el Azul, y finalmente --¡increíblemente!-- me hice de las llaves.

Feliz por lo ocurrido, feliz por la honestidad de la persona que las encontró y que las entregó, feliz por la acción eficaz de los empleados del Metro, feliz porque podía recoger mi auto y regresar a mi casa, dí gracias a Dios con todo mi corazón.

Y me dije --como me he dicho tantas veces-- "la mano del Señor" estuvo sobre mi.

Esas llaves podrían haberse extraviado por completo, caídas en el piso de la estación podrían haber sido pateadas, barridas, cualquier cosa podría haberles ocurrido.

Pero las cosas se dieron en forma concatenada, perfecta, como coordinada, de tal manera que pude tener conmigo tan valiosos adminículos.

Para mi, eso es un milagro.

Lo comparto con alegría con ustedes.



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