Primeramente, lleva agua, elemento indispensable para que la vida misma exista.
Segundo, nunca es igual, siempre es dinámico. No pasa la misma agua dos veces por el mismo lugar.
El río tiene partes superficiales, y partes profundas.
Su agua puede tener saltos, en una zona correr lentamente, en otra anegarse, y en otra más ser impetuoso.
El río de pronto se angosta, y en otras partes es generosamente ancho.
El río va por su cauce, pero a veces se desborda.
Nuestra vida también es así. Un día no es igual a otro. Cada día es distinto, y como dijo el Maestro de Galilea, "baste a cada día su afán".
A veces consideramos temas superficiales, y otras veces, verdaderamente profundos.
Tenemos accidentes de vida, saltamos de la alegría al dolor o viceversa, de pronto tenemos la serenidad y la calma, cuando no nos anega la depresión, y en otros momentos exultamos de alegría que revienta y no se contiene en nuestro pecho.
El río puede ser angosto. Mi río, el de mi vida, es ancho y generoso. Lo aseguro.
Hoy mi río está feliz. Mi río corre alegre. Mis aguas claras y límpidas relucen ante los rayos del sol.
El río se me había desbordado, estaba corriendo como enloquecido, habían obstáculos, grandes rocas entre medio...pero ha podido sortearlas, y felizmente, hoy puedo decir que el río ha vuelto lentamente a su cauce.
Que no fue necesario embalsarlo, que las cosas se han ido dando adecuadamente.
En una palabra, las cosas están volviendo a la normalidad. A lo que nunca debieron dejar de ser.
Me hago el firme propósito de que así continúen.
Y esto, porque valoro muchísimo la amistad. Porque no me gusta perder una amistad. Porque me duele a fondo cuando una amistad se interrumpe o puede perderse.
Pero las conexiones han vuelto a darse, las líneas están tendidas, el dialogo es posible.
El río ha vuelto a su cauce normal.
¡Me siento feliz!.
Y agradezco a las personas que lo han hecho posible. ¡Lo agradezco de corazón!
enigma
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