Vengo de pasar dos días tormentosos. Los he anotado así en mi agenda para no olvidarme.
En el primero de ellos, personas que nunca trataron conmigo directamente, que no conocen de mi vida, ni de mi trayectoria y experiencia en un determinado campo de actividad, no tuvieron empacho en atacarme públicamente en Facebook, tratándome de "mentiroso" y de "desinformador", o --como dijera otro individuo hace un tiempo-- "agente de desinformación", lo cual es mucho más grave aún, porque si yo fuese un agente, significa que detrás mío hay una organización.
Ambas cosas son falsificaciones de la realidad, y en nada se corresponden con mi humilde persona.
Soy un hombre de principios, me manejo con valores cristianos, afirmo la verdad en contra de la mentira, el cinismo o la hipocresía.
No pertenezco a ninguna organización secreta, ni tengo secretos que esconder, tapar o disimular. Obviamente no me estoy refiriendo a cosas del ámbito personal o íntimo, sino a cosas del dominio público, temas que se debaten, etc.
Eso me afectó mucho, pues toca a mi honorabilidad y hombría de bien.
Como si eso no bastara, al día siguiente, alguien de Brasil, en relación al mismo tema que los anteriores me envía un libelo (porque no se le puede llamar carta) con el lenguaje más ramplón y soez que se puedan imaginar. Furibundo conmigo y profiriendo amenazas de que va a revelar no sé qué cosas de mi.
¿Y todo por qué? Por el simple hecho de haber dicho públicamente una verdad incontrastable: que esa persona negocia con el tema que trata. Se dedica a explotarlo comercialmente vendiendo una revista, Discos Compactos, DVDs, y ya publicó 80 libros. Los publica como una ristra de chorizos. ¡¡Yo apenas escribí 4 y sé el trabajo que lleva un libro!! Y además, organiza congresos internacionales.
Yo no insulté a esa persona, y jamás uso los gruesos términos que ese individuo usó conmigo. Jamás dije públicamente nada que no fuese una verdad constatable. ¿Por qué se enoja? no lo sé ni lo entiendo.
Si está orgulloso de lo que hace --como supongo ha de estarlo-- acepte la realidad tal cual es y punto. Y no hay por qué amenazar a nadie.
Pero la baja calaña del individuo queda demostrada en su lenguaje y en su amenaza. Espero no tener que recurrir a un abogado en el futuro.
Y todavía, luego de todo esto, se sumó un entredicho desagradabilísimo con una persona con la que procuraba mantener y establecer una amistad leal y sincera.
Una persona que me acorraló a tener un contacto sólo a través de los mensajes personales que se pueden enviar por Twitter (siempre con la limitación de los 140 caracteres). Ni un correo, ni un chat por WhatsApp. Nada.
Yo estaba cuidando celosamente esa pequeña ventana de comunicación para irla profundizando, y aguardando que esa persona concretara un proyecto que ya lleva dos años y medio sin hacerse realidad. Una página Web en la que podría colaborar, y tal vez mediante una labor de colaboración de mi parte, afianzar más la relación de amistad.
Así las cosas, esta misma persona hizo un programa de TV hablando sobre las ventajas del abrazo. Pero cuando le he pedido que se despidiera de mi con un abrazo, parece que le costaba escribir esa palabra, y siempre terminaba con "saludo", o "saludos" en tanto que a otros individuos --que seguramente no conoce como me ha conocido a mi-- es una de "abrazos", "abrazotes", etc.
Y aún más. Lo que me había pasado en Facebook, me llevó a comentarle que me habia sentido mal, que hasta había tenido palpitaciones.
¿Qué hace cualquier persona amiga? Inmediatamente pregunta "¿qué te ha pasado, por qué te sientes asi?"
Tuvo toda una tarde y una noche, llegó la mañana siguiente...y no fue capaz de interesarse en mi. Eso me produjo una decepción enorme y me demostró en los hechos, que no sabe ser amiga o no quería ser amiga. Ni siquiera eso, conmigo.
Pero...vaya forma de entender las cosas, cuando esta persona en su página de Twitter retuiteó algo que le mandaron unos conocidos suyos, y yo por mi parte comenté sobre lo que esos conocidos habían escrito, la persona de marras se ofendió, se irritó (sus palabras textuales) por mi "atrevimiento" en escribirle a esas personas, en pleno uso de lo que es Twitter, una red social.
Cuando defendí mi derecho a comunicarme libremente y le hice ver que esa era la esencia de Twitter, a las 4:30PM hora estándar del Este de EE.UU. escribió: "OK, adiós". Inmediatemente dejó de seguirme, y cambió la presentación de su página de Twitter.
Hoy 31 amanecí en un día calmo, tranquilo. Terminada para siempre la relación con la susodicha persona. Vacacionándome de Facebook hasta el lunes, y entreteniéndome con unos jóvenes en Twitter.
Me siento en paz conmigo mismo, tranquilo, y miro con fe, como siempre, el futuro inmediato y a mediano plazo.
La tormenta ha pasado, ha salido el Sol.
Estoy como para ir a la playa. Como para sentir el calor del Sol en la piel. Como para empaparme en el agua, y hacer una larga caminata por la orilla. Eso que a los uruguayos nos gusta tanto.
Estoy para tener la compañía de una buena amiga, que realmente me quiere mucho, y que sabe responder cuando acudo a ella. Alguien que procede como cualquier persona sensata lo haría.
Estoy para disfrutar y gozar de lo que la existencia me posibilita y provee. Me acompaña la buena salud, el estar entero, y el ser capaz de querer, de tener sentimientos hermosos, de valorar cada instante.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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