Friday, February 28, 2014

Trastorno bipolar y de personalidad limítrofe, no son iguales

Alguien que leyó mi artículo anterior sobre el Síndrome de Personalidad Limítrofe, me pregunta si acaso no es lo mismo que el Trastorno Bipolar.

La pregunta es pertinente por cuanto ambos trastornos comparten algunas características similares que pueden confundirles.

En el tastorno bipolar ocurren cambios extremos en el ánimo de la persona, que pasa de la depresión a la manía, caracterizándose a ésta como un tremendo empuje de energía, una andanada de pensamientos y verborragia, y no sentir necesidad de dormir. Los bipolares pasan de sentirse muy bien a sentirse angustiados, abatidos, en cuestión de minutos.


Ambos trastornos, el bipolar y el de personalidad limítrofe, se caracterizan por hacer que las pesonas actúen a impulsos, que puede llevarles a conducir en forma riesgosa, a gastar dinero descontroladamente, a mantener relaciones sexuales riesgosas, a comer en exceso y hasta a abusar de sustancias y autoinfligirse daños.


Tal vez una caricatura de lo que es una persona así, lo muestra la serie de episodios cómicos mexicanos titulados "La novia bipolar" que pueden bajar de YouTube.


Me excuso por el lenguaje extremadamene soez allí empleado, pero es el lenguaje popular y de confianza entre una pareja de mexicanos. Notarán que la mal hablada es ella, en tanto su novio es un individuo calmo, que se expresa siempre correctamente. Los personajes están bien marcados, para señalar las diferencias, pero es un buen ejemplo --aunque exagerado-- de cómo actúa una persona con trastorno bipolar, respecto de una pesona normal.


También las personas bipolares acuden muchas veces a las drogas ilegales o al alcohol para de alguna forma sobrellevar sus situaciones, pero eso no hace más que empeorarlas.


Entre tanto, hay importantes diferencias. Según los expertos, el trastorno bipolar es producto de una alteración cerebral, en tanto que el síndrome de personalidad limítrofe se debe a un problema emocional.


La persona bipolar cambia de estado de ánimo en cuestión de instantes, pasando de la felicidad a la depresión, o a la ira y la ansiedad, y eso le puede durar unas horas. A lo sumo un día.


En la persona con trastorno de personalidad limítrofe, sus cambios de sentimientos, enfoque, relacionamiento y ánimo son más duraderos, persisten. Lo típico es que sean personas erráticas, incongruentes, incoherentes, impredecibles.


Estas personas pueden funcionar muy bien en ciertas áreas de sus vidas, pero tienen serios problemas en otras.


He encarado estos temas  --además de que la psicología me apasiona-- porque considero que es importane conocerlos para entender a la persona con alguno de estos trastornos, y si notamos que los tiene, ayudarle a superarlos o sobrellevarlos de la mejor manera posible.


Lo que menos queremos es que la persona arruine su vida, pero tambén debemos cuidarnos de que no nos arruine la nuestra.


Como siempre digo, un tratamiento a tiempo es el mejor camino para encauzar estas situaciones que deben ser miradas con compasión y sentido humano solidario.


enigma 
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Thursday, February 27, 2014

PERSONAS CON S.P.L.

Hoy me voy a referir a un tema muy delicado, como lo es el de personas con el Síndrome de Personalidad Limítrofe.

En inglés se le llama Trastorno Limítrofe de la Personalidad.


En la página del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, se define esta situación como: "una importante enfermedad mental que se destaca por ánimo, conducta y relaciones inestables."

 
 Asimismo, el Instituto informa que:
 

“Usando imágenes del cerebro y la teoría del juego, un enfoque matemático para estudiar las interacciones sociales, los investigadores ofrecen una nuava forma potencial de definir y describir esta enfermedad mental. Ellos concluyeron que las personas con el síndrome de personalidad limítrofe o bien tienen un sentido alterado de las normas sociales generalmente aceptadas, o pueden no sentir esas normas en absoluto. Esto puede llevarles a comportarse en una manera que interrumpe la confianza y cooperación con otros. Al no responder de una manera que repararía la relación, las personas con el síndrome de personalidad limítrofe también dificultan la capacidad de otros para cooperar con ellas.”



Algunos otros datos, obtenidos en PsychCentral, complementan el cuadro de una persona que adolece del SPL.  Allí se dice que: “Las persons con este trastorno a menudo ven a otros en términos de “blanco y negro”



Para estas personas, el tratamiento que se recomienda es la psicoterapia, a fin de que superen el problema. El paciente debe aprender nuevas herramientas de comportamiento social, regular las emociones, y cualquier otro cambio importante en su vida. 



Uno de los aspectos iniciales importantes en la psicoterapia es hacer una especie de contrato con la persona, para asegurarse de que no se va a suicidar. Este tipo de pacientes tiene una tendencia a gestos, actitudes y la decisión de suicidarse, en cuyo caso hay que pasar al uso de medicamentos y aún a considerar una posible hospitalización.



“El método psicoterapéutico más efectivo a la fecha ha sido la Terapia Conductual Dialéctica de Marsha Linehan. La investigación llevada a cabo sobre este tratamiento ha mostrado que es más efectivo que la mayoría de otros enfoque psicoterapéuticos y médicos, para ayudar a la persona a hacer frente a su trastorno. Busca enseñar a los pacienters cómo aprender a tener un mejor control de sus vida, sus emociones, y de ellos mismos, mediante un auto-conocimiento, regulación de la emoción, y restructura cognitiva.”, se señala en PsychCentral.




El tratamiento es un proceso que lleva tiempo, y puede durar por lo menos un año. 

Es importante destacar que estas personas incrementan su dificultad en controlar sus emociones cuando están bajo creciente estrés o demandas de rendimiento en sus vidas.



Por supuesto que hay –como en todos los trastornos de la personalidad—diversos grados, por lo cual una persona en general puede socializar en forma aparentemente normal, pero retraerse, y lo fundamental es el cambio repentino en la manera de sentir, de valorar y de tratar a otra persona. Y allí radica el mayor problema, porque son personas en las cuales esencialmente no se puede confiar.



A vía de ejemplo: supóngase que se pacta una reunión para un día y hora determinados. La persona está totalmente de acuerdo. Pero 48 horas antes, esgrime un argumento para que la reunión no tenga lugar. En realidad la persona no desea ir a la reunión, simplemente cambió de parecer.  

O bien la persona está disfrutando de una situación determinada, y lo hace a pleno, (un juego, por ejemplo), y de golpe, como que se arrepiente de ello, y no sólo no quiere seguir jugando, sino que anuncia que nunca más va a participar de ese juego.



La palabra que hoy empeñan, mañana no la cumplen, y –como lo señala el estudio del Instituto Nacional de Salud Mental— “tienen un sentido distorsionado de las normas sociales generalmente aceptadas, o puede que no sientan esas normas en absoluto”. 

No entienden, no  hacen suyas las formas en que las personas normales desarrollan sus relaciones. Pasan rápidamente del amor al desprecio, del cariño al abandono, de ensalzar a alguien, a tirarlo abajo.



Lo que alguien espera de estas personas, va a provocar enorme frustración, pues no actúan en adecuación a esas normas sociales. 



Cosas que han expresado, ya sea personalmente, en una conversación telefónica, o por escrito, no les significan nada, en cuanto a asumir responsabilidad por las mismas, y si se les recuerda, pueden tomarlo como un reproche, y no simplemente como un llamado a hacerse cargo de sus propias palabras y la manifestación de su pensamiento, sentimiento o intenciones.



Hasta llegan a volverse en contra de sí mismas y de lo que estaban entusiastamente haciendo hasta pocos instantes antes, (la tendencia a la autodestrucción) o lo que estaban sintiendo, con lo que causan conflicto y deterioran la confianza que otros han depositado en ellas.



Es menester armarse de mucha paciencia al tratar con estas personas, y comprender que tienen ese trastorno, para ubicar sus reacciones en el marco de referencia correspondiente.

No se trata de personas malas, ni que deseen provocar un daño deliberadamente, pero cuando su mente se tuerce, lo provocan con toda intencionalidad, porque creen que les asiste la razón. Luego se les pasa, y más tarde recaen.



Cuando se comprende que sufren de este trastorno, hay que ayudarles, hay que acompañarles en su proceso de recuperación, y considero que hay que estimularles en cada progreso que realicen con su propia personalidad.



Lo más positivo que puede decirse, finalmente, es que es algo tratable mediante terapia adecuada, y superable en un alto porcentaje. Si el tratamiento puede llevar hasta un año, bien vale la pena dedicar ese tiempo a mejorar como persona, por el bien propio y de quienes le rodean.




enigma
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Wednesday, February 26, 2014

DICTADURAS PERSONALES


Los periodistas tenemos --por el mero ejercicio de nuestra profesión-- un arraigo fundamental a dos aspectos sustanciales de nuestra labor.

Dos aspectos que pasan a integrar nuestra filosofía de vida, el propio ser de cada uno.

Esos son: la libertad de expresión y de comunicación.

Vemos hoy, --claro como siempre-- que los regímenes dictatoriales y totalitarios se preocupan de inmediato de controlar los medios de comunicación. Los bloquean, los cierran, o los ponen a su servicio.

Así en Venezuela cerraron Twitter y conexiones por la Internet. El gobierno copó los medios de comunicación, no se tolera la difusión de opiniones disidentes, menos de convocatorias a protestas multitudinarias como las que hay, y se pretende que un pueblo amordazado se sienta feliz y apoye al dictador de turno.

Para bochorno y vergüenza de Uruguay, --lo digo de paso, y repudio este hecho-- el gobierno tupa-comunista va a recibir al dictador Maduro. Va a quererle dar la bendición de un "lustre" de democracia, para que siga matando a su pueblo impunemente. 

¡Qué país distinto en el cual nací y crecí!  Firmes en la libertad y la democracia, jamás hubiéramos prohijado a un régimen totalitario. 

Recuerdo de mi niñez, cómo se recibían a los refugiados argentinos que se enfrentaban a la dictadura de Juan Domingo Perón (en su primer período de gobierno). Y cómo un presidente como Don Luis Batlle Berres se plantó firme ante las actitudes del otrora "hombre fuerte" del Río de la Plata.

Recuerdo cómo se recibió a Fidel Castro cuando de lo que se trataba era de haber liberado al pueblo cubano de la dictadura de Fulgencio Batista. ¡qué golpe tremendo a la buena fe y la inociencia, fue lo que ocurrió después y perdura hasta el presente!

Recuerdo cómo los exiliados paraguayos estaban organizados en Uruguay, y había hasta un programa radial por CX-36 Radio Centenario, que combatía a la dictadura de Stroessner en Paraguay mientras la cadena ANDEBU, denunciaba cada mediodía por todas las emisoras, el cierre de una radio paraguaya.

Uruguay, el auténtico, el que fue tildado justificadamente entonces como "la Suiza de América", era así. Eso es lo que se enseñaba en las cátedras, como en la de Derecho Constitucional a cargo de un gran jurista como lo era sin duda el Dr. Aníbal Barbagelata.

De toda esa hidalguía, de toda esa austeridad cívica en pro de valores imperecederos, no queda prácticamente nada. Los inmorales (como dice bien el tango Cambalache) ejercen el poder y han convertido el otrora respetable y digno país, en eso, un cambalache.

Pero quiero hacer una pequeña digresión. 

Siempre sentimos repulsión por el cercenamiento de la libertad de expresión y comunicación que ejercen las dictaduras.

Y sentimos aversión ante los intentos de gobiernos autotitulados "populistas" que pretenden engendrar leyes para controlar a los medios.

Pero muy grave es cuando alguien que ejerce el periodismo, asume personalmente la misma actitud que las dictaduras, bloqueando espacios, prohibiendo otros y generando incomunicación.

No es esa la forma inteligente y respetuosa que nos debemos los seres humanos en nuestras relaciones. 

No dignifica asumir actitudes semejantes, cuando además no se dan ni se tienen razones para las mismas.

Sólo un grave error de concepto sobre las interrelaciones humanas, o lo que es peor, un empequeñecimiento del espíritu, puede conducir a semejantes conductas.

Aún yo espero que se rectifique ese camino errado, y que --por así decir-- las aguas vuelvan a su cauce. Al cauce del que nunca debieron haber salido.



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Tuesday, February 25, 2014

¿QUÉ SIGNIFICA SER ÍNTEGRO?


En el barco de la ilustración, la integridad está determinada por lo que decimos, cómo manejamos nuestras relaciones, cómo nos comportamos, cómo realizamos nuestras tareas, nuestros compromisos, establecer una dirección para la vida, y todo ello basado en nuestros valores.

El diccionario define a la persona íntegra como quien "se comporta con honradez y rectitud."

Honradez no se tiene sólo respecto a no robar, a no timar, a no engañar, a no mentir, a no falsificar, a no estafar. 

Honradez se tiene cuando se miran las cosas de frente, y no se anda con subterfugios, huyendo de la realidad, levantando barreras, interponiendo recursos para evitar confrontarse con los hechos.

Honradez se tiene, cuando no se denigra a otras personas, cuando se trata con respeto, cuando se valora y se aprecia lo que cada quien aporta, y sobre todo, se justiprecian los actos que le revelan a uno cariño, afecto, buena voluntad.

Honradez se tiene para mirarse a uno mismo, y ver la viga en el propio ojo, antes que ver la paja en el ojo ajeno.

Comportarse con rectitud, es ser magnánimo, saber el valor del perdón y de la reconciliación. Colocar a la amistad en el sitial de privilegio que le corresponde, y proceder en consecuencia.

Muchas veces lo he dicho, los amigos se quieren, se necesitan, se buscan, se comunican, se esperan, y cuando se encuentran son felices en estar juntos. 

Eso es tener rectitud en el sentir, el pensar y el obrar.

Estoy seguro que mis lectores/as comprenden estos conceptos a la perfección. Son conceptos diáfanos y precisos.

No obstante, hay personas que lamentablemente no proceden de esta manera señalada, sino todo lo contrario.

Al parecer se solazan en la injusticia, y se gozan en la impiedad.

Personas enfatuadas, que no gustan de que se les señale sus falencias, y se sienten muy ofendidas cuando ello se hace. Pero en cambio, de sus bocas --que pueden decir cosas dulces-- sólo salen insultos, y de su mente, maquinaciones para humillar a otros.

Obviamente, eso es una tremenda falta de integridad. 

Y lo es mucho más, cuando esas personas han sido consentidas (apapachadas) en montones de cosas, y se les ha tenido en cuenta apenas necesitasen algo. Cuando se les ha mostrado la más buena y decidida disposición a sostenerles, respaldarles y ayudarles. 

Un egocentrismo exacerbado parece atacarles al punto de poner a un costado todo lo que alguien pueda hacer por ellas, para centrase en sus propios intereses, conveniencias, y lo que al momento les resulte más adecuado.

Es una gran pena que haya personas así. A mi me causa un profundo dolor. 

Conozco a más de una, que me ha tocado tratar en diferentes ámbitos.

Sí, evidentemente, ser íntegro no es facil. Y menos en estos tiempos de valores tan subvertidos.

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Sunday, February 23, 2014

¡LIBERTAD! ¡SIEMPRE LIBERTAD!


¡Libertad! Con ella nacemos, y nadie tiene derecho a subyugarla, a reducirla, a coartarla, so pretexto de nada. 

Libres para ser, para vivir, para reunirnos, para opinar, para expresarnos, para decidir, para votar.

Cuando esas libertades básicas, son conculcadas por cualquier régimen, no importa si sus autoridades originalmente fueron o no electas, ese régimen se transforma en una dictadura, y punto.

Todo país que se considere a sí mismo democrático jamás puede apoyar una dictadura, ni de izquierda ni de derecha. 

Si lo hace, no es una auténtica democracia, es un disfraz de tal, es un escarnio de la verdadera democracia e independencia. 

Es un fantoche que pretende ser lo que sustancialmente niega con sus propios actos. Una indignidad de todo punto de vista. Algo sinceramente repudiable.

Liberticidas son los Castro en Cuba, y Maduro en Venezuela, como antes lo fue escandalosamente su predecesor Hugo Chávez.

Liberticida es Yanukovich --que al parecer se fue de Ucrania, ¡en buena hora!-- y Bashar al-Assad en Siria.

Y cómplices de esos regímenes totalitarios, liberticidas, son los que los prohijan, los defienden, los ayudan, tienen relaciones diplomáticas con ellos,  los sostienen por afinidad ideológica. 

Las cosas a decirlas claras. Aquí no caben medias tintas. 

Por supuesto que hay grados de horror diferentes en unos países respecto de otros, pero el elemento clave para definirlos es la auténtica independencia de los Poderes que integran el Estado. La libertad de expresión en toda su extensión (los medios periodísticos e internet). La multiplicidad de partidos políticos, y el voto secreto.

Cuando nada de eso existe, y cuando el pueblo se organiza para derrocar a un régimen semejante y éste responde con balas y muertos, entonces se tiene una tiranía descarada, cruda y cruel.

Como dice muy bien un lema en el monumento a los caídos en la guerra de Corea, erigido en Washington D.C. "La libertad no es gratuita" (Freedom is not for free).

¡Viva la libertad! ¡abajo los tiranos!


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