Pensamientos, sentimientos, reflexiones con sinceridad y profundidad, compartidas abiertamente.
Prosa, poesía (a veces) y música selecta, para un encuentro diferente entre quienes quieren participar de mi blog.
Interior de la Iglesia de la Sagrada Familia Tal vez, y sin tal vez, sea por Antoni Gaudí i Cornet, que Barcelona tiene algo único, particularísimo, y una impronta
muy especial.
Es que esa ciudad lleva el sello inconfundible de este genial, creativísimo y original arquitecto, que mezcla cemento, más hierro, cerámica, vidrios de colores,y maderas moldeadas, para dar como resultado estructuras edilicias extrañas, de formas y aspecto únicos.
Barcelona ha quedado con varios estadios de cuando allí se disputaron las Olimpíadas, que son magníficamente conservados, y puntos de atracción turística.
La parte vieja de la ciudad me hacía acordar a Buenos Aires y Montevideo, en las respectivas zonas bancarias de estas ciudades. Recorrer esas calles catalanas, casi me hacían adivinar que a la vuelta de una esquina iba a haber un pequeño negocio de fotocopias, venta de papeles, y otros menesteres.
Obviamente, Buenos Aires y Montevideo, emulan a Barcelona en esas zonas oficinescas y de la actividad bursátil.
Pero además, Barcelona tiene un hermoso puerto donde recalan desde navíos a vela y de poco calado, hasta los grandes buques de cruceros turísticos. Y una hermosa vista al Mar Balear (Baleárico o Ibérico).
Si bien Gaudí puso su impronta, la ciudad se ha expandido con edificios modernos, de apartamentos, negocios y oficinas.
En Barcelona se ven casas muy señoriales, y elegantes edificios de apartamentos. Su tránsito es muy ordenado, y sus calles lucen pulcras. Hay que elegir buenos lugares donde se come bien y a precios razonables.
Es un destino obligado para quien vaya a España.
Completo esta semblanza de Barcelona con Luis Llach, quien en su idioma interpreta "L'Estaca".
Porque nos permite conocer otras geografías, grupos humanos, costumbres, comidas, formas de vida, música, y el espíritu de otros pueblos.
Siempre he dicho que una de las mejores formas de gastar el dinero que tenemos es viajando, conociendo este planeta nuestro.
Y para un uruguayo, el primer viaje, es ir a Buenos Aires, Argentina. Una de las grandes ciudades de América del Sur.
Recuerdo en forma inolvidable lo que fue mi pimer aventura en Buenos Aires, con un buen amigo lamentablemente ya fallecido.
Fuimos en una excursión. Y pasó casi de todo. Tanto como que en un viaje a Luján, los del autobús de excursionistas apuraron tanto la visita, que nos dejaron de a pie.
Cuando un par de horas más tarde llegamos al hotel, los otros excursionistas nos miraban casi como si fuésemos fantasmas. Éramos muchachos de apenas 18 años, los más jóvenes de toda la excursión.
Luego nos enteramos que hubo discusiones con los conductores de los autobuses, y una preocupación enorme por qué nos habría pasado, y cómo iban a dejar a dos jovencitos solos, perdidos...
Recuerdo que una cosa que nos había impresionado en la zona aledaña al Congreso, era una luz blanca muy potente que iluminaba las plazas circundantes y la Avenida de Mayo. Nosotros no conociamos esa iluminación en Montevideo.
Luego supimos que utilizaban lámparas de mercurio halogenado y de vapor de sodio. Estas últimas daban una luz anaranjada.
Caminamos por las calles céntricas, Florida, Lavalle, las diagonales, Sáenz Peña, la 9 de Julio, los alrededores del Congreso y de la Casa Rosada.
Un día que no teníamos programa se nos ocurrió ir a Ezeiza. Llegamos al Aeropuerto Internacional, anduvimos por unas escaleras porque queríamos ver unos aviones militares. Ni pensamos que el gobierno de Arturo Frondizi había decretado un estado de emergencia, y que la policía y/o soldados podían tirar a matar si había un peligro. Así decían inclusive carteles puestos en las estaciones de subterráneos.
Y llegamos a una terraza, y vimos los aviones militares, y yo con mi manía de sacar fotos estaba listo para hacerlo, cuando un soldado con su arma pronta, nos grita qué estamos haciendo, que ahí no se puede estar. Salimos corriendo no sin antes aclarar que éramos turistas.
Estuvimos en la ciudad de La Plata, visitamos la ciudad de los niños construida por Juan Perón en su primera época de gobierno.
Volvimos felices de la experiencia, en el piso más bajo de un barco que aún utilizaba paletas de costado para desplazarse por el Río de la Plata, y demoró como dos horas para hacer un cruce desde Colonia al puerto bonaerense.
En otras excursiones nos llevaron a la Boca, un barrio muy característico de casitas todas pintadas de colores, que exhibe orgulloso los cuadros del artista plástico Benito Quinquela.
Pero no hubiese podido siquiera suponer que entre los años 1974 y 1975, iba a radicarme en Buenos Aires, y vivir como un argentino más. Teniendo que aprender ciertas palabras que utilizan para cosas que los uruguayos llamamos de otra manera. Cuando en esos años, me tocó viajar a Europa más de una vez, volver a Buenos Aires era volver a mi hogar.
De toda la experiencia más que de visitas, de vivir en Buenos Aires, extraje algo muy importante como conocimiento: el argentino --y particularmente el porteño-- se comporta de manera muy diferente cuando está en el exterior que cuando está en su casa, su país.
De Argentina para afuera, saca pecho, parece llevarse a todos por delante, y aburre con aquella manida frase que comienza diciendo "allá en Buenos Aires..." donde todo es mejor. Pero cuando está en su suelo, el porteño es un discutidor empedernido. Había que ver las tertulias frente a las carteleras de los diarios, discutiendo desde cosas del momento hasta cuestiónes históricas, que Uriburu, que Yrigoyen....
Sí, se quejaban de cantidad de cosas. Pero al estar en otras tierras se llenan de un orgullo que llega a ser patriotero, y esa inmodestia les ha ganado la calificación de pedantes.
Es una pena, porque es gente sensible, y en su gran mayoría comparte los problemas de todos los latinoamericanos.
De cualquier manera, hay que recorrer las galerías comerciales de Buenos Aires, y convencerse de que se está en América, porque parecen sacadas de París o Berlín. ¡Qué categoría y calidad de presentación!, ¡qué variedad de productos y articulos!
Un magnífico Teatro Colón, una zona portuaria totalmente
renovada y reformada en lo que ahora se llama Puerto Madero, su Obelisco y la Torre de los Ingleses....En fin. Buenos Aires tiene ese "qué sé yo" que la hace diferente.
Su sistema de transporte colectivo de pasajeros es excelente comparado con el de Montevideo. Estando en Buenos Aires uno no se preocupa de perder un autobús, porque enseguida viene otro de la misma línea.
Y en materia gastronómica hay que sacarse el sombrero. Se come bien, abundante, y no se paga caro.
Con esto que escribo ya imagino que muchos que me leen y no conocen Buenos Aires lo estarán considerando como un futuro destino turístico. Háganlo, no se van a arrepentir.
Pero además desde Buenos Aires, --como yo lo hice-- pueden ir a ciudades aledañas como San Miguel, a alguna provincia como Entre Ríos o Corrientes. O más lejos, a la docta Córdoba, famosa por su universidad y sus alfajores. Subirse a cerros, ir a Cosquín, famosa por su festival folklórico anual, y verificar la picardía natural de los cordobeses. Visitar Villa Carlos Paz, una ciudad muy pintoresca, con su aerocarril y su represa. Ir hasta una cima llamada "La Puerta del Cielo" desde donde se divisan las Provincias de Mendoza y San Juan. Toda una aventura. Y al volver a Buenos Aires, quedar impactado por el Cristo crucificado que está entrando en la Catedral a mano izquierda.
A lo largo de los años, no sólo acumulamos nuevas vivencias, circunstancias, sensaciones y sentimientos.
Acumulamos recuerdos de tiempos vividos en diferentes ámbitos, y de todos ellos saltan a la mente rostros y nombres de personas que formaron de alguna manera parte de nuestra existencia, y que tuvieron su influencia mayor o menor en nosotros.
De niños, recordamos a quienes eran nuestros amiguitos con los que jugábamos y correteábamos por las calles del barrio. Aquellos con los que conocimos el juego a la bolita y el trompo. Con quienes éramos por momentos los "cowboys" que habíamos visto en la matinée del sábado en el cine del barrio.
Y sobre todo, cuando un poco más grandes, jugamos al fútbol, vendimos rifas en el barrio para comprar pelota y camisetas, y armamos un cuadro.
Y ahí estaban Hugo Ríos, y el "negrito" Reyes (que era rubio, aclaro), Valentín, el gallego García, Carlitos (el hijo del almacenero), su hermano el Lito, Vasallo (el hijo del dueño de la carpintería). De todos ellos, ya décadas después, con el único con el que me seguí viendo fue con Hugo Ríos. De Carlitos Rodríguez no supe nunca más nada. Tampoco de Vasallo. El gallego García había muerto al incrustársele en el abdómen el manillar de una bicicleta. Ese hecho luctuoso nos impactó como niños que éramos. Y Valentín había entrado a trabajar en una empresa transportista.
Cambié de barrio, y allí --ya más grande-- fui amigo hasta de gente famosa, como Jorge Denevi (director y actor de
teatro), y tengo un especial recuerdo para Pablo Di Prisco, Juan Carlos Zamudio, el flaco Bianchi, y algún otro de la barra, que nos juntábamos para escuchar jazz del bueno, identificar instrumentos, y deleitarnos con diversas interpretaciones. De esa época también,es Germán Vázquez, con quien compartíamos el gusto por el cine.
Ya más crecidos fue la época del rock-and-roll, aprenderse de memoria las canciones de Elvis Presley, de los Plateros, y Bill Haley y sus Cometas, escuchar a "Nolo" Mainero, haciendo "Música en el Aire" por CX-8 Radio Sarandí, e ir corriendo al Palacio de la Música, o a la disquera "Magiton" para comprar el último LP, o 78 con una determinada música, como cuando salío a la venta "Little Darling".
Fue la época de los bailes, y había un club del barrio (en el Reducto) muy bueno, de ambiente familiar, y dos muchachas hermanas, muy buenas amigas las dos. Una era más llenita de cuerpo, y le decían familiarmente "Pincha", la hermana delgadita pero de hermoso rostro se llamaba Graciela. Bailar con Graciela, ágil, liviana, era un verdadero placer. Nunca más supe de la vida de ellas. Y por esa misma época, fui dirigente del Centro de Ex-Alumnos de la Escuela Italia. Organizamos kermesses, pusimos en escena obras de teatro, dábamos cine a los chicos del barrio. Olga Valdés, las hermanas Féderer, Héctor Massiotti, Líber Rey, Mirna Barchi, Néstor Cosentino, los
hermanos Tassino, Carlos y Adolfo Terzaghi, Luisito Barrios, y un muchacho que era un verdadero genio con el piano, cuyo nombre --injustamente-- no puedo acordarme, éramos un grupo activísimo en favor de la escuela. Tal vez, si alguno de estos amigos/as me lee, o alguien que les conoce me lee, sepan que les recuerdo y llevo siempre conmigo. Que las cosas vividas son inolvidables, y que cada uno/a de ustedes fueron parte de mi formación, como niño primero, como jóven, después. Mi agradecimiento a todos, es para siempre.
A las 4:38pm del 18 de Abril de 2010, en plena Primavera, Alicia partió hacia la Eternidad.
Luego de una lucha de dos años, 6 meses y 34 días, con una forma muy agresiva de cáncer, que enfrentó con entereza, con un ánimo extraordinario, manteniéndose activa hasta que no pudo más, Alicia grabó indeleblemente en mi la imagen de una mujer con un temple fuera de serie.
Nunca una queja, nunca un lamento, nunca una lágrima.
Solamente luego de una tercera vez en que tuvo que ser hospitalizada para que le extrajeran líquido de sus pulmones,(neumocentesis) reflexionó sobre su situación para decirme "estoy muy mal".
Su final se acercaba.
Agradeceré siempre al Ser en Sí, que me dio las fuerzas, el ánimo para sobrellevar la situación, servirla en el más mínimo detalle, y sobre todo, poder vencer mi natural resistencia psicológica a ver sangre.
Sólo yo sé lo que tuve que pasar, y me sorprendí a mi mismo haciendo cosas propias de un enfermero, que ni las enfermeras mismas en los hospitales se animaban a hacer.
Pero Alicia lo merecía todo. Porque dio su vida por mi, por nuestro hijo, por sus padres y los míos. Porque se prodigó con los niños de los que fue maestra y luego Directora en la escuela pública uruguaya.
Porque también en Estados Unidos dejó su huella de gran educadora. Madres y padres que pusieron de nombre Alicia, cuando nacieron sus hijas.
Porque también aquí puso todo su amor y ternura para cuidar de su nieto, Benjamin.
El vacío que Alicia me dejó como esposo, nadie lo pudo llenar hasta ahora.
Muchas veces, en el vivir cotidiano o en pequeños detalles del hogar, de cosas que ella compró, o eligió, se me hace que la encuentro de nuevo. Ella está allí presente.
También a veces, quisiera que volviese a estar conmigo, porque hubiese podido vivir mucho más, ya que se fue a los 65 años de edad.
La soledad en que quedé ha sido muy dura para mi. Tanto que a veces me he cuestionado si acaso no debí ser un mejor esposo, si en algo fallé, si ella necesitaba en mi a alguien diferente.
Aparte de su belleza, me enamoró su sencillez, su sentido solidario, su dedicación magisterial, su excelencia como ama de casa, y su gran amor por nuestro hijo y luego por el nieto.
En este nuevo aniversario de su partida, evoco su persona, y reflexiono aceca de cuánta razón tenía en muchas cosas que me decía y que a veces me costaba comprender. Mujer talentosa si las hay, nunca alardeó de ello. Pero era efectiva en su acción.
Alicia tenía una especial dedicación por las plantas y flores. Y tal vez éstas sigan siendo allá, en la casa que fue nuestra en Virginia, el legado silente de su presencia en Estados Unidos.
A Alicia le gustaban los pintores impresionistas. Tal vez esta música de Debussy con imágenes de esa escuela, sea el mejor homenaje a ella.
El tango argentino “Tiempos
Viejos” (letra de Manuel Romero, música de Francisco Canaro) dice casi al
comienzo ¿Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...?Veinticinco abriles que no volverán...¡Veinticinco abriles! ¡Volver a tenerlos!..”
Esos abriles, son una
medida de los años transcurridos.
Hoy preguntaba en
Facebook si alguien sabía por qué los años se contaban en abriles y no en otro
mes. La respuesta que yo mismo me di fue porque Abril es el mes de la
Primavera, del renacer de la vida, del florecer de las plantas, y de alguna
manera, todo se renueva.
Más que simbólico
entonces pensar que cada abril es un nuevo año.
Pero, enseguida pensé
que eso estaría bien para el hemisferio Norte, pero no para elSur. En Facebook nadie medio una respuesta.
Ahora parece que
alguna otra persona en algún momento tuvo esa inquietud, yla contestación que le dieron en Internet es
la que yo pensé, Abril = Primavera.
Sólo que si se usa en
el hemisferio Sur es porque es traído de España. Puede ser.
El hecho es que
entonces el mes de Abril adquiere una relevancia especial, al menos en la
cultura hispano-americana.
Para mi Abril también
es un mes especial.
Fue en Abril de 1958
cuando fundé una organización importante, pionera, que funcionó durante 50 años
en Uruguay. Ese ha sido un hecho a celebrar.
Pero también Abril es
un mes especial por dos fechas que marcan en mí un ayer y un hoy, un pasado, y
un presente.
El 18 de Abril de
2010, mi esposa por 39 años partió hacia la eternidad. Ya me ocuparé de este
recuerdo en su aniversario.
Y el 14 de Abril de
2016, marca el fin de una relación que a nivel de amistad se prolongó más de lo
debido, por mi paciencia, pero que había perdido sentido y sustancia.
Porque una amistad
implica la participación activa y deseosa de dos personas, y cuando una de
ellas deliberadamente hace nulos los vínculos, no se comunica, elude un encuentro
personal, y tiene actitudes reñidas con lo que es dable esperar entre amigos,
entonces todo se vuelve un sinsentido, un absurdo, una entelequia sin
fundamento alguno.
La decisión que tomé
este 14 de abril, debería haberla tomado hace dos años, pero entonces no estaba
preparado anímicamente para hacerlo.
Esta vez sí, y lo
hice con absoluta firmeza, decisión y convicción.
Por cierto que –y los
lectores que me siguen lo saben muy bien— valoro enormemente la amistad.
Después del amor, es lo más sublime y extraordinario entre los seres humanos.
También con lleva una cuota de amor, pero de otro tipo.
La amistad es
hermosa, es una relación fecunda, algo a lo que estamos integrados. No se
concibe la vida sin amigos.
Y repetiré una vez
más mi frase favorita: los amigos se quieren bien, se comunican, se apoyan mutuamente,
y cuando se encuentran, lo celebran.
Si fallamos en esto,
fallamos en todo. Hablar de amistad entonces, resulta una burla o un
estereotipo sin contenido.
La amistad requiere
respeto mutuo y lealtad. Los amigos cuando son tales, no se dejan, no se
abandonan, no se echan al olvido.
Por el contrario, se
está pendiente de ellos, se quiere saber de sus vidas.
Así funciona la
amistad.
Por tanto, tener que
terminar con lo que pudo ser y en algún momento fue una relación de amistad, es
una circunstancia penosa. Pero hay que atenerse a los hechos.
Así que Abril sigue
cobrando para mí, a lo largo del tiempo, un significado especial.
No sé qué me deparará
el Abril de 2017, pero aguardo sea algo bueno, positivo, digno de celebrar.
Algo edificante, hermoso. Algo tan bello como esta música:
Amiga es la persona que merece nuestra confianza. Es con quien conversamos de nuestros problemas, proyectos, esperanzas. Es a quien consultamos cuando tenemos dudas. Es quien sabemos está con y por nosotros si en algo le necesitamos.
Es quien se juega por nosotros si tiene que defendernos de algo injusto, y quien estará al tanto de nuestro vivir cotidiano. Es quien nos dará su respaldo siempre que pueda. En defintiva, alguien cuya lealtad, honradez, sinceridad, y cariño genuino hacia nosotros, se da por hecho. Alguien a quien queremos ver toda vez que nos sea posible, y con quien nos damos un gran abrazo y celebramos cada encuentro.
Todo esto que es válido para personas amigas, se hace más especial aún cuando la amistad es entre un hombre y una mujer.
Porque la diferencia de sexo es un factor más que se agrega a la riqueza de esa amistad.
La intuición femenina es insustituible. Sus puntos de vista diferentes en el encare de situaciones y problemas nos son de enorme ayuda. Y contando con todo lo precedentemente escrito, es además un placer compartir con una amiga un almuerzo, una cena, una reunión social. Y también nuestras cuitas e intimidades si se llega al caso.
Una vez, escribí estas frases que no creo componen un poema sino que más bien son una declaración, destinada a una mujer:
Podemos ser amigos
Para encontrarnos en un pasillo y darnos un “hola!”
Para escuchar tus cuitas y tú las mías
Para consolarnos y alentarnos
Para reir juntos y hacer mejor la vida
Para aconsejarte cuando lo precises
Para recibir tus consejos cuando los necesite.
Para entendernos y confiarnos mutuamente
Para conocernos más y mejor
Para mirarnos a los ojos y sentir fuerte
Para disfrutar de estar juntos
Para tener secretos entre los dos
Para saber que podemos vivir todo cuanto queramos, y seguir siendo
amigos
Porque los amigos (hombre y mujer) podemos abrazarnos, recostar nuestra cabeza en el pecho del otro, acariciarnos si ello nos hace bien, o hasta darnos un masaje, si nos quita tensiones y a la vez nos energiza.
Ser el refugio mutuo, aquella especie de "puerto de paz", el remanso que necesitamos para luego volver al agitado mundo.
Mutuamente, uno al otro, amiga y amigo pueden darse todo ese respaldo, y hasta pueden llegar a la intimidad, con la clara idea de que lo que vivan, lo viven como amigos. Es el uno por el otro en bien de ambos.
Saber que ella puede contar con él y él con ella, hasta en esa instancia, y seguir siendo amigos.
Se dirá que si han llegado a tanto, hay algo más que amistad, es un romance, o una relación de amantes. Pero no, no es eso una condición sin la cual no pueda darse la intimidad. Porque todo se basa en la confianza mutua. Y en la discreción total.
Entonces es posible vivir todo cuanto se quiera, y seguir siendo estupendos amigos.
Es obvio que si ella o él un día tienen pareja con alguien, su amistad ya no llegará a la intimidad. Obviamente, cada quien tendrá intimidad con su pareja. Pero no por eso, dejarán de ser amigos.
Y es también posible, que de la amistad pasen al romance y del romance a ser pareja.
Se me podrá decir que esta es una forma muy particular de entender la amistad entre un hombre y una mujer. Sí, pero diré en mi descargo que cada vez es más común. Que hay una superación de impedimentos artificiales, tabúes, prejuicios. Que hay una apertura a la realidad. Que el cariño de una persona a la otra, es una hermosa base suficiente para que ambos vivan su amistad para todos los propósitos enunciados en "Podemos ser Amigos".
Porque en definitiva, una genuina amistad, es también una manifestación de amor.
Porque hay invierno, valoramos el verano. Porque hay maldad en el mundo, valoramos el bien y la bonhomía. Necesitamos de los contrastes para formarnos una idea cabal de algo.
Así, en cuanto a las personas, las hay de corazón duro, y otras de corazón tierno.
La persona de corazón duro, es insensible al dolor, la penuria, la angustia, el sufrimiento ajeno.
Anda por la vida centrada en sí misma, en sus asuntos, en su persona, y sólo se vale y sirve de los demás, pero dejará morir sin piedad al malherido, o pasará rápido para ni mirar a quien pide ayuda.
La persona de corazón duro no se conmoverá ni cuando expresamente apelen a ella para que haga algo que está dentro de sus posibilidades, para mejorar la vida de un tercero.
Continuará impasible con sus cosas, sin preocuparse ni pensar en la apelación que le han hecho. Seguirá como sorda y ciega ante una realidad, como pisoteando cadáveres a su paso.
En cambio, la persona de corazón tierno, se compadece de quien sufre, se pregunta a sí misma cómo podría ayudar, qué hacer.
Acude presurosa a tender una mano, a dar una ayuda, a levantar al caído, a restaurar un espíritu abatido.
La persona de corazón sensible es solidaria, siente al otro, se preocupa por su prójimo. Está pendiente de lo que ocurre a su derredor, y mucho más si acuden específicamente a ella en procura de una palabra de aliento, de consuelo, o de compasión.
La persona de corazón tierno, no es enfatuada, no es egoísta, no se encierra en sí misma para no ver, no sentir, no preocuparse, y aislarse de los demás.
En nuestra existencia, nos vamos a encontrar con estos dos tipos de personas.
Las de corazón duro, traen desdicha, dolor y hasta pueden causar la muerte.
Las de corazón tierno, traen alegría, felicidad, gozo y paz.
Amiga, amigo lector/a: pregúntate, ¿qué clase de corazón tienes tú?