---------------
Por un
momento, pienso qué maravilla es estar vivo.
Qué cosa extraordinaria es estar sano, fuerte, activo.
Qué privilegio poder aportar algo a mis congéneres.
Compartir ideas y emociones en Facebook o en Twitter y a través del eficaz correo electrónico.
Tener una legión de amigas y amigos desparramados por el mundo.
Sentir que nadie está lejos si se le lleva en el corazón.
Saber que aún en la discrepancia, la amistad está por sobre todas las cosas.
Poder amar y recibir amor.
Qué privilegio poder aportar algo a mis congéneres.
Compartir ideas y emociones en Facebook o en Twitter y a través del eficaz correo electrónico.
Tener una legión de amigas y amigos desparramados por el mundo.
Sentir que nadie está lejos si se le lleva en el corazón.
Saber que aún en la discrepancia, la amistad está por sobre todas las cosas.
Poder amar y recibir amor.
Tal vez por todo esto, recuerdo de manera muy especial a tantas personas que integraron parte de mi vida en distintos ámbitos: desde las maestras y profesores, en escuela, liceo, y facultad, y los compañeros en cada etapa; pasando por distintos ámbitos de trabajo donde también germinaron las amistades y el compartir de cada día. He conocido a tanta gente buena, a personas tan magnificas, que me siento privilegiado en haberles tratado.
Me pregunto dónde están, si es que están. Sé de unos cuantos que ya no están en esta dimensión del ser. Y lamento se hayan ido, porque era un privilegio contar con ellos. Provocan nostalgia y un sentimiento de impotencia. Pero han dejado huellas positivas imborrables.
Me alegro enormemente por quienes aún están. A estos mi gratitud enorme por sus respectivos aportes, los de sus vidas mismas, que han formado y siguen formando la mía.
Desde mi perspectiva, siento el deber ineludible de dar lo mejor de mí en bien de otros, antes que sea tarde.
Por eso, me he propuesto seguir escribiendo. Seguir pintando retratos y paisajes. Continuar sacando fotos. Pero también grabar videos con mensajes sustanciales que lleven la verdad sobre una temática particular que me ha acompañado ya 58 años.
Y tal vez, inclusive, pueda grabar en video y subir a YouTube algunos textos de este blog, para que alcancen a más personas.
Pero por sobre todo, amar.
Porque lo mejor que puede suceder luego que uno ha partido hacia la eternidad, es que se le recuerde por cuánto fue capaz de amar, de prodigarse en bien de otros, de asumir vidas y problemas de otros y de tender una mano amiga y solidaria, aunque ni siquiera la hayan pedido.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor