Realmente no sé
si es un esnobismo, una forma en que las personas sienten que son geniales, o
una estupidez humana del momento y una creciente falta de buena educación.
Pero francamente, llega a ser una verdadero golpe en mi cuando escucho o leo a alguien decir cosas usando un lenguaje grosero, malas palabras e ideas que reflejan una falta de buena educación, una falta de respeto por los demás y por ellos mismos, una verdadera denigración del ser humano como tal.
Actores, periodistas y políticos en América Latina han perdido, --con excepciones que merecen ser reconocidas-- la dignidad de la expresión y la belleza de nuestro idioma.
Aquellos que provocan disgusto al escucharles o leerles, tal vez piensan que son más populares, que llegan a más personas, o finalmente, no son conscientes de la miseria de su vocabulario. Sólo pueden prevalecer en una sociedad que ha perdido sus valores más preciados, que ha sido denigrada y diezmada en su calidad de vida.
Hagan un esfuerzo por escribir bien, por hablar bien, por referirse a los demás con respeto y gentileza, y sobre todo, usando la riqueza del idioma español.
Y esta apelación está especialmente dirigida a todos aquellos que se consideran comunicadores. Presentadores de televisión, periodistas, comentaristas, personas que escriben crónicas o editoriales, personas que llenan las páginas de las revistas.
Son enormemente responsables porque el público en general consume lo que producen y, por lo tanto, no pueden quitarse de encima su responsabilidad, no sólo en la formación de opinión, sino en la forma en que esta opinión se transmite y se comparte.
Milton W. Hourcade
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