Los médicos siguen estudiando al coronavirus, porque aún no se sabe cómo y cuánto puede mutar, y cuáles son sus efectos en el ser humano.
Casi al inicio se han reconocido ciertas afecciones que indicaban la presencia del virus, cuya acción en el cuerpo puede ocasionar desde graves problemas respiratorios, alta fiebre, pérdida del olfato y el gusto, pero también complicaciones gastro-intestinales, etc.
Se ha dicho que afectaba principalmente a personas de más de 50 años de edad, pero los hechos han demostrado que niños pequeños, y jóvenes a nivel universitario también se han infectado, no permanecen inmunes al virus, y lo peor, lo transmiten.
En Iowa City donde habito, y debido a la llegada de los estudiantes a la Universidad local, el pico de casos de coronavirus creció exponencialmente, resultando el más grave en EE.UU.
Es un virus que complica seriamente la vida humana y cuyos efectos a largo plazo en quien se infectó, aún no ha habido tiempo de medir clinicamente. Y es un virus que mata, especialmente si la persona tiene alguna complicación propia como algún tipo de afección cardíaca, diabetes, enfermedad pulmonar crónica obstructiva o enfisema pulmonar --esto para los fumadores.
De modo que --como lo he dicho públicamente en FB y muy claramente-- con el COVID-19 ¡no se juega!.
Y me asombra enormemente, no la estulticia humana de muchos que incultos e ignorantes no entienden, pero sí la actitud de personas cultas, hasta profesionales universitarios, que hablan de la pandemia como un invento generado por un grupo humano que --tras bambalinas-- rige los destinos del mundo, según una visión conspirativa sin más fundamento que el de una sospecha no confirmada y una imaginación feroz.
Son persoans que afirman que esta pandemia es algo inventado, que "es falsa" (textual), y son las mismas personas que le atribuyen a la vacuna que haya --y hay tres o cuatro candidatas a serlo-- algún propósito perverso, como generarnos alguna enfermedad, o introducirnos subrepticiamente un "chip" para detectarnos permanentemete, o alguna otra extravagancia de ese género.
En el fondo, una desconfianza de la ciencia y los científicos, la creencia en una trama de intereses tal, que sometería a toda la población del planeta a su entera voluntad.
Alguien me dirá que lo han logrado ya dejando escapar al virus de un laboratorio chino. No pienso que eso haya sido deliberado, pero habría que investigarlo internacionalmente, y si se probara, el gobierno chino debería ser sometido a un tribunal internacional al estilo del Nuremberg y ser juzgado como lo fueron entonces los criminales nazis.
Pero entre tanto, las argucias mentales de los conspiranoicos, no pueden llevarles a ellos ni a nosotros, a creer que la pandemia "es falsa", y que por tanto podemos vivir como si no existiera, porque el virus se encargará claramente de demostrarnos que hemos estado equivocados. ¡Gravemente equicados!
Por otra parte, hay otro aspecto ineludibe como consecuencia de las medidas profilácticas que debemos tomar para evitar ser contagiados: guardar cuarentena, lavarnos bien las manos, usar máscara, y si es posible máscara y escudo facial, y mantener distancia social. Es simple, es sencillo y se puede hacer pefectamente.
Es entendible que surjan problemas de relacionamiento. Es entendible que haya instancias de estrés y otras de depresión. Nos vemos obligados a no llevar una vida normal.
En medio de estas circunstancias, hay quienes se quejan de no poder salir a ver a sus novias o novios, o amantes, y ansían tener sexo.
Pero también surgen separaciones y divorcios, tal vez porque las situaciones que en la normalidad se fueron extendiendo por décadas, en un ejercicio de soportar y adecuarse, ahora estallan con toda su intensidad al tener que compartir todas las horas de muchos días. Entonces de pronto, la pareja descubre que se equivocó, que no son el uno para el otro. ¡En buena hora si ello ocurre! La verdad y la realidad están primero, aunque duelan.
Tal vez la persona que perdió una oportunidad real de modificar su vida cotidiana, pretendiendo tener "un hogar bien estructurado", hoy descubra que su hogar está mal estructurado, y que quizás aquella oportunidad no le vuelva nunca más.
De una cosa estoy seguro: luego de esta pandemia habrá muchos divorcios y nuevas parejas, los psicólogos se verán desbordados de trabajo, los niños sufrirán las consecuencias (lamentablemente) por las decisiones erradas de sus padres, y muchas personas cambiarán su estilo de vida, valorando aquellas cosas que realmente lo merecen y desechando lo superfluo y vanal.
¡Que esta dura prueba de la pandemia, nos lleve a madurar nuestras personalidades!
Milton W. Hourcade
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