Es obvio. He
recorrido un considerable camino en mi existencia, y por eso, tengo las
características típicas de un viajero del tiempo.
En el trato
con las personas, si no les conozco y son de cierta edad o tienen un cargo de importancia,
les trato de usted y no les tuteo, a menos que dichas personas lo hagan.
El tuteo en
algunos países es generalizado. No sé si las personas de más edad con ese
artilugio se sienten más jóvenes, o qué, pero en lo personal no es de mi
agrado.
Yo tengo una
formación que me indica por sobre todo el respeto hacia la otra persona.
Creo en
Dios, no en los “hermanos del cosmos”, ese engendro explotado por negociantes y
embaucadores.
En relación
con leyes, reglamentos y normas, las cumplo, pero me molesta enormemente cuando
son impunemente violadas.
Escribo sin
faltas de ortografía. Me expreso con fluidez. Gusto de la lectura y la buena
música.
En mi cuerpo
no hay perforaciones ni tatuajes.
No me
embriago y jamás he siquiera probado droga alguna.
Estoy libre
de humo y respeto el medio ambiente y mi biosistema, ergo: no fumo.
Creo en la
amistad auténtica, me hace sentir muy feliz y la promuevo cuanto puedo.
Busco y digo
la verdad. Suelo ser explícito, pero también sé callar, mantener un
secreto.
Por sobre
todo sinceridad, honradez, lealtad, son mis valores inalterables. Cuando empeño
mi palabra en algo, la cumplo, y si no puedo cumplirla explico por qué.
Me hago
responsable de mis dichos y mis hechos. Soy coherente.
Tal vez por
evidente, ni siquiera debiera agregar que siento un gran placer en escribir, de
lo cual éste y otros blogs son testigos.
Sí, me
considero por todas estas cosas un viajero del tiempo, pero uno que practica
gimnasia, que usa su PC o laptop por horas, que se maneja con varios idiomas, y
que siempre tiene como meta el amor, así como que es su tema predilecto.
Por supuesto,
también uso mi celular, pero no abuso de él.
Y por
supuesto estoy en Twitter y en Facebook, prefiriendo a este último. Me gusta
chatear, y Whatsapp así como Skype son dos auxiliares muy buenos en ese
sentido.
Comparado
con las generaciones de jóvenes actuales, soy un viajero del tiempo. Llevo en mi ser los rasgos de alguien que le
distinguen como diferente, alguien de un ámbito con otros parámetros y otros
valores. Los que –considero-- vale la pena seguir haciendo vigentes hoy.
Milton W. Hourcade
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