Desde el lanzamiento
del primer satélite estadounidense en órbita (el Explorer I en Enero 31 de
1958) la creciente actividad espacial ha enviado cápsulas Mercury, Gemini y
Apollo, las seis misiones que alunizaron, las misiones robóticas a Marte y
otros planetas, las decenas de pruebas lanzadas también a asteroides y cometas,
las extraordinarias imágenes provistas por los16 telescopios espaciales
lanzados por India, Japón un grupo de naciones europeas y los Estados Unidos de
América, más la Busqueda de Inteligencia Extraterrestre, los vuelos de los
Trasbordadores y cápsulas Soyuz a la Estación Espacial Internacional, los
espectaculares lanzamientos de cohetes privados y –por último pero no de menor
importancia— el descubrimiento de exoplanetas, han creado entusiasmo y un
ambiente especial entre astrónomos propensos al descubrimiento de vida en algún
otro lugar, y a especular sobre la posibilidad de hallar vida inteligente.
La NASA informa que
“A la fecha, se han descubierto y considerados “confirmados” casi 4.000
planetas. No obstante hay casi otras 3.000 detecciones de “candidatos” a exoplanetas
que requieren más observaciones a fin de decir con seguridad si el exoplaneta
es o no real.”
Y el informe añade:
“Desde que se
descubrieron los primeros exoplanetas a comienzos de los 1990s, el número de
exoplanetas se ha duplicado aproximadamente cada 27 meses.”
Para mí, un curioso
fenómeno está ocurriendo entre –al menos--
algunos astrónomos profesionales: la expectativa de encontrar y hacer
contacto con otra inteligencia, el anhelo por inteligencia extraterrestre.
Parece que nosotros
como especie estamos aburridos o cansados de estar solos y comenzamos a querer alguna
otra para establecer un diálogo y posible fructífera relación.
Pero esta es
–sorprendentemente-- una visión muy
inocente o romántica de lo que puede significar para nosotros el descubrimiento
de otra inteligencia.
Personalmente, estoy
muy preocupado acerca de este entusiasmo por hacer contacto con otra posible
inteligencia.
Recuerdo la sabia
advertencia lanzada por uno de los más brillantes talentos del mundo, el físico
teórico británico Stephen Hawking cuando dijo: “Un día, podemos recibir una
señal de un planeta como este, pero deberíamos preocuparnos de responderla. El
encuentro con una civilización avanzada puede ser como los nativos americanos
encontrando a Colón. Eso no terminó muy bien.”
Estoy persuadido de
que hay astrónomos profesionales deseosos de enviar una señal de respuesta,
pero entonces probablemente, deberemos prepararnos para lo peor: una invasión y
la extinción de la especie humana.
Milton W. Hourcade
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