Cuando nos encontramos en una situación como la actual, eso se hace más patente que cuando cotidianamente lo olvidamos.
Y está bien, es una lección a aprender.
Cobra como nunca importancia y sentido estar vivos, tener familia y seres queridos, tener amigos, gente que nos quiere de veras y mucho, gente dispuesta a ayudarnos si es necesario, gente para la cual somos alguien en sus vidas y valemos.
Es hora de olvidar agravios, de superar malos entendidos, de ir a los valores humanos esenciales. Si hay un corazón bien puesto, los distanciamientos, las renuncias al diálogo, el dar la espalda, no son gestos humanos y mucho menos en estas circunstancias.
Por eso mi oración va por toda la humanidad, pero en especial por aquellas poquitas personas que hoy deberían estar pensando en cambiar su actitud respecto de mi y de otras tantas personas quizás.
En esta hora se necesita un encuentro de corazones bien puestos. Y un gran sentido de gratitud por un lado y de solidaridad por el otro.
La fe es un motor especial con el cual estamos equipados. Es una certeza más allá de lo incierto, que dispone todo nuestro ser en forma positiva para dar la buena batalla, y mirar para adelante, planeando el futuro inmediato y a mediano plazo.
¡Que esa fe y ese mirar para adelante les acompañen en esta hora!
Que sigan viviendo y superen esa pandemia.
Espero seguirles encontrando.
Vuestro servidor,
Milton W. Hourcade
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