Estuve pensando en él desde el mes pasado, pero las actividades en
Montevideo absorbieron mi tiempo.
Montevideo absorbieron mi tiempo.
Ahora, calmo, en mi hogar, quiero aprovechar el momento para recordar en forma pública a quien fuera un muy querido amigo, un amigo con mayúscula, con quien compartiéramos muchas horas de vida, visitándolo en su apartamento, y en las reuniones del C.I.O.V.I. del que fuera co-fundador. Me refiero a HERMANN JEGERLEHNER.
Asistió a la reunión fundacional del Centro, el 29 de Abril de 1958, y a partir de allí, fue uno de los puntales de la institución.
Jegerlehner escribió artículos para la prensa, dictó conferencias públicas, viajó a Brasil y Argentina donde sostuvo diálogo con el Dr. José Escobar Faría (en San Pablo), y con el Comandante Omar R. Pagani, de la Armada (en Bueno Aires).
Participó directamente en innúmeras investigaciones, muchas de las cuales se realizaron en departamentos del interior del Uruguay.
Siempre me acompañó en gestiones hechas ante la Fuerza Aérea Uruguaya. Integró la CRIDOVNI en representación del CIOVI y luego a título personal.
Llevó meticulosamente la hemeroteca del Centro, y fue la persona de total confianza que administró las escasas finanzas que el CIOVI tenía con el aporte de cada uno de los integrantes de su Consejo Directivo.
Recibió en su hogar al Dr. J.Allen Hynek dando lugar a un momento de sociabilidad muy grato con el destacado asesor de la USAF y su secretario para América Latina, el Dr.Willy Smith.
Con su apellido suizo-alemán, era un problema tener que enseñar la pronunciación correcta a periodistas, especialmente en la televisión.
Su apellido debe pronunciarse como IEGUERLENER. Tal vez por eso, en el Banco Central donde trabajaba, le llamaban "el suizo", la familia le llamaba "Buby", y nosotros en el Centro, simplemente "Ieguer".
Por su manera de ser, se hacía querer y respetar mucho.
Su repentino fallecimiento, el 30 de marzo de 1989, a los 53 años de edad, nos tomó por sorpresa y fue un rudo golpe para todos, y muy en especial para mi, ya que a lo largo de los años devine en amigo de toda su familia.
Estuve en su sepelio, llevé con otros su féretro, y me había hecho el propósito de decir unas palabras en el cementerio, pero llegado el momento no pude, tenía un nudo en la garganta que me impidió hacerlo.
El último acto de investigación que Jegerlehner cumplió por el CIOVI ocurrió cuando fuimos juntos al Aeropuerto Internacional de Carrasco para conocer las características, alcance, y capacidad de detección del radar que allí funciona. Fue poco antes de que falleciera.
En la actualidad, y cada vez que voy a Montevideo, me reúno con su familia, de lo que han dado cuenta fotos.
Hermann Jegerlehner, laborioso y dedicado, fue un valor humano imprescindible para el CIOVI.Era el epítome de un hombre bueno.
Y fue un valor como ciudadano, como esposo, como padre, como amigo.
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