Y yo quiero homenajearlas, muy humilde y sencillamente.
Decirles que gracias a ellas --madres-- somos.
Ellas están más cerca que nadie del Ser en Si, pues son gestadoras y craedoras de vida. Y luego, maravillosas sustenttadoras, educadoras, y compañeras guias, insparables de sus hijos.
Y son maestras, y profesoras, y abogadas, y economistas, y arquitectas, amas de casa y periodistas, obreras y políticas, presidentas, y en medio de todo eso, esposas y madres.
Y luego de todo eso, han demostrado al mundo, en una lucha a veces silente y otras veces en las calles, que ellas son seres humanos, y por tanto iguales, con los mismos derechos, prerrogativas, y todo lo que se pudiese pensar que les corresponde a los hombres.
En muchas partes del mundo, ellas definitivamente han quebrado la situación de sumisión. Han terminado con la discriminación, con el considerarlas inferiores.
Aún hoy la lucha continúa. Todavía hay lugares donde ellas tienen que caminar varios pasos detrás de sus maridos. Todavía hay lugares en que si la promogénita es mujer en lugar de hombre, la matan, o maltratan. Todavía se continúa con la maldita práctica de explotarles vilmente en lugares de trabajo totalmente insalubres y de traficarlas de niñas o de mayores.
Respetarlas, sentirlas nuestras pares, saberlas compañeras en nuestras tareas, y amarlas, es lo menos que los hombres podemos hacer, para obrar justicia con ellas.
Y luchar con ellas, junto a ellas, allí donde aún haya que reivindicar los valores esenciales de los derechos humanos.
Desde la simple modestia de este blog, ratifico mi compromiso por ellas, y les digo, ¡salud mujeres del mundo! ¡celebren su día pues se lo han ganado y con creces!
¡Salud, hermanas mujeres! No seríamos sin ustedes.
enigma
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