Friday, January 10, 2020

SINTIENDO LO BUENO DE SER AYUDADO


¿Han estado alguna vez en un aeropuerto al que acaban de llegar y se dan cuenta que no tienen tiempo para alcanzar vuestro vuelo de conexión a pesar de lo mucho que corran, con vuestra respiración yendo al extremo y vuestro corazón pulsando como loco?

Bueno, yo estuve en esa situación. Sería imposible alcanzar ese avión y si lo pierdo la situación resultaría muy complicada: llamando a personas en el exterior y diciéndoles que no estaría como estaba planeado, llamando a mi familia para hacerle conocer la mala noticia y tratando con la compañía aérea de programar un próximo vuelo que implicaría permanecer en un hotel por el resto del día.

Pero –¡el Ser en Sí nunca nos deja solos!—allí apareció un hombre de esos que ayudan a la personas a llevarlas en silla de ruedas. Le pedí si me llevaría a mi puerta de embarque, y aceptó.

Me llevó con celeridad pero no corriendo. Tomó un ascensor y subió un piso para quedar cerca de un tren del aeropuerto, y en cuestión de minutos estábamos frente a la puerta de embarque.

Él supo cómo proceder con la puerta que nos permitía ir hacia la mismísima puerta del avión, y allí nos despedimos, con mi enorme gratitud y por supuesto una propina por su invalorable ayuda.

Sentado en el avión, recuperé mi respiración y sobre todo mi calma, realmente ¡milagrosamente yo estaba allí!

Necesité ser ayudado, y lo acepté.

Benditos sean quienes ayudan a otros. Y también benditos sean quienes necesitan ser ayudados y lo aceptan en lugar de rechazarlo por vanidad o arrogancia sin sentido.


Valiosas experiencias que provee la vida. 


Milton W. Hourcade
Textos protegidos por derechos de autor 

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