La razón atempera el juicio.
El juicio se torna racional.
El frío razonamiento quiere imperar sobre los sentimientos.
Los sentimientos se anegan como asfixiados por las aguas de la lógica.
La lógica se pretende que nos ayuda a andar un camino adecuado.
Pero lógica anula lo más humano que tenemos.
Y no podemos caer en maniqueísmos.
Nada es totalmente puro o impuro, nada es totalmente santo o pecaminoso.
El ser humano, --criatura del Ser en Sí— es así y tal cual.
Si al Ser en Sí se le hubiese antojado otra cosa, nos hubiese creado diferentes.
No podemos repudiar una parte de nuestro ser, por querer afirmar otra.
Los valores éticos, los principios, la rectitud de proceder, la honestidad y sinceridad, todos son bienvenidos, y han de constitur una parte medular de nuestro ser y hacer.
Pero ninguno de ellos puede torcer aquella fuerza arrolladora, que no conoce de lógica ni de razón, pero que sí conoce de ser auténtica, genuina, cierta, verdadera –no mentida--, que nos lleva a amar.
Y cuando el amor se hace presente, hay que saberlo vivir dentro de los valores que tenemos y apreciamos, pero, nunca a costa de nuestro sentimiento mismo.
Porque a pretexto de ser perfectos o mejores, no podemos deshumanizarnos, pues es caer en la más terrible imperfección.
¡Tal vez sólo los enamorados pueden entender cuanto digo!
enigma
No comments:
Post a Comment