No es una simple perogrullada decir con muchas otras personas, que todos los días son de la mujer.
Estudiante, trabajadora, madre, novia, esposa, compañera, amiga, la mujer es nuestra otra parte de lo que nos hace verdaderamente humanos. Sin ella, los hombres por nosotros solos, no lo seríamos.
Así se expresa claramente en la alegoría de Adán y Eva.
Lamentablemente, por siglos, la mujer ha sido considerada como una pertenencia del hombre, casi como algo que se tiene, se adquiere, se usa, o se desprecia, se explota, se comercia, se vende o alquila, se le relega, se le considera inferior, se le remunera menos, no se le concede el descanso necesario previo y post-embarazo, se le chantajea para que aborte, y nunca se le ve como alguien igual, con los mismos derechos, prerrogativas, y posibilidades que los hombres.
Pero este desdichado y desgraciado cuadro ya es absolutamente aborrecible e intolerable en pleno Siglo XXI.
Se acabó definitivamente aquel anacrónico mensaje de Saulo de Tarso (más conocido como San Pablo), según el cual el hombre es cabeza de la mujer. O sea, está por encima de ella.
Se acabó para siempre aquello de que el matrimonio es una institución que ata por
la eternidad "hasta que la muerte nos separe". El divorcio ha venido a poner fin a un estado de sometimiento y oprobio en que la mujer pierde a cada día jirones de su personalidad y sus derechos, en manos de un marido machista, dominante, que hasta puede llegar a ejercer sobre ella violencia, desde la más brutal de los golpes, a la más sutil de carácter psicologico, con amenazas para el caso de que le deje.
La mujer hoy reclama y con pleno derecho su lugar igualitario al hombre en la sociedad. El reconocimiento --¡casi suena horrendo y absurdo tenerlo que escribir y proclamar!-- de que es también un ser humano cual el hombre, y que por tanto tiene iguales derechos en todos los ámbitos de su existencia.
Como hombres, debemos nuestros seres a nuestras madres, debemos el amor a quien nos ha enamorado, debemos nuestra vida compartida, a quien con nosotros ha tomado la decisión de juntos hacer realidad un presente o un futuro.
A ellas, a las mujeres pues, mi fraterno saludo afectuoso en este día.
¡Se lo merecen con creces!.
enigma
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