La vida, amigos, siempre nos da nuevas oportunidades. A veces cuando menos las esperamos, o de quienes menos las esperamos.
Son oportunidades para aprender, para reflexionar, para darnos cuenta del camino andado y del que podemos andar.
Son esos relámpagos de verdad que se cruzan en el cielo de nuestras almas y nos devuelven la fé, la confianza, la fortaleza para seguir adelante.
Vivir no es fácil, y quien dijera lo contrario, no sería de este planeta.
Pero la amistad leal, verdadera, sincera, sin dobleces, sin escapatorias o huidas, hace que nuestra experiencia sea mucho mejor que si no contáramos con ella.
Por otro lado, las experiencias de vida que se van acumulando, van moldeando nuestro carácter, nos preparan para enfrentar a veces situaciones insólitas, y yo me he encontrado en situaciones en que tuve que sacar de mi recursos que nunca pensé existían, para superar escollos graves, y para vencer resistencias psicológicas, y hacer lo que el deber determinaba.
Hoy día, me encuentro solo, sin una visión clara de lo que haré y seré este año, si con alguien o continuando estando solo. Pero mientras tanto, he aprendido y he podido manejar toda mi casa y todo lo que en ella es necesario hacer, y he podido mantener mi dignidad personal en lo que como, visto, compro, me entretengo, etc.
Sé que en mi futuro habrá viajes. Viajes por compromisos profesionales contraídos, y viajes por placer.
Sé que tal vez me mude del lugar donde actualmente habito, que me queda muy grande, y elija otro más pequeño, y sustituya mi actual casa por un apartamento.
Seguiré buscando oportunidades de ocuparme y volcar mis conocimientos y talentos en forma positiva y creativa, aguardando de ser posible, una remuneración adecuada, y para ello continuaré buscando una tarea que redima mis horas ociosas.
Pero sí, la vida nos provee de experiencias a veces únicas, y excepcionales, y pienso que en muy buena medida somos fruto de las mismas. Es bueno pues de tanto en tanto, analizarnos, y darnos cuenta lo que somos, de cómo somos y lo que estamos siendo.
A veces nos sentiremos tocando el pináculo de la gloria, y otras nos sentiremos abatidos, pero ¡jamás vencidos!.
enigma
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