A veces en medio del andar de nuestra vida, se acercan a nosotros “voces de prudencia”.
Proceden de gente que nos quiere bien, pero que tiene una manera unívoca de ver el mundo y a los demás.
Una voz así se me acercó hace pocas horas, para afirmarme categóricamente que el amor no puede existir en personas después de cierta edad. Y que o bien personas de esa edad buscan a alguien para no sentirse solas, pero eso no es amor –concedido— o bien que son buscadas por otras, más jóvenes, sólo porque ven en esas personas la oportunidad de hacerse de dinero o de sacar alguna ventaja finalmente material. Quedárseles con los bienes o algo así.
En esta persona, con un esquema mental rígido, basado en muchos casos que conoce o ha conocido, esa es la realidad. Y nada al parecer puede escapar a ese fatalismo.
Y añade que las personas de cierta edad, se “ponen bobas” cuando se les acerca alguien más jóven, simplemente porque se obnubilan con gestos o palabras de aparente amor, que no son más que máscaras de un interés oculto pero muy materialista.
Yo no quise discutirle a esta persona su visión. Sólo me permití muy humildemente decirle que no siempre es así. Que el ser humano es complejo, y que para mi lo fundamental es que haya y exista amor. Si lo hay todo es posible, si no, claro está, que pueden darse casos tan lamentables como los que le hacía relatar su “voz de la prudencia”.
Terminó por admitir –lo cual sentí como una victoria-- que podía haber excepciones, pero que las mismas confirmaban la regla. Y me preguntó entonces qué entendía yo por amor, qué era amor para mi.
No proseguí el diálogo, porque ya consideré que sólo podía responder legítimamente desde mi propia experiencia, desde mi propio sentir, y eso iba a personalizar el tema a un punto inadecuado.
El amor es un sentimiento maravilloso que obra como una fuerza de unión entre dos personas que verdaderamente se necesitan, buscan, anhelan, quieren estar juntas, y comparten una gran cantidad de valores y una forma de sentir unísona.
Dos personas que se respetan, se valoran, y se gustan mutuamente. Dos personas que no guardan misterios entre sí. Dos personas que hacen de la comunicación el elemento viabilizador de esa unión anhelada. Dos personas que por ese amor son capaces de derramar lágrimas o de sentirse en el pináculo de la felicidad.
Tal vez, esta canción de la celta Enya, pueda decirnos algo, de lo que es ese sentimiento tan intenso, tan grande, que supera toda posibilidad de describirlo con palabras.
La canción lleva por título Amarantine, antiguo vocablo que significa eternidad. Es como la flor homónima, el amaranto, de hojas eternas. La autora e intérprete es una de mis favoritas.
He aqui su letra, traducida por mi del inglés
AMARANTINE
Él abre tu corazón, todo es nuevo
Y tú sabes que el tiempo siempre encontrará una manera
De permitirle a tu corazón creer que es verdad.
Tú sabes que el amor lo es todo, tú dices
Un susurro, una palabra, una promesa que das
Tú lo sientes en el latir del día
Tú sabes que esta es la manera en que el amor es
Amarantine
Amarantine
Amarantine
El amor es, el amor es, amor…
Amarantine
Amarantine
Amarantine
El amor es, el amor es, amor…
Tú sabes que el amor a veces puede hacerte llorar
Así que deja ir las lágrimas, ellas se disiparán
Porque tú sabes que el amor siempre te permitirá volar
Cuanto un corazón puede volar lejos
Amarantine
Amarantine
Amarantine
El amor es, el amor es, amor…
Amarantine
Amarantine
Amarantine
El amor es, el amor es, amor…
Amarantine
Amarantine
Amarantine
El amor es, el amor es, amor…
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