De ellos es "el reino de los cielos" proclamó Emmanuel, el Maestro de Galilea.
Hace 32 años, tenía cada noche de lunes a viernes un programa radial y muchas veces, al reflexionar sobre diversos temas, afirmé que los niños eran nuestros mayores.
Que de ellos debíamos aprender, por su sencillez, por su espontaneidad, por su falta de tacto y diplomacia (léase cinismo e hipocresía), por ser auténticos.
Nosotros, cuando devenimos en adultos, aprendemos todas las triquiñuelas de convivir en sociedad, nos limitamos en nuestras expresiones, estudiamos qué decir antes de expresarnos, manipulamos al prójimo, hacemos muchas cosas indebidas. Reconozcámoslo.
Ellos nos enseñan a despojarnos de todo ese ropaje que a lo largo de la existencia se va acumulando en nosotros como una especie de lastre, de capa que no nos deja ser quienes realmente somos.
Y bien, un niño en particular, --mi nieto, de 7 años de edad-- hoy me dio una gran alegría.
Su padre me conto que en una prueba de matemáticas en su escuela, respondió correctamente la totalidad de los 41 ejercicios que tenia para hacer, por lo cual su resultado fue excelente: ¡¡100%!!
Su personaje favorito fue hace unos años "El curioso Jorge" (Curious George) ese simpático monito que hace tremendos desastres. Ahora, más grande, le gusta y se divierte con las aventuras de Scoobydoo.
El padre le suscribió a una revista de ese personaje, y él hizo un dibujo basado en una historia de Scoobydoo.
Ahora, en el más reciente ejemplar, la revista le publicó su dibujo, y como premio le va a enviar unos regalos.
¡Otro éxito!
Debo decirles que este niño practica fútbol, toma clases de natación, va a gimnasia y aprende piano. Eso además de la escuela.
Le gustan los deberes de matemáticas, y juega al ajedrez con su padre.
Realmente, él le dio felicidad a mi día.
¡¡Gracias, mi querido Benji!!
enigma
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