"Tanatos" pintura del artista mexicano Mauricio García Vega
Según el famoso psicóanalista Sigmund Freud, los humanos tenemos un instinto hacia la vida, que llamó Eros (Ἔρως) --el deseo-- y una tendencia hacia la muerte, que otros --siguiendo la opción freudiana por palabras de origen griego--no dudaron en llamarle Tanatos.
Según Freud mismo, la conducta autodestructiva es una expresión de la energía creada por los instintos de la muerte. Hoy día hay cifras alarmantes de jóvenes que se suicidan, pero vemos una civilización que como cayendo a un precipicio, se encamina hacia la autodestrucción.
Cuando esta energía se dirige hacia otros, se manifesta en agresión y violencia.
Luego de estas definiciones básicas, no dudo en pensar que estamos en una civilización con marcada tendencia hacia Thanatos.
No cesan de haber guerras, que a su vez mueven una enorme maquinaria de producción de armas, con rédito superlativo para quienes las fabrican a nivel industrial.
El Oriente Medio arde en conflictos (israelíes y palestinos, sunnis y shiítas, Irak, Siria, Pakistán, ISIS, Khorazan, etc.)
Pero el Caribe y América Latina son territorio regado por sangre. Décadas de guerrilla en Colombia, criminalidad desenfrenada y violencia gubernamental en Venezuela, y un desprecio total por la vida propia y ajena y la violencia llevada a la exacerbación entre las bandas que asuelan El Salvador, Guatemala, Honduras, y México, donde además el narcotráfico es causante de verdaderos horrores y crímenes de lesa humanidad.
Muertes colectivas, cadáveres tirados en las calles, o como ahora, 43 jóvenes estudiantes, cercados por la policía, entregados a mafiosos, y muertos incinerados vivos.
¿Cómo es posible que el ser humano se bestialice a tal grado? ¿Cómo es que no tenga una pizca de sentido moral que le indique que eso no se puede hacer, que no está bien?
Pero es que no estamos tratando con seres humanos, sino con bestias rústicas, sin educación, sin nada, sin alma, que viven instintivamente, y como animales predadores buscan lo suyo y nada más.
No hesito en decir que la miseria es madre de toda esta epidemia de empoderamiento criminal que aterroriza a las poblaciones de varios países, bajo la mirada indolente de gobiernos corruptos, que medran de esa misma inmoralidad, obteniendo apoyo, votos y adhesión.
Cuando alguien, al frente de una comisión sobre drogas, llega a decir que los lugares de venta de pasta base, --una de las peores drogas ilegales por sus efectos en el cerebro de quienes la consumen-- no se pueden eliminar porque representan fuente de ingreso para los pobres, la distorsión llega al grado extremo.
Conviene que sigan habiendo pobres y miserables, porque --como animales carroñeros-- de ellos se alimentan los que ocupan puestos de gobierno y autoridad. Del permiso para ejercer el crímen impunemente, del visto bueno para dedicarse al narcotráfico, logran el apoyo político y se mantienen en el poder los venales y corruptos. Los inmorales de la política.
Es un círculo en que ambas partes se retroalimentan y componen un todo. Y a menos que ese círculo se destruya, se desbarate, que los criminales sean sometidos a la justicia y penados como corresponde, y que los pueblos se saquen de encima a esa lacra de gobernantes indeseables, todo cada vez se precipita más en ese especie de agujero negro que es la muerte, la destrucción de todos los valores que forman la columna vertebral de una sociedad sana y feliz.
Suelo no abordar aquí temas que linden con lo político y menos con lo partidario.
Aquí refiérome a una situación mundial, y una situación más particular del Caribe y América Latina que es innegable, con la preocupación que tengo como ser humano sensible.
Se está asesinando a cada instante el amor, no existe piedad, compasión, sentido solidario, espíritu de armonía y de justicia, ánimo de rectitud y decencia. Se está destruyendo sistemáticamente la dignidad humana.
Y siento que es menester crear consciencia de que si esta situación no cambia, los pueblos van a seguir sufriendo enormemente y cada vez más.
Depende de cada uno de nosotros, unirnos, y forjar un presente que se modifique, y un futuro mejor. Por los hermanos, por los hijos, por los nietos. Por los que están y por los que vendrán.
enigma
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