No sé en cuántos países más la celebración coincide.
De cualquier manera, es una realidad para mi y por eso, hoy con emoción recuerdo a mi padre, ya fallecido.
La foto que aquí presento, lo mestra a sus 86 años de edad. Su cabello otrora rubio, se tornó cano. Sus "entradas" en el cabello que se extendían sobre sus sienes se fueron retrayendo más y más. Pero conservaba su mirada tierna, y sus ojos azul claro.
Si tuviese que definir a mi padre, diría que esencialmente fue un luchador. Siempre por causas justas y nobles. Siempre del lado de los más débiles. Siempre con un profundo sentido de justicia social.
Conoció la militancia política, pero siempre desde abajo. Rechazó los puestos encumbrados, aún con la enorme capacidad que tenía y que hubiera podido poner al servicio del país.
Llegó a ser gerente de personal de la Administración Nacional de Combustible, Alcohol y Portland, de Uruguay, y como tal, respetadísimo y muy apreciado por los empleados de esa entidad estatal.
Era un hombre de principios, honrado a carta cabal.
Cada cargo que ocupó en diferentes instituciones, siempre lo ejerció con dignidad y con enorme responsabilidad y dedicación.
Si algo en particular extraño de mi padre, eran las prolongadas tertulias donde podíamos conversar de política, de fútbol, de la situación mundial, de la fe, y de tantos otros temas.
Me formé con él en muchos sentidos.
Hombre que sabía hacer un discurso, y que escribía con gusto y calidad, era realmente un intelectual que si no llegó a más fue porque tenía un acendrado sentido de humildad, y por otro lado, carecía de un título universitario que le hubiese habilitado como profesional para llegar a otros ámbitos e influir de otra manera en la sociedad.
De familia humilde, trabajó desde muy joven y eso le cercenó las posibilidades de una carrera universitaria, donde seguramente por su inteligencia y talento, hubiese descollado.
Al recordarle, en mi corazón sólo guardo agradecimiento por todo lo que aprendí de él y con él.
Si soy como soy, tengo clara conciencia de que en gran medida se lo debo a él. Además he heredado varias de sus características más destacadas.
No las físicas precisamente, pero sí las intelectuales y las del espíritu.
¡Gracias por siempre, papá!!
enigma
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