Reflexión acerca de "dónde estamos parados", qué está pasando y qué nos está pasando en este planeta uno, que es la gran casa que habita la familia humana.
Y fue así como me surgieron algunas ideas que --como siempre-- tengo el gusto de compartir abiertamente con ustedes.
Considero que somos testigos de un cambio en valores, conceptos, formas de proceder de la gente, en el mundo entero (¿es esto globalización o simplemente mundanalización?).
Los que venimos de generaciones anteriores, debemos reconocer que nos cuesta aceptar ciertas cosas, consideramos --como ha solido ser con todas las generaciones que nos precedieron-- que nuestros valores y puntos de vista, e ideas elaboradas sobre la base de la experiencia, son mejores. En algunos casos lo son, en otros, debemos estar abiertos a transformarlas.
Pero sí debemos reconocer todos, y en esto incluyo a las nuevas generaciones, que estamos viviendo un momento de cambios que se dan con una aceleración como nunca se dio en la historia de la humanidad.
Y esa aceleración nos descoloca.
Un ejemplo: acaba de anunciarse Windows 8. ¿Cuánto hace que estamos trabajando con Windows 7?...
Las comunicaciones nos permiten al instante saber lo que ocurre en cualquier parte del planeta, y a la vez comunicarnos "urbi et orbi".
Lo que ocurre en las antípodas se trasiega fácilmente, las modas y tendencias se copian.
Por otro lado, hay mucha violencia desparramada en el planeta. Hay mucha insatisfacción acumulada en las masas.
Lentamente y con "dolores de parto" vamos dando a luz a un planeta diferente, en armonía, con tolerancia, donde cada quien cuente, y sobre todo, sin políticos.
Puede que me equivoque en mi visión, pero tenemos que crear un mundo nuevo para las nuevas generaciones. Esta "civilización" ya dio lo suyo, y muestra signos de decadencia por todos lados.
La gente quiere otra cosa. Harta de hipocresía, de mentiras pre-electorales, de que se le use, y de que la brecha entre los muy pocos que tienen mucho, y los muy muchos que no tienen nada, cada vez se haga más grande.
Es hora de comenzar algo nuevo, fresco, diferente. Algo que respete a la biósfera gracias a la cual vivimos. Algo que respete el medioambiente, la flora y fauna salvaje, y por sobre todo, que respete y valore al ser humano, y busque potenciarle al máximo de sus capacidades.
¡No más miseria! debería ser el lema de las nuevas generaciones.
Porque he llegado a la conclusión de que la miseria es la madre de la criminalidad y de todos los vicios. Eso no quiere decir que no haya individuos trastornados, cuyas mentes tengan proclividad al asesinato por ejemplo. Pero esos individuos serían contados.
Entre tanto, ¿por qué los indigentes se involucran en el narcotráfico?, ¿por qué las niñas y niños son llevados a prostituirse?, ¿por qué los "sweat-shops", esos talleres donde los trabajadores viven y mueren allí, donde las condiciones de trabajo son infrahumanas, en una verdadera expresión de esclavitud moderna?, ¿por qué el gran y sucio negocio del trasplante de órganos, detrás del cual se esconden organizaciones delictivas que lucran con los muertos, y matando gente?, ¿a qué se deben las violencias étnicas, religiosas, o económicas que llevan a guerras, baños de sangre, genocidios? Miseria. Miseria material primero que nada, y de la mano con ella, la miseria moral.
Algunas cosas son propias de la generación de la miseria, como, por la propia falta de educación y cultura de esas masas indigentes, es la procreación descontrolada.
Entonces tenemos esos cuadros dantescos y horrorosos, de verdaderos huesos apenas revestidos de carne, de niños que infamemente mueren de hambruna el lugares de África, mientras las moscas hacen escarnio de sus cuerpecitos.
Pero ¿qué decir de Bangladesh, de partes de India, de Tailandia, de las Filipinas, del Cuerno de África, y de los extendidos barrios marginales en los países de América Latina y el Caribe?.
Estas son realidades insoslayables, que apelan a que con urgencia se procese un cambio mundial para bien.
No más guerras digitadas por los poderosos.
No más mentiras de una prensa manejada por unos pocos que saben cómo hacer que la gente piense y hasta se fanatice por las ideas de esos pocos que la manipulan.
No más servidumbre a los dueños del mundo, que lo manejan tras cortinas de secreto, que atraviesan y van más allá de las presuntas "potencias" mundiales y sus gobernantes de turno.
¡Es hora de despertar! ¡Es hora de un nuevo amanecer!
Éste es el desafío para las nuevas generaciones, para los que hoy son pareja y mañana pasarán a vivir juntos.
Y para los padres jóvenes cuyos hijos son niños o adolescentes.
enigma
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