Al parecer, cuando estaba ya en Montevideo, allá en Virginia les tapaba la nieve. Me escapé raspando, como quien dice.
Francamente no me gusta el frío, menos el frío extremo. No me agrada la nieve y menos cuando es un temporal, cae a raudales, se acumula y luego inclusive se forma hielo, lo más peligroso que pueda haber ya sea para caminar, y peor aún si se conduce un vehiculo.
Es interesante constatar que bajo esas condiciones, los meteorólogos en la televisión, y los mismos conductores de programas dicen que "en lo posible, permanezca en su casa"...¿y qué hace el que tiene que ir a trabajar?...Es un problema serio.
Acá en el Sur, el calor por ahora ha sido moderado y se soporta magnificamente.
Pero hay otro calor, que es el que más importa, y es el calor humano. La amistad bien entendida, o sea, mutua y recíproca. La ayuda en el momento oportuno, y recibir un montón de agradecimientos por cosas que uno hace de corazón.
Es un contraste grande con el "invierno del alma" que aqueja a algunas personas, que ni siquiera tienen la sensibilidad mínima para decir "gracias por la tarjeta que me enviaste", o "gracias por la sugerencia que me diste"....
A ese invierno también le escapo y me desagrada sobremanera. Es tanto o más gélido que la nieve misma, a pesar de lo cual, nunca congelará mi espíritu ni mi corazón.
La vida toda tiene momentos y contrastes. Desde el placer del verano del alma, hasta la tristeza gris de ciertos inviernos.
Leí por estos días que alguien escribía que cree en Dios y en la Virgen, a pesar de lo cual hay momentos difíciles.
Nadie está libre de esos momentos. La virtud consiste en usarlos como experiencia y aprendizaje para perfeccionarse.
Por otro lado, no basta con decir o acaso de verdad creer en Dios y en la Virgen, si por otro lado no se vive y actúa en consonancia con ello. Por ejemplo, perdonando y reconciliándose.
Hay gente --sedicente católicorromana-- para la cual el llamado específico del Papa a perdonar, no tiene vigencia.
Y me resuenan aquellas sabias palabras del Apóstol Juan cuando dice: "Si alguien no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?"
Hay personas que lamentablemente no entienden que el partido no se juega en el más allá, después de la muerte, sino en el aquí y ahora. Y que es aqui y ahora cuando hay que saber amar, darse. Y es aqui y ahora cuando hay que perdonar y aceptar ser perdonado, y buscar la reconciliación y el entendimiento. Porque eso es lo que le place a Dios.
Por eso digo, que la vida misma tiene sus inviernos y sus veranos.
Ahora estoy en mi verano, cálido, soleado y hermoso. En lo exterior, en lo meteorológico, y también en mi interior. Y realmente me siento muy bien.
Deseo ese verano para todos/as ustedes, así que se encuentren en el Sur o en el Norte.
enigma
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