Esas relaciones, las de amistad y las de pareja, son verdaderamente hermosas. Y nadie interprete que estoy sugiriendo intimidad, sexo.
Son hermosas en el simple compartir de temas, circunstancias, situaciones, la vida misma.
Son hermosas en el entendimiento a que pueden llegar las personas involucradas, y sobre todo en la mutua confianza que hayan sabido edificar entre ambas.
A veces --es cierto-- esa confianza se puede ver defraudada o menoscabada en algún sentido, en cierta y limitada medida, pero ese es el momento para superar la dificultad y ganar de nuevo la confianza, con el compromiso firme hecho con uno mismo, de no causar ningún inconveniente a la otra persona.
La confianza, es recuperable. Como lo es el mutuo perdón, la aceptación tácita de que esencialmente nos queremos bien, sabemos uno del otro, nos necesitamos, y nos acompañamos en este viaje que es la vida misma.
Es realmente un deleite para el espíritu llevar adelante una relación con alguien --específicamente del sexo complementario-- con seriedad y dignidad.
Una relación que no usa, que no rebaja, que no menoscaba, que no se impone, que no busca ventaja, en la otra persona, sino todo lo contrario.
Una relación de seriedad, de responsabilidad, donde aceptamos a la otra persona tal cual es en su peripecia humana y su circunstancia concreta, y la respetamos.
Y una relación donde respetamos y nos satisface dignificar a la otra pesona, por quien es, por lo que vale en sí misma como ser humano, por lo que cuenta de importante en nuestra vida personal, y con ello, dignificar la relación misma entre ambos, lo cual también se retrovierte en uno mismo.
Seriedad y dignidad en las relaciones interpersonales, son factores mutuos, concomitantes, recíprocos.
Y realmente, mantener relaciones a ese nivel, otorga una enorme satisfacción.
¡Que pueda ser esa la experiencia de cada uno/a de ustedes!
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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