No sólo fue el fin de un imperio, ¡que vaya si luchó por adquirir preponderancia!Tras su influencia de ultramar, América Latina conoció los intentos de revoluciones locales, pero coordinadas desde Cuba, que servía como fiel pieza de ajedrez, en el tablero internacional de las aspiraciones y apetencias de la otrora Unión Soviética.
Atrás quedaron los tanques invadiendo Hungría, atrás quedaron los pueblos sometidos tras la llamada “cortina de hierro”.
Atrás toda aquella por momentos muy caliente “Guerra Fría”.
La caída del Muro de Berlín, el 9 de Noviembre de 1989, un muro construido por los soviéticos para impedir que quienes habitaban el Este de la ciudad capital histórica de Alemania, buscaran vivir en libertad huyendo hacia el Oeste, se constituyó en el símbolo mismo del derrumbe del imperio soviético.
Hoy todos los países y pueblos donde impera la honestidad intelectual y la sensatez, celebran el fin de la Guerra Fría, incluida Rusia, por supuesto.
Sólo en aquellos rincones del planeta donde aún subsisten rezagados mentales, individuos que viven del pasado, “revolucionarios nostálgicos” que quisieran volver a vivir en los trágicos tiempos en que la amenaza atómica se cernía sobre la Tierra, es posible siquiera imaginar que esta fecha, tan universal y de tanta trascendencia como la Toma de la Bastilla, no se celebre cívicamente como corresponde.
Todos los amantes de la libertad la hemos hecho nuestra.
La Caída del Muro de Berlín es un acontecimiento que ensalza la incansable búsqueda humana por la libertad, y que por tanto, de ser un hecho local, alemán, se transformó en un hito histórico universal.
¡Sucumba toda tiranía, no importe su signo ideológico!
¡Viva la libertad!
enigma
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