"Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1)
Comienzo hoy una referencia a lo que algunos suelen llamar las "virtudes teologales".
Lo recuerdo tan patente como si me hubiese ocurrido hoy mismo. Sucedió hace unos cuantos años.
Acababa de despertarme, y en mi mente resonó fuerte esta frase escrita en la Epístola a los Hebreos, cuyo autor realmente no se conoce.
Y tras la frase, un entendimiento y una explicación de la misma que no podría haberla dado el mejor predicador del mundo. Eran ideas que venían como dictadas a mi mente. Y las comprendía con una claridad diáfana.
Quedé por un buen momento, totalmente impactado. No sólo porque había podido entender como nunca antes la riqueza inmensa de esta brevísima definición, sino porque además, había sido absolutamente un mensaje recibido. No era fruto de mi imaginación, menos de mi pensamiento o de mi inspiración. Aquello me fue dado.
En primer lugar entonces, quisisera decir que nunca encontré mejor definición que ésta, acerca de la fe. Breve, concisa, completa.
Afirma dos cosas fundamentales, a saber:
1) La fé es la certeza de lo que se espera.
En la fe no cabe un atisbo de duda. Es la certeza, o sea la seguridad total, en aquello que se espera.
Lo que se espera va a ocurrir, va a suceder.
Interesante resulta el hecho de que la fe va unida a la esperanza. Esperamos que algo ocurra, que algo suceda.
Pero no es por cierto una espera pasiva, como aguardando que algo "nos caiga del cielo". Es una espera activa.
La fe convoca a la acción.
La fe hace que el ciego, el sordo, el leproso, vayan en busca de Jesús, procuren un encuentro con Él. No se quedan esperando que Jesús los vaya a ver. Ellos toman la iniciativa, ellos se desplazan hacia donde Él.
La fe es entonces un motor.
Un motor que genera y promueve acción en procura de aquello que buscamos que ocurra, que queremos que suceda.
Lo que se espera, es el acicate que gesta y aumenta en nosotros la fe.
2) La fe es la convicción de lo que no se ve.
Platón hablaba del mundo de las ideas, como la auténtica realidad, y no este universo material y tridimensional al que accedemos desde nuestros cinco sentidos.
Si vemos algo, no suscita fe, simplemente nos basta verlo, lo constatamos directamente.
Pero la fe es en cambio, el estar convencidos de aquello que no ha sucedido, que no ha ocurrido, pero que está en el futuro y que puede suceder.
La fe es la convicción, por tanto, de lo que no se ve.
Es también la convicción de una dimensión que escapa a esta tridimensional y limitadísima.
Es la convicción de que hay energías y fuerzas que operan de manera portentosa, para cambiar, para transformar, para alterar la "normalidad" o lo "habitual" de las cosas.
El poder de la mente, es uno de los generadores de esas energías y fuerzas.
Pero el planeta mismo, es depositario de energías y fuerzas que se manifiestan en algunos lugares geográficos con preferencia de otros, y que seguramente dependen de la constitución geológica que poseen.
Alguna vez, traté de ilustrar estos dos aspectos de la fe: la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve, de esta manera:
Me encuentro en un lugar alto, que termina de golpe en una enorme grieta en el suelo. Precipitarse por la grieta, significaría la muerte.
Estoy al borde de ese lugar, epenas si puedo ver que temina allí. La grieta no es muy ancha, pero sí muy profunda.
Me rodea una espesa niebla. No puedo ver el otro lado de la grieta, no puedo ver la otra orilla.
Pero una voz de alguien que no veo, me dice desde alli, "Si tomas carrera y saltas, vas a pasar perfectamente. Anímate que te espero"
Si me quedo quieto donde estoy por temor a caer en el precipicio, entonces no tengo fe. Si en cambio deposito mi confianza en la voz que me llama desde el otro lado, entonces tengo la certeza de lo que espero: poder sobrepasar la grieta y llegar, y en ese mimso momento de decisión, ejerzo la convicción de lo que no veo. Mi seguridad de que llegaré al otro lado.
La fe --que como digo, implica decisión y acción-- me llevará a tomar carrera y saltar.
Del otro lado, me estará esperando un abrazo.
Vale la pena leer y releer varias veces, esta magnífica definición de la fe, de Hebreos 11:1 ¿no les parece?
enigma
No comments:
Post a Comment