Colonia Williamsburg, al Sur del Estado de Virginia, aguardaba a Frank Newton y su amigo y nuevamente jefe Robert “Bob” Townsend, de la compañía, INTELHUM con un hermoso día.
Se hospedaron en un clásico hotel colonial de la East Francis Street, bien apartado del centro de la ciudad. Un lugar de solaz, donde en el jardín podrían dialogar sin ser escuchados ni molestados.
Eran las 8:30 cuando se encontraron en el desayuno abundantemente servido.
Luego de ir a sus respectivas habitaciones quedaron en encontrarse en la puerta del hotel, para encaminarse hacia el jardín que rodea el añoso edificio.
Bob comenzó la conversación preguntándole a Frank cómo estaba su ánimo, cómo se sentía luego de las peripecias pasadas a lo largo de año y medio.
Frank evitó a propósito entrar en demasiados detalles, pero le dijo: “Bob, te seré sincero: la vida tiene cosas casi increíbles, tiene sorpresas, y te pasa la cuenta por los errores que cometes. Y eso me sucedió. Perdóname que no te cite cosas puntuales, pero es un capítulo cerrado de mi vida, que prefiero no abrir. De cualquier manera me ayudó a conocerme mejor, a descubrir y a hacer brotar en mí facetas sepultadas, olvidadas o que jamás habían surgido antes. Desde ese punto de vista, la experiencia sirvió. Toda experiencia –buena o mala—siempre sirve. Pero eso ya pasó. Ahora mi punto focal es mi esposa y su salud muy seriamente quebrantada. Un reencuentro con los colegas y con las tareas en parte ayudará a atenuar mi tensión, mi angustia y mi preocupación permanente por ella. Ese es uno de los aspectos que me decidió a aceptar tu invitación para retornar a la compañía.”
“Me lo imaginé, --dijo Bob--, y por eso me fue grato extenderte esa invitación un tanto compulsiva. Es que temía me dijeras que no”.
Frank esbozó una sonrisa, y agregó: “ahora a lo nuestro, si te parece”.
“Sí claro -- respondió Bob-- en principio te preguntaría ¿cuál es tu análisis general, cómo ves a gran escala la situación?
“La veo muy fea y complicada, para serte franco”, le contestó Frank, quien prosiguió: “complicada porque prioritariamente se le ha considerado del punto de vista militar y se le ha estado dando una respuesta militar que es desgastante en dinero y en seres humanos, y no está dando los resultados esperados. Por el contrario, ha exacerbado al enemigo y le da argumentos para seguir reclutando cada vez más elementos en diferentes países. La red enemiga se ha expandido, y sus franquicias están abiertas en cualquier lugar donde haya gente conquistada por su causa”.
“De mi punto de vista –siguió diciendo Frank—se impone un análisis muy a fondo y una revisión total de la política seguida. El énfasis tiene que estar en un fino, cuasi sutil trabajo de inteligencia humana, con el respaldo de toda la tecnología que tenemos a disposición. Hay que explorar lugares, hay que dar con gente aliada, o potencialmente aliada, hay que dar con intelectuales y con clérigos brillantes y convincentes. Hay que lograr revertir la tendencia de los radicales, y explotar todas sus contradicciones internas, más otros aspectos a considerar, si ellos fueran necesarios. Hay que lograr información valiosa que nos lleve a los escondrijos, a las células dormidas o activas, etc.”
“Por otro lado –prosiguió Frank—no obviemos la consideración y preocupación por las alianzas políticas de ciertos gobiernos del área más conflictiva, con países africanos y de América Latina. Y el punto clave, para mí el eje a través del cual pasa toda esta conflictiva, es la situación entre Palestina e Israel. Si allí se lograse una auténtica paz, el globo jihadista se desinfla. Pero en tanto sigan las tensiones, siga una situación de permanente puja, y nadie se atreva a tomar ciertas medidas para acotar las influencias de los gobiernos en el área, seguirá alimentándose esta guerra internacional y no-convencional. Por supuesto que no dejo de ver los intereses de muchas corporaciones que están ganando millonadas con la guerra, pero al final, eso no es lo que cuenta ni lo que importa. ¡Con el planeta no se juega! Y ésto podría derivar en una guerra atómica.”
Bob quedó pensativo. El análisis de Frank tenía múltiples ramificaciones, y abarcaba mucho, pero en general, compartía su visión, y por sobre todo, le pareció sagaz su enfoque de cómo dar la batalla. Pensó que INTELHUM podía hacer mucho en ese sentido.
Luego de un momento de silencio para absorber ese análisis, Bob le dijo a Frank: “Tu análisis general me parece adecuado, amplio y profundo. Creo que te encaminas a las raíces mismas con las que se puede destrabar esta situación que militarmente parece no tener solución, y cuyo costo en vidas y dólares es ya demasiado. Si esto sigue así, va a tener también un enorme costo político para el gobierno. Y bien, me gustaría que dedicáramos entonces las horas que nos quedan hasta el almuerzo para ir viendo parte por parte esta especie de rompecabezas. Y luego del almuerzo, podríamos conversar sobre pasos a dar y aspectos prácticos para nuestra compañía. ¿Qué te parece?”
Frank asintió entusiasmado, y de ahí en más, la conversación fue analizando detalle por detalle, grupos de países, y nación por nación, situación por situación, sin dejar nada para después.
Cuando eran las 5 y 30 de la tarde, Bob y Frank habían culminado una tremenda jornada de bombardeo mental, con un ping-pong de preguntas y respuestas, varios escenarios posibles, y pautas de acción bien concretas, cantidad de apuntes en sus respectivas laptops, y una gran tarea por delante.
A las 6pm en punto, cenaron, cada uno ordenó su valija en su habitación, y se reencontraron en la puerta del hotel para ir hacia sus respectivos vehículos. La jornada había sido enormemente provechosa.
enigma
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