Esta tarde, cuando salí de mi lugar de trabajo, crucé la calle y caminando por la vereda del edificio que está frente al cual yo trabajo, de pronto me llamó la atención algo que saltaba.
Cuando miré, encontré para mi estupor que alguien --de mente criminal, menos no puedo decir-- había puesto a un gorrioncillo como el de la foto, dentro de una bolsa de nilón, de esas que tienen un cierre que queda fijo cuando se oprime entre los dedos.
El pobre animalito hacía saltar la bolsa, de un lado a otro, buscando poder salir, pero para él era absolutamente imposible.
Cuando me acerqué, se escondió debajo de un recipiente, esperé que volviese a salir de debajo del mismo, y me resolví a liberarle.
No era facil pues él asustado movía la bolsa de un lado a otro. Finalmente pude atraparla en mis manos, abrí algo del cierre, pero no era suficiente. El pajarillo no salía. Tomé la bolsa, que era apenas más grande que el pájaro, y entonces sí abrí bien el cierre, y apenas éste dejó un espacio suficiente, el gorrión salió raudo volando, y le perdí de vista.
Retomé mi marcha, la misma que hago cada día, hacia la estación del subterráneo.
Pero esta era una tarde distinta.
¡Por mi ese gorrioncillo había readquirido su libertad, y su vida!
Si no hubiese hecho lo que hice, ese pajarito tenía sus horas contadas...
Dar libertad fue lo más hermoso que pude hacer. Fue un acto de amor, y de justicia.
De alguna manera, volé con aquel pajarillo, y sentí con toda su fuerza, el valor de vivir libre.
Reflexioné entonces sobre la tremenda importancia de que en nuestra existencia, nunca estemos atrapados en una "bolsa plástica" de circunstancias, estructuras, sistemas, regímenes, contratos legales, etc. que nos quiten lo más esencial para poder ser: ¡la libertad!.
enigma
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