En nuestra existencia muchas veces nos toca "volar" por instrumento, en cielos tormentosos, con rayos que vemos caer lejos o cerca, con grises nubarrones que nos impiden siquiera ver cielo y horizonte.
A veces, de esas tormentas que nos acucian y de esos nubarrones que nos rodean, nosotros mismos somos responsables.
Cuando los pilotos captan que se aproximan a una tormenta, es cuando en cabina piden se ajusten los cinturones, porque el aparato puede moverse, sacudirse, y se trata de pasar por debajo o por encima de la tormenta.
A veces ésta se extiende tan verticalmente, que no hay otra alternativa que meterse en ella y atravesarla.
Y nosotros a veces nos metemos en tormentas cuando podríamos tomar otro rumbo y evitarlas.
Pero si nos damos cuenta de ello, es cuando tenemos que tener la mano firme en los comandos, virar nuestro aparato, y buscar cielos despejados.
Y eso es lo que he hecho esta noche. Hace ya un tiempo considerable --casi dos años-- que he estado en medio de una tormenta. Que esperé salir airoso de ella, porque por momentos había claros, y parecía que el cielo se abría, pero luego se cerraba peor que antes.
Seguir navegando en medio de la tormenta puede resultar a la postre altamente peligroso. Le mantiene a uno en una tension constante, con un desgaste tremendo, con la adrenalina al tope, y todo ¿para qué?
Este simil que estoy usando, me sirve para ilustrar las circunstancias en que estuve navegando. Pero esta noche decidí asir firmemente los controles, virar el avión de mi existencia, y alejarme de la tormenta, en búsqueda de cielos azules, despejados, donde el sol brilla sin que nada se interponga.
Aún de lejos, veo cómo me alejo de la tormenta. Veo sus relámpagos seguir estallando...pero ya no me preocupa.
El "avión" sigue un vuelo sereno, tranquilo, no hay el más mínimo sacudón. Da gusto realizar así el viaje de la vida.
No es facil salir de la tormenta. A veces se insiste hasta el cansancio esperar pasarla y surgir de ella airoso. Pero cuando las condiciones meteorológicas persisten y no tienen miras de cambiar, es cuando uno tiene que tomar otro rumbo.
Eso he hecho, y estoy muy feliz de que así sea. Ojalá no me equivoque, pero por lo menos, el viaje que me espera durante este invierno del hemisferio Boreal, será parte de la Operacion "Cielos Despejados".
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