"Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo".
Abraham Lincoln
Meses atrás, mi hijo me decía que yo podía ser recordado por ciertas frases que o son mías originalmente, o las he hecho mías.
Una de esas frases dice: "la mentira tiene patas cortas".
O sea, con la mentira no se puede ir muy lejos. En determinado momento, la verdad irrumpe, y cuando ello ocurre, parece sucumbir todo un mundo, pero surgir otro, diáfano, claro, verdadero.
A veces se viven situaciones que son en sí una mentira, una falsedad, a las que les falta el sustento fundamental, la autenticidad.
Situaciones en que se falsea un rol, en consideración a ciertas circunstancias, pero finalmente, capitulan, y se hunden como un barco averiado, porque llegan a un punto en que no pueden resisitir a la realidad.
En otro orden, hay lamentablemente personas --he conocido varias de ese tipo-- que son mentirosas patológicas.
Tienden a crearse una especie de mundo aparte, que se lo acomodan a su manera, y cuando cuentan algo que supuestamente les ocurrió, siempre tienen una versión diferente, agrandada, y distorsionada de los hechos reales.
Son ese tipo de gente de las que otros dicen:"si fulano (o fulana) te dice algo, de lo que te diga, no le creas ni la mitad".
Las personas mentirosas patológicas dicen de si mismas ser veraces, a veces tienen problemas para articular su lenguaje, se arman de un conjunto de mentiras que entre sí son consistentes, y terminan ellas mismas creyéndoselas.
En realidad las personas mentirosas patológicas son mitómanas, y necesitan atención psicológica.
Pero pueden causar mucho daño en otros, especialmente en quienes les creen de buena fe, y pueden tomar decisiones en base a lo que esas personas les han dicho.
Por eso, esas personas merecen y deben estar en atención clínica.
En otro orden, a veces suele hablarse de la mentira piadosa.
¿Para qué decirle al enfermo que se va a morir en un par de meses?
Sin embargo, tampoco sirve a los efectos prácticos.
Aquí en Estados Unidos, los médicos le miran a uno de frente y le dicen la verdad de la situación, sea cual sea. Y eso lo hallo muy bien.
Y destaco ese aspecto muy importante, en cualquier tipo de relación humana, de tema, o situación: quien miente, no puede mirar a los ojos.
Eso lo saben muy bien quienes estudian el lenguaje gestual, que por supuesto es un análisis de ademanes y gestos que la persona hace inconscientemente.
Pero cuando alguien no dice la verdad, no mira a los ojos, sino que los baja o desvía la mirada.
En cambio, quien dice la verdad, mira directo a los ojos, de frente, quiere transmitir su verdad con certidumbre y firmeza, casi como horadando la vista de la otra persona, para que entre en su ser todo, la verdad que está pronunciando.
Realmente, esa es la única forma honesta, sincera y auténtica de proceder.
enigma
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