A veces nos preguntamos, ¿es posible que un sueño se haga realidad?
Y ¡claro! Cuando nos planteamos esa interrogante, no nos referimos específicamente a la actividad onírica que puede darse mientras dormimos durante la noche, sino a esos sueños despiertos, a esos anhelos, a esas esperanzas, de que algo pueda hacerse realidad.
A esas ideas, situaciones, actividades que giran en nuestra mente como parte de nuestra imaginación.
Lo que generalmente ignoramos es que cuanto más intensas y permanentes se hacen esas situaciones imaginarias, más cerca están de que sucedan en la realidad.
Tal la importancia y el poder de generar imágenes y situaciones con nuestra mente.
Nuestros pensamientos actúan de manera tal que son capaces de disponer que las cosas en la realidad se vayan dando, hasta que de pronto, para nuestra grata sorpresa, nos encontramos allí, donde soñamos tantas veces.
Y eso que estuvo por tiempo gestándose en nuestra mente y corazón, se concreta.
Hoy pensaba en eso cuando conducía mi automóvil.
Y –si el Ser en Si me lo permite— creo que pronto quizás se haga realidad uno de mis sueños.
Y a partir de allí, también quizás un día, en mi mismo automóvil, se cumpla algo que también he imaginado muchas veces, mientras voy escuchando la música de Ernesto Cortázar.
Tengo confianza que así será también.
Nunca menospreciemos el poder de la mente, y lo que ésta es capaz de generar
enigma
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