Tuesday, August 3, 2010

¿QUÉ SERÁ DE NOSOTROS?


Muchas veces nos podemos hacer esta pregunta.

¿Qué será de ti?, ¿qué será de mi?, de aquí al próximo año, a dentro de dos años, a dentro de 20.

Lo importante es reconocer que más allá de lo que el Ser en Sí dispone en su inaccesible inteligencia y sabiduría, nosotros somos en muy buena medida artífices de nuestro propio destino.

A nosotros Dios nos dio la libertad de elegir qué queremos ser, qué queremos hacer de nuestras vidas, hacia dónde nos encaminamos, cómo construimos nuestro futuro.

Eso se llama libre albedrío, y es un concepto muy importante porque hace a la esencia misma del ser humano.

Entonces mejor que preguntarnos ¿qué será de nosotros?, es preguntarse ¿hacia dónde apuntamos?, ¿cuál es nuestro objetivo?, ¿a qué queremos llegar?

Y en eso del “será”, del “apuntar”, de tener un objetivo, de “llegar”, está implícito un movimiento, una acción volitiva. Porque queremos algo, vamos en pos de ello.

Es siempre un principio activo. Nunca es estancarse en lo que somos hoy. La pregunta por tanto de ¿qué será de ti?, o ¿qué será de mi? Se responde con “será lo que queramos ser”.

Y para ello se necesita una disposición de ánimo tendiente a esa meta, a ese horizonte, a ese futuro que aún no es pero que se gesta a partir de este presente.

¿Implica coraje?, posiblemente. ¿Implica renunciar a ciertas cosas que hoy tenemos?, sin duda. ¿Implica arriesgar?, siempre.

Pero, --a vía de ejemplo-- en la medida que un astronauta se ha preparado psicológicamente y físicamente, y ha entrenado por innúmeras horas todo lo que tiene que hacer en el Espacio, aunque demanda coraje, aunque hay renuncia a ciertas comodidades terrestres, aunque hay riesgos, va en pos de hacer realidad su voluntad, su anhelo más íntimo, porque sólo así luego en el Espacio, puede tener el disfrute que ningún terrestre tiene.

Lo mismo sucede con nosotros.

Psicológicamente preparados, con voluntad firme en lo que queremos alcanzar, poniendo coraje, nos preparamos y entrenamos anímicamente para enfrentar ciertos riesgos, convencidos de que el sacrificio vale la pena porque la compensación producto del mismo, nos justifica, y nos proporciona el disfrute que de otra manera nunca hubiéramos podido tener.

La vida humana es corta. Es muy breve. Y no hay por qué abstenerse de vivir aquello que deseamos con todo nuestro ser, sólo por atender a formalismos, a obsoletas estructuras mentales, a socioconvencionalismos, y a una vergüenza personal que tiene que ser superada por un razonamiento equilibrado y sensato.

Porque también todo principia por amarse a uno mismo. Por entenderse a uno mismo. Por aceptarse a uno mismo tal cual es.

Y una vez que hemos descubierto nuestra esencia, ya no podemos ni anular lo hecho, dicho, soñado y vivido, ni podemos dar marcha atrás. Sólo quedan dos opciones: permanecer estancado, o caminar.

¡Y el camino es sólo hacia adelante.!




enigma

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