No se me ocurre un símil más apropiado para poner las cosas en su lugar y definirlas con realismo tal cual son y se dan en la vida.
Un río tiene partes mansas y otras impetuosas, su camino puede ser largo o más corto, sinuoso o más bien recto, venir desde lo alto, o regar todo un valle, pero finalmente, su destino es desembocar en el mar.
Un amor entre dos seres adultos puede tener un “período de incubación” más o menos prolongado, puede tener que sortear dificultades –como el río— por momentos puede ser impetuoso y en otros correr más suavemente, pero finalmente, si es tal, si dos seres son concientes de que sus sentimientos son profundos, de que lo que les une no es una simple atracción física, un entusiasmo pasajero, o un gusto a flor de piel, una mera excitacion erótica, entonces, entonces cuando se encuentren, cuando estén juntos, cuando puedan tocarse, acariciarse, besarse, tendrá que abrirse naturalmente la puerta de la pasión, y gozar a pleno el amor en su expresión mayor que es la intimidad.
La intimidad es despojarse de todo prejuicio, de todo tabú, de todo impedimento. Es no tener vergüenza de conocerse los cuerpos. Es decirse mutuamente “confío totalmente en ti”, es querer deliberadamente mostrarse al otro/a como somos, tal cual somos, y darnos, darnos íntegramente, totalmente.
Que nuestra pareja disfrute de nuestro cuerpo como uno del de ella, que los dos se sientan físicamente uno, porque es la consumación de lo que han ido acumulando todo el tiempo en que comenzarona conocerse, en que ahondaron en analizar, escudriñar y profundizar en sus respectivas personalidades, y es la concresión de aquello que soñaron tantas veces, y otras tantas arañaron con la imaginacion.
Y ese encuentro, y esa relación afectivo-sexual, positiva, plena, gozosa, es asunto exclusivo y único de la pareja que la vive, ¡y de nadie más!.
Sólo la pareja sabe cuánto la ha querido, anhelado, esperado. Sólo la pareja que se ama tiene el pleno derecho a vivirla en su intimidad.
Nadie de afuera tiene que meter sus narices en lo que no le corresponde. Y nadie de afuera determina los sentimientos que están muy dentro del corazón de los integrantes de la pareja.
Sólo me resta decir algo sobre este tema: me refiero cuidadosamente siempre a una relacion afectivo-sexual, y no meramente sexual, que en general suele ser superficial, genital, y no involucra sentimiento alguno. Esa es ridícula y deplorable.
Yo hablo de una auténtica relación que llega a la intimidad porque ha recorrido un serio, responsable, honesto, sincero y profundo camino de sentimentos previos, mutuamente intercambiados. Hablo de la presencia intensa del amor, como pre-requisito necesario e indispensable.
Me refiero a seres capaces de vivir un amor maduro, en toda su dimensión, respondiendo al enorme cúmulo de sentimientos que han podido intercambiar previamente entre sí.
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
No comments:
Post a Comment