Roberto Carlos es para mi, la voz de Brasil, como Carlos Gardel es del Río de la Plata, como Frank Sinatra es de Estados Unidos. Son intérpretes únicos, irrepetibles, que tienen un decir muy especial, que ponen sentimiento en lo que interpretan, y que tienen un tono de voz particularísimo, que les vuelve eternos.
Roberto Carlos, cuando era muy jóven, tenía un problema un una pierna, no sé si de un accidente. Así le encontré con su guitarra, haciendo una fila en la que también estaba yo, en el Aeropuerto Internacional de Carrasco. Era un muchacho muy sencillo. Por entonces no tenía un "entourage" que le protegiera de la gente.
Recién empezaba su carrera. En Montevideo se vendían sus simples con una canción de cada lado.
Desde entonces, coleccioné muchas de sus interpretaciones. Curiosamente, el último disco compacto de él lo adquirí en Buenos Aires. Aqui en Estados Unidos es muy difícil obtenerlos.
Como todo gran artista, Roberto Carlos tiene un gran y variadísimo repertorio. Hay canciones románticas, hay canciones de fé y de las que cantan a la amistad, a la naturaleza, al cuidado ecológico, a la paz.
Y hay canciones que tienen una nota de comicidad, como “O calhambeque” que uno puede traducir como “El auto viejo”, el cual se conoce con distintos nombres populares a lo largo y ancho de América Latina.
Y entre esas canciones que tienen comicidad, elegí ésta que no deja de tener su toque romántico, pero picaresco, y que se llama “Mujer Pequeña”.
Así que aquí va, para que se diviertan un poco, “Mujer Pequeña”
enigma
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