En el primer tiempo, el autor exhorta, llama, apela, a que el ser al cual se dirige, se ubique, se sepa, y se arriesgue en pos de aquello que persigue, que desea, que anhela, ansía y necesita.
El segundo tiempo es aquel en que cabe la otra posibilidad, la de lo viejo ya conocido, el camino trillado, la rutina de todos los días, lo seguro, el quietismo que anula la vida y el amor.
Pero...si lo segundo se dá en lugar de lo primero, entonces...eso trae aparejado una inexorable consecuencia, el tercer y final tiempo.
Es yo diría un poema-lección, y una lección de vida.
Para hacerlo bien notorio, presento el poema de esta manera:
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero, si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
enigma
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