Palmas el domingo, y crucifixión al viernes siguiente. ¿cómo es posible?
Esta es una pregunta que seguramente se han planteado las generaciones a lo largo de estos 2010 años.
La contestación, más allá del complot sacerdotal para la tortura y el asesinato de ese “sujeto inconveniente” llamado Emmanuel (Jesús), está en la veleidad de los seres humanos. En cómo la opinión pública es manejable, y se le puede manipular.
Algunos ejemplos históricos pueden esclarecer cuanto digo.
Allá en 1982, el General Leopoldo Galtieri, presidente de la Junta Militar que gobernaba entonces la Argentina, era –como todo dictador—repudiado por el pueblo, que lo abucheó en las calles.
Pero le bastó a Galtieri lanzar una ridícula guerra contra Gran Bretaña por las islas Malvinas, para que el mismo pueblo, saliera a aclamarlo y vivarlo como un héroe nacional. Aclaro, pensé y sigo pensando que las Malvinas son argentinas, pero la guerra planteada por Galtieri fue absurda porque los soldados argentinos no contaban ni con los uniformes apropiados para el gélido ámbito de las islas. Porque mandaron al frente a conscriptos. Porque la ayuda que todo el pueblo argentino dio para respaldar a sus soldados, nunca les llegó a sus destinatarios.
Barack Obama, actual presidente de Estados Unidos, ganó por avalancha de votos una elección histórica, no sólo por posibilitar que un ciudadano de color por primera vez llegase a ser la máxima autoridad de la nación, sino porque significó una votación por el cambio.
Un cambio en la forma de manejarse la política en Washington D.C. y un cambio en la orientación y los valores que fundamentan al país, acentuando aquellas cosas que vertebran al ser nacional.
Pero el debate sobre el proyecto de reforma a la atención de la salud, que afecta sin duda a los intereses económicos de poderosos consorcios que son las empresas aseguradoras de salud, hicieron que éstas financiaran repugnantes campañas de desprestigio al presidente, y a su partido político.
Individuos que abusan de la libertad de expresión como Rush Limbaugh, que dice improperios desde un micrófono, han posibilitado y gestado movimientos de pueblo, en contra de lo que ya es ley que beneficia a 32 millones de personas que no tenían seguro de salud, y en contra ahora de los legisladores que aprobaron la histórica medida.
Cuando se comprende que esta ley de reforma a la atención de la salud integra parte del cambio por el cual votó la mayoría del electorado estadounidense, ¿cómo es posible que ahora un porcentaje importante de ese mismo electorado, esté en contra del cambio?
Otra vez, la manipulación a través de los medios de comunicación, la repetición machacona de mentiras, el miedo que se le instila a la gente, especialmente a los ancianos, hace que muchos crean en esas mentiras, y se lancen contra la ley y quienes la hicieron posible.
No es novedad. Goebbels lo aplicó para lograr que el pueblo alemán apoyara a Hitler en su tiempo.
De modo pues que el esquema es siempre el mismo: manipular al pueblo, correr mentiras como verdades, o buscar una voltereta de postura que haga que quien es impopular se vuelva popular, o viceversa.
Por eso, hubo una recepción calurosa, hubo un Domingo de Ramos, para el Príncipe de Paz, y un Viernes Santo de ignominia, donde soldadesca del imperio romano fue la herramienta ejecutora de los planes de los sacerdotes judíos que decidieron la muerte de Emmanuel (Jesús).
El pueblo, manipulado, azuzado, pidió esa muerte. Un gobernador pusilánime no quiso tener que ver con una revuelta o conflicto social, y accedió a lo que la turba exaltada y estimulada por algunos agitadores adecuadamente distribuidos entre ella, pedía a gritos.
Lo demás es historia. Ya la conocemos.
enigma
No comments:
Post a Comment