Thursday, March 18, 2010

FRENTE A MI LAPTOP

Estoy sentado, escribiendo, con la laptop frente a mi.

Mi “cajita de conexión mundial” como me gusta llamarla. Porque en el fondo es eso. ¿Quién me hubiera dicho, --cuando era niño-- que alguien podía venir con una cajita, abrir una tapa, mover sus dedos sobre unas letras y números, y de pronto iluminarse una pequeña pantalla –como un cine en miniatura— y allí poder ver imágenes, escuchar sonidos, entararse de noticias, comunicarse con amigos, e intercambiar ideas hasta llegar a las antípodas?

Maravilloso, mágico, “imposible” hubiese dicho. ¡Pero es realidad!

Cuando pienso en las cosas que verán, tendrán y manejarán quienes hoy tienen apenas 4 o 5 años de edad, les confieso que tengo envidia.¡Cómo quisiera vivir también ese tiempo!

Siempre recuerdo un diálogo con mi abuela paterna, allá por 1969, cuando el hombre llegó a la Luna.

Le pregunté a ella qué pensaba, y me dijo: “querido, imagínate, yo crecí viendo los carruajes tirados por caballos, y ahora el hombre llegó a la Luna….¿te das cuenta lo qué significa haber visto todo esto en mi vida?”…. Nunca más me olvidé de sus palabras, porque encerraban un tremendo y sacudidor significado.

Que en el escaso margen de una vida humana se haya pasado de los carros tirados por caballos, a ser capaces de llegar a la Luna, casi se diría ¡es demasiado!

Curiosamente el desarrollo tecnológico no siguió por esa línea que significaría que hace rato estaríamos habitando la Luna, y ya habría habido más de una expedición a Marte.

Se prefirió la informática, porque entre otras cosas, permite controlar y manipular a la humanidad, y tiene un costo muchísimo menor.

La exploración espacial es ciencia, es tecnología con otros fines, para otros propósitos, realmente trascendentes, que involucran el destino manifiesto de la humanidad: un día tendrá que emigrar hacia otros planetas y poblarlos.

(Alguien no dejaría de apuntar que eso es lo que sucedió con nosotros, descendientes de quienes emigrando de otros lados llegaron a nuestro planeta y lo adecuaron para vivir y reproducirse aquí).

Pero teniendo la laptop frente a mi, me planteo muchas cosas.

Por ejemplo, me duele mucho que haya quien no me escriba desde tiempo.

Por ejemplo, quisiera poder decir muchas cosas, gritarlas al viento, pero me abstengo. Aún no es el momento.

Por ejemplo, me pregunto cómo persuadir a alguien de su error y equivocación, no para iniciar una polémica, ni para ganar un argumento, sino simplemente para establecer la verdad.

Por ejemplo: amo la libertad de expresión, y la ejerzo, pero me subleva pensar que alguien a quien no conozco, esté espiando mis correos electrónicos, y mi uso de la Internet, como para tener un perfil de mi persona. Saber cómo siento, cómo pienso, anécdotas de mi vida, cosas íntimas, qué páginas web veo con frecuencia, qué temas me interesan, etc. Y me subleva, porque si ello ocurre, entonces la libertad es un mito, y alguien está jugando al “hermano mayor”, creyéndose con todo el derecho a hacerlo. Esa entonces, es una actividad criminal.

Por ejemplo, compartir con Uds. que además de la solidaridad y las expresiones de cariño y afecto que recibo a diario, y especialmente que recibe mi esposa debido a su enfermedad, más de una persona me ha elogiado por mi fortaleza espiritual, por mi ánimo y coraje.

Un par de días atrás, un amigo me decía: “otro en su situación estaría deshecho, pero Ud. trabaja, se mantiene activo, y está sereno”. Esto, reconforta.

Como reconforta encontrarse con un grupo de chicas jóvenes, que están orando por nosotros. Personas que se enteraron de nuestra situación a partir de un encuetro casual con dos de ellas, y que plantearon la situación al resto del grupo. Hoy por primera vez, conocí a todo el grupo, ciertamente simpatiquísimo.

Y en medio de las noticias del mundo –con las que trabajo cada día—y de estas cosas de mi existencia personal, pienso en los niños y niñas del mundo. Como los que ruidosos se agruparon hoy en el vagón del metro en que viajaba, como otros que conozco personalmente o por fotos, y no sólo me pregunto ¿qué mundo les vamos a legar?, ¿qué planeta les tocará vivir?, pero me preocupa cómo les preparamos hoy para ese futuro, cuánto les transmitimos valores, les educamos, y no permitimos que la sociedad a través de los diversos medios de comunicación, nos los deformen, corrompan, estropeen, y hagan de ellos lo que menos deberían ser, lo que desde ya no nos gustaría que lleguen a ser.

Temas, ideas, pensamientos, preocupaciones, sentires que se me vienen en tropel, delante de mi laptop.

Y una ausencia…una carencia fundamental…una tristeza como trasfondo…que por momentos me sobrepuja, que me acongoja, y ante la cual respirando hondo, y apretando los labios, supero con dificultad, para no desfallecer en un mar de lágrimas. Porque debo permanecer sereno, fuerte, firme, en control. La situacion me lo exige, mi coyuntura existencial me lo demanda.

Pero…..¡qué bueno sería si…..! ..no, mejor no digo nada. Ya he dicho mucho. Es suficiente.




enigma

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