Y de pronto, surge una situación límite que nos coloca en vilo, parecería que estamos al borde del precipicio, del desastre, de la ruina: y no vemos allí mismo la gran, la tal vez gigantesca oportunidad que se nos está abriendo.
Para no sentirnos viejos cuando no lo somos, para que el cansancio no nos rinda, para que la rutina no nos abrume más, para que las obligaciones contraídas dejen de ser ya y de tener ese peso que nos ha doblegado por tanto tiempo.
Quizás por vez primera en muchos años, podemos ser nosotros mismos, no para otros, sino para y por nosotros. Tal vez por primera vez podemos ver que se nos abre un panorama diferente y alcanzamos a otear el horizonte.
Quizás es también la primera ocasión en que intuyendo ese horizonte, podemos aspirar al infinito, a proyectarnos inmensamente, globalmente, a ser mucho más con nosotros mismos y por nosotros mismos, a soñar proyectos y hacerlos realidad. A fijarnos por nosotros mismos una tarea, una actividad lucrativa, una empresa, un emprendimiento personal que en parte sea y refleje lo que somos, y de lo que somos capaces, a cabalidad.
Busquemos pues una vida activa, una vida que no esté marcada por otros. Una vida cuyo reloj lo fijemos nosotros, y cuyo derrotero, decisiones en la marcha, posibilidades, perspectivas, contratos, establecimiento de vínculos y tareas, partan de nosotros mismos, para bien de muchos.
Una forma, después de todo, de recuperar lo que realmente somos, por y para nosotros mismos. Ya no más de otros, ya no más para otros. Es un volver a centrarnos en nuestra propia persona, y decidir qué queremos ser, qué deseamos y podemos hacer, hacia dónde queremos llegar, y cómo llegar a esa meta.
El desafío realmente a vivir, no a ser explotado y sometido para beneficio de otros, sin nunca poder levantar cabeza, sin nunca ser nosotros mismos, sin nunca ser nosotros nuestros presidentes de directorio, gerentes, mandos medios, jefes. Es poder decir ¡basta! a un pasado que nos consumió lo mejor de nosotros, de nuestro talento, de nuestras energías y capacidades, para desde ahora volcarlas enteramente en nosotros mismos.
Explotar en beneficio propio todas las conexiones que a lo largo del tiempo hemos podido establecer. Aprovechar toda la experiencia adquirida en nuestra tarea, y toda la maduración que hemos tenido en la misma, para vocarla en la forma en que nosotros decidamos sea más conveniente y provechosa.
Usar de todas las herramientas a nuestro alcance, y de toda la tecnología que viene a nuestra ayuda, para lograr el objetivo que nos podamos trazar. y lanzarnos a la aventura medida, calculada, razonada, planificada, de una labor por y para nosotros mismos. Una tarea en la que seamos independientes, y en la que podamos elaborar buenos productos que luego podremos colocar a terceros.
La vida muchas veces pone a prueba nuestra resiliencia, nuestra flexibilidad y capacidad de adaptación, y nuestra decisión firme, sólida y entusiasta, de salir adelante, de realizarnos plenamente, siendo y haciendo lo que sabemos y somos.
El empleo que hoy tengamos no es la cúspide ni lo único.La vida no se termina si dejamos lo que estamos haciendo, para abordar algo diferente. El mundo de hoy nos abre múltiples posibilidades de encontrar un lugar especial, en el cual tengamos cabida en forma exclusiva, o casi única, y diferente, haciendo lo que nadie más o casi nadie puede hacer.
Con firmeza y perseverancia, estemos abiertos a cambiar, a iniciar algo nuevo, por y para nosotros mismos.
¡Es la aurora de un nuevo amanecer! Vivámoslo con fé. El Ser en Sí jamás nos abandona.
Ernesto Cortázar interpreta "Aurora"
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
No comments:
Post a Comment