Y nunca màs cierto. Es aquello de ser amigo en las buenas y en las malas.
Es tambièn extender siempre una carta de crèdito, de confianza al amigo, entenderle, llegar a explorar sus sentimientos, saber de su lealtad, de cuànto nos quiere y aprecia, y valorar adecuadamente todo eso.
La misma amistad requiere una reciprocidad de conducta y proceder. Un respeto mutuo, confidencialidad, y seguridad de que el amigo no nos va a fallar.
¡Què belleza es pues la amistad! Muchas veces me han leìdo que he escrito cosas sobre la amistad. Y las seguirè escribiendo. Es que muchas veces los amigos y amigas estàn màs cerca de nuestro corazòn que algunos miembros de la familia misma.
¡Què maravillosa simbiosis la que se da entre amigos! què entendimiento aùn sin palabras, y què honda comprensiòn de los mutuos sentimientos.
Por eso, nunca dejarè de alabar la amistad, y nunca dejarè de ser amigo de nadie que quiera ser verdaderamente mi amigo/a y se comporte como tal.
Recordarè a mis lectores que los amigos se quieren bien, se desean lo mejor, se sostienen mutuamente, se facilitan cosas si tienen como hacerlo, sobrellevan sus sufrimientos, y disfrutan sus alegrìas. Los amigos nunca fallan, se tratan bien, consideran, respetan. Un amigo jamàs va a hablar ni a pensar mal de otro amigo.
Al contrario, un amigo defenderà con capa y espada, a su amistad, y se solidarizarà cuando la misma fuese atacada.
Eso es una amistad bien entendida, y a ella estoy comprometido de por vida con quienes son mis amistades, a quienes tengo reservado un lugar especial en mi corazòn.
enigma
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