Pero "Discepolín", como le llamaban cariñosamente sus amigos, fue gran autor de letras de tangos y milongas. Y entre ellas, una cantada por los mejores intérpretes de todos los tiempos, es el tango "Cambalache."
Porque describe muy bien la realidad de un Siglo XX "cambalache, problemático y febril", donde los valores están descaecidos, donde "vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos", donde "todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor." Y todos esos déficits del siglo pasado se han trasladado --aún agravados-- a este Siglo XXI.
Es en ese tango que Discepolo comienza por afirmar que "el mundo fue y será una porquería".
No es una filosofía derrotista, sino radicalmente realista.
Es un bisturí incisivo que deja al desnudo una realidad oculta para las inmensas masas que pueblan el planeta, y que son llevadas a vivir, a creer y a pensar según lo que los círculos del poder quieren, para su propio provecho y beneficio.
El mundo es una gigantesca mentira, un entramado extremadamente complejo donde se dan cita por igual intereses, ambiciones, luchas por el poder, corrupción, pero por sobre todo, el control.
Y así se fabrican reiteradamente mentiras. Cantidad de indolentes, irresponsables e incapaces salvan el pellejo, porque metidos en un esquema de poder, son protegidos cuando cometen gravísimos errores.
Se juega siempre con un maniqueísmo. De un lado los malos del otro los buenos. Y los malos van variando de turno según convenga a quienes controlan el planeta desde el secreto.
Se propician artificialmente guerras, se invaden países, se atacan naciones impunemente sin que haya sanciones, sin que se sufran las consecuencias. Y sobrarán los que justifiquen semejantes acciones, porque son parte del engranaje que se pone en marcha cada vez que hay que defender lo indefendible.
Y así va esta especie humana...derechito al matadero. Derechito a autoaniquilarse como especie.
Pero ese estupendo tango Cambalache, dice más. Discepolo denuncia: "Si es lo mismo el que labura noche y dia, como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o esta fuera de la ley."
Por esta mismísima realidad, en muchos planos y aspectos de las relaciones humanas, ya sea en el personal o en el institucional, lo primero es saber quién es quién.
Y conocer adecuadamente a una persona. No juzgar livianamente, ni presuponer cosas, a favor o en contra. Indagar, investigar, averiguar, tener información precisa y documentada. Sólo así es posible saber con quién está tratando uno. Sólo así es posible establecer confianza.
Es menester recordar el viejo dicho de que "Las apariencias engañan", y engañan en ambos sentidos, positiva o negativamente. Alguien de quien sospechamos cosas resulta ser una gran persona, y alguien a quien teníamos en un pedestal, se desmorona estrepitosamente.
También es cierto aquello de que "no sólo hay que parecer, sino ser". Si se da una imagen, si se proyecta una imagen, hay que responder auténticamente a la misma.
Y eso demanda algo fundamental: coherencia.
Es el reverso de "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago". Se trata por el contrario de decir lo que se hace y hacer lo que se dice.
En el fondo, se trata de una cuestión de identidad. Quién es quién. Quién eres verdaderamente tú. Quién realmente soy yo.
Los antiguos griegos tenían una premisa fundamental: "gnósete seautón", o sea, "conócete a ti mismo/a".
Cuando se obra con sinceridad, cuando uno ciertamente se conoce, uno puede dar razón y responder por cada acción cometida, por cada actitud asumida.
Y eso es lo que importa y vale: ser auténticos/as.
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***cambalache es un lugar de compraventa de cosas de escaso valor, las que generalmente se presentan todas apiladas y entreveradas.enigma
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