Tuesday, May 7, 2013

Cuando el amor toca nuestras vidas...


Siempe he sostenido que el amor es el sentimiento positivo más portentoso que el ser humano puede desarrollar.

Es justamente el amor lo que nos diferencia del resto de las especies del reino animal.

El amor es esa fuerza que nos lleva a darnos enteros, cuanto somos y tenemos en beneficio del ser que amamos.

El amor jamás se puede explicar racionalmente.  No hay razón para el amor, el amor es la razón.

Amar nos lleva a entregar lo mejor de nosotros para envolver al ser amado en el perfume humano de nuestro querer, para hacerle sentir que es la razón de nuestra existencia, de nuestro vivir cotidiano, quien nos anima y nos impulsa.

Amar nos conduce a adorar y venerar a ese ser que llena nuestro corazón. A sentir que le queremos permanentemente y le necesitamos diariamente con nosotros.

El amor lleva al inevitable encuentro de la pareja. 

El amor conlleva de suyo el romance y la pasión. Si éstos están ausentes, no hay amor.

Mirarse a los ojos, sentir ese embelezo que ejerce una enorme atracción, absorberse en un beso prolongado y hundirse en un abrazo apretado, sentir el calor de la piel y la forma de los cuerpos, es también parte intrínseca del romance, la línea vital de los enamorados.

El amor de la pareja es completo y total, no hay limitaciones ni restricciones. No hay excusas ni peros.

El amor implica darse, sacrificarse, luchar, reir y a veces también llorar.

Pero por sobre todo el amor conduce a convivir juntos en armonía, en entendimiento, en comprensión, en diálogo fecundo, en compartir ideas, proyectos, sentimientos, presente y futuro. 

El amor sublima toda diferencia. No toma en cuenta errores, equivocaciones, defectos, agravios, sino que los supera con ternura y los cubre con un manto de olvido, de perdón.

El amor busca y necesita al otro ser. Le quiere suyo, permanentemente, de por vida.

Pero sólo es posible que el  amor se desarrolle en una pareja compatible. De nada sirve que una de las partes busque comunicarse, sea romántica y apasionada, si la otra parte no dialoga, se encierra en si misma, no escucha ni habla, es indolente, y es incapaz de vivir el romance y hacer lugar a la pasión.

Entonces la convivencia se transforma en una cuestión de costumbre o de conveniencia por algún motivo, y si hay hijos, éstos son usados como excusa para prolongar una situación de todo punto de vista insostenible.

Es querer mantener una entelequia, una especia de pareja virtual, muy alejada de una realidad concreta.

El amor también significa cosas muy prácticas en la convivencia, porque hay que hacerse cargo de la vestimenta, el transporte, el alimento, la educación, la salud, el entretenimiento y la expansión. 

Amor también significa ir juntos de compras, lavar o planchar ropa, cocinar, limpiar la casa, lavar el auto, cargarle gasolina, trasladar a la persona amada, y tantas otras cosas sencillas pero que adquieren importancia vital. 

Son los pequeños actos que nutren la cotidianidad, vivida en felicidad cuando la pareja goza de estar juntos y de hacer todas esas cosas entre ambos. 

Y amar también es el esparcimiento de la playa, el bosque, la montaña o el parque, el teatro, la música o el cine, y viajar, conocer otras tierras y gentes, costumbres y culturas.

Vivir intensamente el amor implica entonces  elegir adecuadamente la pareja. Desarrollar una total confianza y respeto entre ambas partes. 

Si esto no se da, si esto no funciona así, si hay discusiones, si existe un drama callado que se sobrelleva permanentemente por una de las partes, si no hay diálogo, si no hay placer, si no se vive romance y pasión, entonces pierde total sentido pretender seguir juntos cuando nada les une más que la costumbre.

Esa es una lánguida forma de salvar una apariencia vacía de contenido.

Es una forma de irse muriendo de a poco. De no ser, de ir dejando a jirones cada día, la personalidad propia.

Amiga, amigo: si el amor llama a tu puerta, déjalo entrar en tu vida. No le niegues el paso.  Y una vez adentro, hazle tu huésped para siempre.

Vive feliz, ten gozo en tu existencia, vive a plenitud. Haz que cada día sea un nuevo motivo de placer. 

En el amor hay salud.  

En la falta de amor, hay enfermedad y muerte.

¡Escoge la vida!

 enigma

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