Siempe he sostenido
que el amor es el sentimiento positivo más portentoso que el ser humano puede
desarrollar.
Es justamente el amor
lo que nos diferencia del resto de las especies del reino animal.
El amor es esa fuerza
que nos lleva a darnos enteros, cuanto somos y tenemos en beneficio del ser que
amamos.
El amor jamás se
puede explicar racionalmente. No hay
razón para el amor, el amor es la razón.
Amar nos lleva a
entregar lo mejor de nosotros para envolver al ser amado en el perfume humano
de nuestro querer, para hacerle sentir que es la razón de nuestra existencia,
de nuestro vivir cotidiano, quien nos anima y nos impulsa.
Amar nos conduce a
adorar y venerar a ese ser que llena nuestro corazón. A sentir que le queremos
permanentemente y le necesitamos diariamente con nosotros.
El amor lleva al
inevitable encuentro de la pareja.
El amor conlleva de
suyo el romance y la pasión. Si éstos están ausentes, no hay amor.
Mirarse a los ojos, sentir ese embelezo que ejerce una enorme atracción, absorberse en un beso prolongado y hundirse en un abrazo apretado, sentir el calor de la piel y la forma de los cuerpos, es también parte intrínseca del romance, la línea vital de los enamorados.
El amor de la pareja
es completo y total, no hay limitaciones ni restricciones. No hay excusas ni
peros.
El amor implica
darse, sacrificarse, luchar, reir y a veces también llorar.
Pero por sobre todo
el amor conduce a convivir juntos en armonía, en entendimiento, en comprensión,
en diálogo fecundo, en compartir ideas, proyectos, sentimientos, presente y
futuro.
El amor sublima toda
diferencia. No toma en cuenta errores, equivocaciones, defectos, agravios, sino
que los supera con ternura y los cubre con un manto de olvido, de perdón.
El amor busca y
necesita al otro ser. Le quiere suyo, permanentemente, de por vida.
Pero sólo es posible
que el amor se desarrolle en una pareja
compatible. De nada sirve que una de las partes busque comunicarse, sea romántica
y apasionada, si la otra parte no dialoga, se encierra en si misma, no escucha
ni habla, es indolente, y es incapaz de vivir el romance y hacer lugar a la
pasión.
Entonces la
convivencia se transforma en una cuestión de costumbre o de conveniencia por
algún motivo, y si hay hijos, éstos son usados como excusa para prolongar una
situación de todo punto de vista insostenible.
Es querer mantener
una entelequia, una especia de pareja virtual, muy alejada de una realidad
concreta.
El amor también
significa cosas muy prácticas en la convivencia, porque hay que hacerse cargo
de la vestimenta, el transporte, el alimento, la educación, la salud, el
entretenimiento y la expansión.
Amor también significa ir juntos de compras,
lavar o planchar ropa, cocinar, limpiar la casa, lavar el auto, cargarle
gasolina, trasladar a la persona amada, y tantas otras cosas sencillas pero que
adquieren importancia vital.
Son los pequeños
actos que nutren la cotidianidad, vivida en felicidad cuando la pareja goza de
estar juntos y de hacer todas esas cosas entre ambos.
Y amar también es el
esparcimiento de la playa, el bosque, la montaña o el parque, el teatro, la
música o el cine, y viajar, conocer otras tierras y gentes, costumbres y
culturas.
Vivir intensamente el
amor implica entonces elegir
adecuadamente la pareja. Desarrollar una total confianza y respeto entre ambas
partes.
Si esto no se da, si
esto no funciona así, si hay discusiones, si existe un drama callado que se
sobrelleva permanentemente por una de las partes, si no hay diálogo, si no hay
placer, si no se vive romance y pasión, entonces pierde total sentido pretender
seguir juntos cuando nada les une más que la costumbre.
Esa es una lánguida
forma de salvar una apariencia vacía de contenido.
Es una forma de irse
muriendo de a poco. De no ser, de ir dejando a jirones cada día, la
personalidad propia.
Amiga, amigo: si el
amor llama a tu puerta, déjalo entrar en tu vida. No le niegues el paso. Y una vez adentro, hazle tu huésped para
siempre.
Vive feliz, ten gozo
en tu existencia, vive a plenitud. Haz que cada día sea un nuevo motivo de
placer.
En el amor hay
salud.
En la falta de amor,
hay enfermedad y muerte.
¡Escoge la vida!
enigma
Textos protegidos por derechos de autor
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