El primero es estar enamorado del amor. Es reconocer que el amor es la expresión máxima del ser humano, no hay nada superior que podamos desarrollar como no sea el amor mismo.
Cuando amamos el amor como valor en sí, estamos realmente en condiciones de amar hermosa y profundamente a alguien.
El segundo paso es el encuentro. Un encuentro que --si no es buscado-- tanto mejor. Surge espontáneamente, se da sin haberlo planificado ni pensado. Dios pone en contacto a dos personas que jamás se conocieron antes, y de pronto, surge una empatía entre ambas, despierta un interés mutuo por conocerse mejor, y a medida que transcurre el tiempo y se van conociendo mejor, surge entre ellas la dulzura del romance, y se van profundizando los sentimientos, hasta llegar al amor mismo.
El tercer paso es concretar esos sentimientos tan intensos en una relación seria, responsable y permanente. Si todo el camino está despejado, a ella se llega, ya sea como unión libre, viviendo como pareja simplemente, o yendo al matrimonio y formalizando dicha unión con un contrato legal que protege a la pareja y garantiza a las partes ciertos derechos a la par que establece ciertas obligaciones.
El cuarto paso ocurre cuando el camino no está despejado y hay escollos insalvables o insuperables, que no se pueden soslayar. Entonces el caballero del amor, da un paso al costado, deja que la situación dada continúe, y finaliza la relación potencial que tenía con la novel pareja. Ya sea quedando como un buen y fiel amigo, o retirándose por completo y no sabiendo nunca más de la persona en cuestión.
Pero en el cuarto paso, la decisión no es unilateral, sino que tiene que ser de ambos. Analizar todo lo que hay en el entorno de la potencial relación de ambos, concluir su inviabilidad, y decidir si continuar como amigos, o desconocerse totalmente.
Las más de las veces, perdura una amistad sincera, grata, y firme, que continúa a lo largo del tiempo como tal, y que por cierto brinda paz interior y a la vez un agradable sabor a lo dignamente humano que tenemos en cada uno de nosotros.
enigma
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