PREOCUPACIÓN POR EL OTRO

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Siempre ensalzaré al amor como la más excelso de los sentimientos que el ser humano puede generar en sí mismo y dar a otros.

Y no me refiero al amor de pareja, sino al amor en general, al que nos motiva y lleva a ser solidarios. Al que no nos deja tranquilos cuando un ser a quien no conocemos, o bien conocemos y queremos, está en situación dificil, en necesidad, en angustia, enfermedad, o dolor del alma.

Por eso hoy quiero brevemente referirme al alto significado que como una expresión concreta de ese amor generoso, de ese amor compasivo, tiene la preocupación por otros/as.

Yo soy conciente de mis propias limitaciones, pero también de cuánto me doy en bien de otros/as.  Siempre allí, pronto a acudir en ayuda, en consejo, en proveer de lo que se me pide o hace falta. En ser sostén --aún a distancia y a través del correo electrónico, chats, o por teléfono-- de personas que buscan comunicarse, que sienten la necesidad de hacerlo, que procuran respaldarse en uno, y de quienes yo también recibo apoyo, respaldo, consuelo, aliento.

Lo hago --como corresponde-- porque me surge del corazón, lo hago desinteresadamente, sin esperar nada a cambio, como esas personas lo hacen conmigo.

Desde quien me envía tres o cuatro cartas por día, a quien esporádicamente sostiene un breve chat, que en términos concretos conlleva el  mensaje implícito de "te tengo presente, no me olvido de ti", a quien diariamente se comunica por teléfono y a veces más de una vez en una jornada.

De quien sabiendo que he estado a la búsqueda de trabajo, me ha provisto del mismo --si bien es algo circunstancial, pero que puede volverse a repetir en cualquier momento-- y entre tanto hace que ocupe útilmente mis horas, que gane algo, y por sobre todo, que valore lo que una auténtica amistad significa.

Lo que hoy estoy haciendo, puede servir de buen antecedente para el futuro inmediato, y para ser conocido en mi labor, lo cual puede tener repercusiones inimaginables.

La preocupación por el otro o la otra, es un signo claro de solidaridad, y obviamente, de amistad, de afecto, de cariño. Pero sobre todo, es un signo de auténtica humanidad. Un signo de ese amor al que me refiero al inicio de este artículo.

Yo lo valoro enormemente, en lo que recibo, y me siento feliz en lo que doy.

 enigma

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