La juventud no es un tiempo
de la vida, es
un estado del espíritu.
Miguel Alemán Valdés
Hay personas que se quedan en la superficie. Que miden la juventud por los años de una persona, sin reparar en la presencia de la misma, en su vitalidad, en su dinámica, en su acción, en la enjundia de su pensamiento, en la fuerza de su voluntad, y en la potencia de su amor.
Bien lo dijo el ex-presidente mexicanao Miguel Alemán Valdés: la juventud es un estado del espíritu.
Y ello es perfectamente comprobable: hay jóvenes que son viejos, que se han anquilosado, que no dan nada a la sociedad en que viven, como no sea problemas. Que no tienen ánimo ni para trabajar, que la vida pasa por ellos pero ellos no viven la vida. Se autolimitan a sus grupos, se marginan, marchitan, y mueren cuando podrían tener décadas por vivir.
Cuando por el contrario, ese "estado del espíritu" anida en una persona, su edad cronológica es lo que menos cuenta. No sólo porque su ímpetu natural le va a llevar a que su físico se conserve en mejores condiciones, su piel esté lisa y no ajada, sus ojos miren fuerte y no con un mirar opaco o perdido, su voz resuene clara y firme, y no débil y temblorosa,y su existencia toda marcará la dinámica de su presencia.
Se busca vivir, y vivir intensamente. Se tienen fuerzas físicas pero sobre todo, fuerzas anímicas.
Y esas fuerzas anímicas, esas ganas de vivir, esa afán por lo nuevo, esa pasión en el amor, se ven incrementadas cuando en lugar de estar rodeado de gente mayor, la persona se ve acompañada por individualidades más jóvenes.
Y cuando el trato puede ser de "tú" e igualitario, donde no se está haciendo concesión a ninguna diferencia etaria, la juventud de espíritu que la persona posee, se ve refrendada y fortalecida por una realidad, que se le trasvasa, que se le transfiere, y que le vivifica.
¿Qué, si uno puede ser descrito de esta manera?:
Con la autoestima muy
alta,
eres bueno y apasionado,
sencillo y sensible...
nunca dejas de sorprenderte por
esas pequeñas cosas de la vida...
y además, ¡las describes tan bien!...
sí, tu tienes el alma de hierro...
eres maleable e invencible...
indispensable en esta tierra...
honrado y derecho...
un hombre valiente...
nunca conocí tanta fuerza y carácter
tantas ganas de vivir y ser feliz
eres inagotable, sensible, y muy afortunado...
eres bueno y apasionado,
sencillo y sensible...
nunca dejas de sorprenderte por
esas pequeñas cosas de la vida...
y además, ¡las describes tan bien!...
sí, tu tienes el alma de hierro...
eres maleable e invencible...
indispensable en esta tierra...
honrado y derecho...
un hombre valiente...
nunca conocí tanta fuerza y carácter
tantas ganas de vivir y ser feliz
eres inagotable, sensible, y muy afortunado...
Sí, de eso se trata, de co-participar en un ambiente, y de convivir con gente de menos años que uno. Porque eso contribuye de múltiples maneras, psicológicamente, anímicamente, espiritualmente y biológicamente, a mantenerse joven.
Claro que alguien podría decirme: pero si eso es válido para otras personas, no van a buscar estar contigo que tienes más edad que ellas.
El tema es que la juventud se lleva en el espíritu. Y cuando uno actúa y siente como joven, también es capaz de derramar esa juventud y transferirla a otros. Es algo recíproco, un quid pro quo, un toma y daca.
Reitero, la juventud, "es un estado del espíritu", una cosa es ser cronológicmente joven, otra cosa es sentirse vitalmente joven. Y esta última es la que cuenta.
¡Felices aquellos y aquellas que lo pueden hacer realidad!
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