Y para ello, cuanto menos tengamos necesidad de visitar al médico mejor, y cuantas menos sustancias introduzcamos a nuestros organismos por vía de tabletas, píldoras, comprimidos, etc. tanto mejor.
Estar saludable es la forma natural, correcta y adecuada de existir.
Por supuesto que hay factores genéticos, factores ambientales y factores anímicos que pueden desarrollar en nosotros enfermedades.
Pero, nadie puede discutir que en cuanto de nosotros dependa, desarrollar actividades al aire libre, deportes, gimnasia, alimentación adecuada, dormir bien, evitar excesos de toda índole, y relacionarnos en paz con nuestros congéneres, son bases sólidas en las cuales podemos afianzar nuestra salud.
La salud pues, es un estado psico-físico-anímico de equilibrio propio y de armonía con todo el entorno.
El estrés, la mala alimentación, la falta de sueño, las relaciones humanas tensas o rotas, la angustia, la depresión, pueden seriamente afectarnos a nivel del corazón o la presión arterial.
Es lógico entonces que procuremos tener --en cuanto de nosotros dependa-- relaciones fluidas y no controversiales con todos con quienes sea posible, y evitar confrontaciones inútiles e inadecuadas.
Nuestra psique, nuestro espíritu, tienen que estar lozanos, fuertes, generando en nosotros un estado de armonía.
No es ningún descubrimiento, que la música ayuda enormemente a crear estados de ánimo de reposo, de paz interior, de liberación de tensiones. Música que es capaz de transportarnos, de sacarnos de la cotidianidad, y que podemos disfrutar en el silencio de lanoche, en nuestra habitación. Si se desea, con auriculares.
Por otra parte, hemos de desarrollar vibraciones vitales que lleguen a otros en una mirada de afecto, en un gesto de empatía, en un estrechar de manos o un abrazo, en una comunicación fluida, siempre en búsqueda de entendimiento y del placer de disfrutar un vínculo de paz.
También debemos aprender a no guardar en nosotros enojo, rencor, deseo de revancha o aún peor de venganza. Todo eso destruye nuestras mismas células, genera malos humores, que terminan en enfermedades y en algunas que son mortíferas.
Por eso, la palabra clave para la preservación de la salud en forma natural es: equilibrio.
Es inevitable que alguna vez en nuestra existencia tengamos que recurrir a médicos. Es inevitable que el desgaste del organismo, la pérdida paulatina de algunas facultades, o accidentes, nos obliguen a someternos a cirugías, etc.
Pero en todo cuanto dependa de nosotros, cuidémonos de la forma adecuada, mantengamos nuestro equilibrio con la biósfera, y con la antropósfera (el ámbito de la vinculación humana), de modo de conservar y mantenernos en salud.
¡Felicidades!
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