Thursday, July 9, 2009

LA INTENCIONALIDAD


En Derecho Penal el crimen aparece agravado por el factor intencionalidad.

¿Existió o no la intención de cometer lo que a la postre resultó un acto criminal?

¿Hubo planificación o premeditación del delito, o fue un suceso que ocurrió imprevistamente, o inesperadamente, fruto de circunstancias, o de la pasión del momento?

De ahí que se habla de delito culposo (donde no hubo planificación, ni premeditación, ni intención), y delito doloso, donde concurre de suyo todo lo anterior.

En otros órdenes de la vida, que entran dentro del Derecho Civil, la cuestión es totalmente diferente.

La vida requiere fijarse metas, tener propósitos, delinear objetivos.
Eso no se hace impremeditadamente. Eso se hace pensando, planeando, y allí claramente aparece el imprescindible factor de la intencionalidad.

Si me interesa ir al cine, tengo que tener toda la intencionalidad de hacerlo y todo el propósito de llegar en hora para ver la película que he elegido.

El objetivo marca nuestro ritmo y los pasos a dar.

Hay a veces objetivos del momento, están los a corto plazo, y los de mediano y largo plazo.

Los economistas saben muy bien de esto cuando trazan sus planes para instituciones o países.

En otros órdenes de la vida también se trazan planes inmediatos, a corto, mediano o largo plazo.

Pero para que se cumplan, ha de existir la intención de que ello ocurra, y salvo los inmediatos, todos los otros reclaman de un propósito perseguido con tesón, con ganas, con gusto, ¿por qué no?

Nadie pues tiene que sorprenderse cuando llegado el momento ciertas cosas ocurren.

No ocurren sólo porque existiera la intencionalidad de que ocurrieran. Suceden porque se ha dado una suma de factores que han determinado que así pase.

Tampoco es necesario tomar a nadie por sorpresa, en el momento adecuado las cosas pueden anunciarse. Por ejemplo: se va a estrenar un filme, va a aparecer en plaza un libro, habrá un concierto en el teatro o el estadio, etc.

Ese factor de intencionalidad es después de todo clave para que ciertas cosas ocurran.

Como he escrito anteriormente, saber esperar, implica no una actitud pasiva, sino muy activa.

Y parte de esa actitud activa en procura de aquello que se anhela, ha de estar signada por la intencionalidad que pongamos para que lo que deseamos que ocurra, se dé.

Esa intencionalidad tiene en cierta medida un carácter preparatorio. Son los pasos, las acciones que emprendemos para hacer algo posible.

Si no acometemos nunca las tales acciones, estamos automáticamente difiriendo cada vez más nuestro objetivo, postergándolo, posponiéndolo.

Cuando hay verdadero interés en lograr algo, ponemos no sólo toda nuestra intención, sino también toda nuestra voluntad y acción para hacerlo viable, posible.

Es, después de todo, una consecuencia pragmática de la intencionalidad.

¿Habían pensado ustedes en esto, amigas y amigos lectores?



enigma

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