A LAS AMIGAS Y AMIGOS

Ayer nomás escribí que me sentía solo, conmigo, con mi soledad.
Que era una soledad del alma y del corazón.

Y no mentí. No lo hago. No va conmigo.

Pero tal vez exageré sin querer, fruto de un momentito en mi existencia.
Casi enseguida de poner mi escrito en el blog, recibí justas recriminaciones.

Especialmente porque desde el 22 de Junio, he retornado a una actividad que me ocupara por años, y ha sido muy feliz el reencuentro con quienes durante años compartieran 8 horas diarias conmigo.

Ellos felices de que he retornado, y yo feliz de estar activo, ocupado en algo que vale la pena y con lo que me siento “como pez en el agua”. Feliz también del reencuentro.

Pero hay nuevos rostros y personalidades que aún tengo para conocer, nuevas amistades a hacer.

Y por supuesto, a nivel internacional hay una cantidad de amigas y amigos que amo mucho, que están siempre presentes, y que son como mi constelación. Amigos en Argentina, Brasil, España, Francia, Italia, México y Uruguay, más los de aqui en Estados Unidos.

Nadie piense que son muchos, pero…¡son buenos!

Con ellos y por ellos también me siento feliz. Y ciertamente les doy las gracias a cada uno por quererme como soy, por soportarme a veces, por escucharme atentamente otras, por valorarme, tanto como les valoro y escucho a ellos.

Desde ese punto de vista, me siento muy bien acompañado. Y son ellas y ellos los que constituyen mi presente, y constituirán con más gravitación, tal vez, mi futuro cercano.

Son quienes llegado el momento me tendrán que comprender, entender, y darme su respaldo. Pero cuento con ello, desde ya.

Mientras tanto, agradezco a quienes me regañaron por decir que me sentia tan solo. Tienen razón.

Y tal vez por ese regaño, hoy me siento mucho más pleno y mucho mejor.

Después de todo, los amigos auténticos y sinceros tienen que ser así. No todas las veces han de ser palabras de aliento, de elogio o de reconocimiento. A veces justamente, la mejor palabra es la que nos hace reflexionar, ver donde hemos fallado, ver nuestras equivocaciones, nuestros apresuramientos, nuestras fallas.

Después de todo, todos estamos amparados en el hecho básico de que somos humanos, y por lo tanto, todos y cada uno de nosotros, falibles.

Asi que amigas y amigos: gracias, de todo corazón.



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